Hace dos meses que me vine de la cuidad, decidí instalarme en Montería, para buscar un empleo y comenzar a estudiar. Desde que llegué no he parado de hablar con Max, estamos tan lejos, pero más cerca que nunca, le he contado casi todo mi pasado y todos los planes que tengo, de verdad quiero darme una oportunidad con él y lo estoy pensando muy seriamente, mucho más después de haber cerrado una puerta que seguía abierta después de tantos años.
Antes de viajar a Montería
Diciembre fue espectacular, nos reunimos con todos mis primos, jugamos, charlamos, paseamos, fue un fin de año maravilloso, necesitaba todo esto.
Llegó el mes de Enero y con él, el festival de La Gloria, hace mucho no asistía así que quise irme dos noches al municipio para poder divertirme un poco, me puse de acuerdo con mi primo Alberto, para hacer el recorrido juntos