28 horas

...Cuidad de México...

...17 febrero, 2017....

Adán se encontraba en su oficina revisando algunos documentos, está mañana madrugó un poco más ya que asistiría a una junta con un inversionista Franco-Aleman, aunque su compañía mantenía inversiones y ventas estables contaba con problemas de adaptación y aprobación en el mercado extranjero, por ello se atrevía a apostar a expandir sus terrenos y que mejor que asociandose con personas extranjeras.

Sus ojos y presencia estaban en aquellos documentos, en aquella oficina pero sus pensamientos se encontraban con la chica rubia que debía llamar esposa.

Dejo los documentos sobre el escritorio, estaba frustrado y comenzó a masajear suavemente el puente de su nariz, esto le producía un poco de placer, de tranquilidad. Pero con el masaje no logro disipar su estado de ánimo, no era imbécil presentía que algo se le estaba saliendo de las manos

Si algo realmente le sacaba de quicio es que la gente no siguiera sus órdenes tal cual él las indicara. Un día anterior le ordenó al ama de llaves que le informará en cuanto llegara su esposa, no obstante ya habían transcurrido 28 horas y aún no obtenía noticias.

Dariana siempre fue una mujer sumisa, seguía cada orden que daba Adán sin rechistar ni titubear, pero ahora algo cambio. Al despertar en su cama ella no estaba y el desayuno lo encargo al ama de llaves. Desde que él tiene memoria cada que pisa ese Pent House su desayuno es puesto por la rubia

Pero no tenía porqué preocuparse, él la abandonaba en aquel Pent House y siempre que regresaba ella estaba ahí con los brazos abiertos para recibirlo. Dariana le acepto desprecios, golpes, insultos... bueno hasta a su mejor amiga de amante y jamás replicó ni mencionó palabra alguna... hasta a noche.

Él comenzaba a recordar parte de la madrugada, recuerda que ella le menciono a su amante y a él se le filtro la información de que sería padre fuera del matrimonio.

»¡Pero que sinvergüenza eres, ella no debió enterarse de ello!« pensaba, seguía masajeando el puente de su nariz hasta que fue interrumpido.

Elena (Secretaria): Buen día señor Catalán, en la sala de juntas le espera el inversionista.

Adán: Ofrecerle algo de beber, en cinco minutos me reúno. Antes de nada comunícame con mi esposa.

Elena afirmó con la cabeza y salió a su escritorio dejando a Adán en su oficina.

Por el contrario él caminaba de un lado a otro esperando la llamada.

»Desde hoy vuelvo a mandar seguridad a esa mujer, no debo descuidarla hasta que el patrimonio que le heredó su madre le sea entregado, así me divorciaré y le quitaré todos sus bienes para casarme con Montserrat«.

El teléfono de su oficina sonó, ante esto Esbozo una amplia sonrisa y respondió

Adán:¿Dónde te metiste?, ¿Con quién estabas?. Más te vale que no me estés poniendo los cachos si no conocerás de lo que soy capaz.

Elena: (Nerviosa) Lo, lo siento señor Catalán pero su esposa no responde en el móvil, lo marca como fuera de servicio y en su hogar no se encuentra, me informó la señora que atiende a su esposa que ella no puso un pie desde el día de ayer

Adán colgó con rabia el teléfono, ante las palabras de Elena sus ojos se pusieron rojos, inyectados de ira.

Deseaba reprender a la mujer que tenía el título de esposa, pero en ese momento no podía. Asistiría a la junta con el inversionista, así le daría tiempo a Dariana de llegar al Pent House.

Adán:( hablándole al vacío). Te enseñaré que es coger de verdad, maldita golfa.

Aliso la parte superior de su traje, Inhaló fuertemente y se dirigió a la sala de juntas.

...Lille France...

Dariana se encontraba recostada en la cama de su habitación, tenía los ojos cristalizados, lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.

Dedujo que se encontraba completamente sola en la vida, su padre no la quería, su esposo la aborrecía a tal grado de sentir asco, el único ser que la amo ya no estaba con vida y aún más, su hijo decidió no nacer, quizá son cosas del destino pero creía que el pequeño bebé había decidido no tener una madre como ella.

Dariana ya había tomado la decisión, después de hacerle justicia a su madre se quitaría la vida para que sus restos descansaran en el mismo panteón que sus seres queridos. Ese era el único pensamiento de consuelo, el único que le hacía despertar y luchar día a día, el único por el cual soportaba la miserable vida que su esposo le daba.

Y es que sería fácil acabar con su vida ahora mismo, pero no podía darse por vencida ahora que estaba completamente decidida en encontrar al desgraciado que mató a golpes a su madre. Intuía de una persona, Franco, pues cuando ella vivía en la villa Lefebvre junto con sus padres estos siempre discutían o mejor dicho Franco gritaba y daba órdenes mientras Aura obedecía y acataba cada una.

Ella deducía que el culpable era su padre, por ello le tenía tanto rencor. No obstante las investigaciones arrojaron que se trataba de otra persona. Pero ella no era imbécil, conocía que su padre podía pagar cualquier suma de dinero con tal de salirse con la suya.

Lágrimas comenzaron a caer por su rostro, ya no aguantaba más está situación, quizá si no se hubiera sumido en la depresión por más de dos años ella ya conocería el rostro del culpable del crimen. Sin embargo sabía que era muy débil, que jamás lo lograría pero una luz en su camino apareció, el abogado John Faure. Este era intimo amigo de su madre, él le hablo a cerca de la posibilidad de encontrar al culpable, que si ella quería él podría ayudarle y claramente no se negó.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***