Bienvenida A Los 40
La habitación estaba oscura quizás por el invierno o por las cortinas negras que cubría la ventana, Ana había desactivado su alarma después de todo no todos los días se cumplen 40 años, cuando de repente se rompe el silencio con el " Ring - Ring " de su teléfono, Ana hace una mueca de disgusto cubriéndose la cabeza con la almohada pero el teléfono no paraba de sonar, estira su mano hasta la mesa que estaba junto a ella toma su celular para ver en su pantalla "Número Desconocido" sin pensarlo simplemente desliza hacia el botón rojo y decide volver a dormir pero nuevamente "Ring Ring" entra una llamada insistente.
–¿Es en serio? –.
Dice en voz alta con cierto tono de molestia.
– Ahora lo que falta es que sea número equivocado –.
Pensó Ana y decide contestar.
– ¿Hola? –.
Responde sin mostrar ninguna emoción, mientras que del otro lado se oye una voz masculina gruesa.
– ¡Feliz Cumpleaños! –.
Esa voz hizo que inmediatamente el sueño se disipara, Ana sostenía el teléfono con su mano temblorosa
– Gracias –.
Fue lo único que ella pudo decir en ese momento mientras queda totalmente paralizada escuchando el "tu - tu - tu" que indicaba claramente que la llamada había terminado, pasó mucho tiempo allí acostada mirando hacia ningún lugar y con la mente en blanco, sacudió su cabeza y se dirige hacía el baño para tomar su ducha caliente; rápidamente el vapor cubrió toda la habitación, la cabina del baño era de espejos, Ana dibuja con su dedo una "S" que rápidamente es borrada con las gotas de la regadera cuando de repente suena nuevamente su celular, cierra rápidamente la regadera y temblando mira en su pantalla un nombre conocido.
– Hola Carlos –.
Sin dudar responde Ana.
– ¿Cómo está la cumpleañera más bella del mundo? Hoy sin duda te espera un día de muchas sorpresas –.
Dice Carlos de forma cariñosa.
– Pero cuéntame ¿Dónde estás? Fui a buscarte a tu oficina en la clínica y no estabas.
– ¡No me lo creerías! –.
Responde Ana con mucha picardía.
– Lo único que no podría creerte es que estás aún en tu casa.
– ¡Exacto! –.
Suelta la risa como si fuese una niña a quien acaban de descubrir en su picardía.
– ¡Ana! Tenemos la cirugía de las siameses a la 2 y la junta con los inversionistas en 2 horas.
En ese momento Ana mira la pantalla de su teléfono y ve con asombro el mismo número que la despertó.
– ¡Descuida Carlos llegó en una hora debo colgar–.
Sin dudar responde la llamada entrante y con voz temblorosa dice:
–¿Sebastián eres tú? –.
Pero el silencio era quien respondía su pregunta solo se podía escuchar la respiración del otro lado de la línea, como si solo quisiera escuchar la voz de Ana.
– ¿Hola? ¿Estás ahí? ¿Me escuchas? ¿En verdad eres tú? –.
Ana no paraba de hacer preguntas mientras una risa se oye al decir.
– Mi niña vas a recibir tu regalo número 1 en este momento disfrútalo –.
– Sebas…–.
Antes de que pudiese Ana terminar de pronunciar su nombre la llamada había terminado, realmente estaba desconcertada.
–¿Estaré soñando? –.
Pensó por un momento cuando de repente el sonido del timbre de su apartamento la sacó de sus pensamientos, sonaba como mucha insistencia
–¿Será? —.
Pensó Ana y recordó lo que acababa de escuchar en la llamada, su dormitorio estaba en el segundo piso del Penthouse así que bajó rápidamente las escaleras mientras el timbre no paraba de sonar, la puerta parecía pesar una tonelada o quizás era que Ana no dejaba de temblar, así que respira profundo y abre la puerta, para solo ver una rosa roja en el tapete sale y comienza a mirar hacía los lados como buscando alguna respuesta o a alguien es especial.
– ¡Qué lindo atuendo vecina! –.
Dice Ricardo sin poderle quitar la mirada de encima, en verdad desde hace 5 años que estaba enamorado de ella pero nunca se había atrevido a decirle nada.
– ¡Te puedes resfriar doc! –.
Insiste Ricardo al ver qué Ana no le presta atención.
–¿Te pasa Algo? –.
Toca el hombro de Ana y se da cuenta que está helada y es hasta ese momento que ella se da cuenta que no está ahí sola.
– Hola Ricardo disculpa no te había visto.
– ¡Descuida! Se te cayó tu rosa –.
Sin pensarlo Ricardo recoge la rosa sin darse cuenta que Ana hacía lo mismo en el mismo momento y así por primera vez quedaron tan cerca y de frente que se podía sentir la respiración del otro.
– ¿Tienes los ojos azules? –.
Le preguntó Ana.
– ¡Así es! –.
Le respondió Ricardo quien en realidad ni prestó atención a lo que le decía en ese momento estaba esforzándose por no robarle un beso a Ana nunca la había tenido ¡Tan cerca!
– ¡Son lindos! Con razón tienes a todas en el edificio locas detrás de ti–.
Toma la flor de sus manos y se levanta. El rostro de Ricardo cambia de forma inmediata y muestra una seriedad que poco era común en él mientras se coloca de pie.
– ¡Eso dicen! –.
Respondió fríamente.
– ¿Pero no tantos como tú? que ¡hasta rosas te traen a casa! –.
En ese momento Ana recordó todo lo que había pasado en la mañana, la llamada que la despertó y la voz que se parecía tanto a la de S… y solo entonces se dio cuenta que estaba con su toalla roja y se sintió apenada frente a Ricardo.
--Disculpa debo entrar.
– ¡Claro! Solo venía a desearte un ¡feliz Cumpleaños! De haber sabido que te gustaban las rosas te hubiese traído más de una sin dudar pero te traje este obsequio si quieres espero acá afuera mientras te cambias para poder dártelo.
– ¡Pasa! Yo bajo en seguida.
Ana sube a cambiarse, y Ricardo se sienta en el sofá y abre la caja de su regalo
– ¿Le gustará? ¿Pensará que es muy exagerado? –.
Se repetía Ricardo en voz baja mientras observaba la dedicatoria labrada en oro al fino reloj que estaba en una caja de terciopelo azul.
– ¡Rick en la nevera hay jugo de naranja y tengo una rebanada de ese pastel de fresas que tanto te gusta! si quieres puedes servirte ya estoy terminando de secar mí cabello –.
Le dice Ana desde el segundo piso a lo que Ricardo sonríe y recuerda el día que se conocieron. Ana entraba a la joyería de su familia estaba vestida con un vestido negro que realzaba su bella figura y una chaqueta blanca su cabello negro perfectamente recogido y en sus manos un pastel de fresas envuelto como un regalo, al verla entrar se apresuró atenderla le hizo una seña a la ejecutiva del mostrador quien se extraño al ver qué el Sr.Kresh en persona atendería a una cliente esa mañana, Ana estaba distraída viendo los relojes cuando una voz dulce le dice:
– ¿Sabías que un reloj no solo nos dice la hora? –.
Ana con curiosidad y su risa particular le dice al vendedor.
– ¿Qué más le puede decir?
- ¡Uff! Casi todo, es algo así como una bola de cristal.
– Y entonces yo ¿en vez de una joyería entre a un circo? –.
Y continúa con su risa, Ricardo realmente estaba enamorándose de esa risa.
– ¿No me crees? Te enseño; si escoges este de la correa negra me diría que eres una persona tímida que no le gusta llamar la atención pero si escoges el de perlas–.
Le interrumpe Ana sin poder aguantar la risa.
– Te diría que no tengo con que pagar un reloj así –.
Mientras los dos entran en risas todas las ejecutivas se quedan viendo a ese par, pero poco le importaba a Ricardo eso.
– ¿Cuál te gusta?
– ¿Dígame usted sr mago?
– Creo que el más adecuado para ti es este –.
Mientras sacaba de la vitrina un reloj de plata con correa labrada y en su interior se podía ver claramente los números y la mecánica del reloj. ¡Realmente era una joya hermosa! Pero Ana en ese momento no pudo llevárselo, se disculpó con el vendedor y salió inmediatamente. Ricardo en ese momento no entendía qué sucedía pero corrió detrás de ella.
– ¡Señorita disculpe dejó su pastel! –.
Sin embargo Ana no pudo oírlo porque ya había tomado un taxi, para su sorpresa en la caja estaba su nombre, teléfono y dirección con una dedicatoria "para mí mejor amiga" en su cumpleaños por lo que tomó su carro y fue a llevárselo tocó el timbre y la encontró llorando, Ana se asustó al ver el vendedor en la puerta de su casa, ese día lo invitó a entrar y fue la única persona con quién compartió su cumpleaños 35 desde entonces Ricardo amaba el pastel de fresas.
– ¡Rick se me hizo tarde! ¿Me puedes llevar al hospital? Mí carro sigue en el taller en una hora tengo una junta importante–.
La voz de Ana hizo que Ricardo dejara de navegar en sus recuerdos, sonríe y le dice.
– Antes toma, ¡feliz cumpleaños! –
Ricardo y Ana eran mejores amigos él sabía muy bien los justos de ella y en especial el amor por los relojes, cuando Ana vio la caja le dice en forma de sarcasmo.
– ¿Por fin te decidiste a pedirme matrimonio? –.
Ambos se ríen y así Ricardo disimula lo rojo que se puso.
– ¡Rick no es demasiado! ¿Este era el reloj de tu mamá? Estuve en la fiesta cuando tu abuela le dijo que era una reliquia familiar ¿Estás loco?
– ¡Ella ya no está! lo sabes, y sé cuánto te gustó además mamá no hubiese querido que nadie más lo tuviese sino tú y lo sabes bien ¡ven déjame y te lo pongo!
El reloj se abría y era como un relicario.
– Actualice la foto –.
En un lado estaba Ana con la mamá de Ricardo y en la otra ellos dos. Ana lo abraza fuerte y le dice al oído.
– ¡Gracias, Es el mejor regalo de todos! Sabes cuánto llegue a querer a tu mamá–.
Estaban abrazados y tan cerca que Ricardo podía oler la fragancia de sus cabellos.
– Ella ¡Te amaba! Siempre me dijo que eras como una hija.
– Si me decía que éramos unos buenos hermanitos –.
Nuevamente Ricardo se enoja sin que Ana se diese cuenta, ella se quita su reloj para usar su regalo; Ricardo sonríe al verla comportarse como una niña, y le ayuda. Ana ve la hora y comienza apresurarse sin darse cuenta que el reloj tenía una dedicatoria. Toma de la mano a su amigo y bajan en el ascensor privado Ricardo lleva a Ana hasta su trabajo y se despiden.
– Rick, la fiesta es a las 8 ¿Vienes verdad?
– ¡No me la perdería!
– Milena estará feliz de verte me tiene loca preguntándome por ti, ¡Deberías prestarle más atención!
– ¡Voy por ti a la fiesta! no lo olvides.
– Rick –.
"Ring, Ring" nuevamente el teléfono de Ana suena, otra vez en su pantalla decía "Número Desconocido"
– ¡Tengo que irme! –.
Sale del auto y responde la llamada.
– hola, hola, ¡Hola! –.
En ese momento se abre el ascensor frente Ana
– Hola –.
Responde desde adentro y ella cae desmayada.
Ricardo estaba viendo desde lejos y corre desesperado al ver a Ana caída en los brazos de un desconocido y en la puerta del ascensor pero antes de que pudiese llegar dónde estaban ellos el desconocido tomó Ana en sus brazos y subió de nuevo al ascensor .
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Comments
Johanna Rojas
Hay una trama un no se que, que invita a seguir. jjjjjj.... Digame si era que lo creia en otro plano.
2024-02-21
3
brenda smith orozco
con mucha curiosidad de seguir leyendo /Grin/
2024-02-15
1
Cecilia Zambrano
muy interesante la novela
2022-04-17
1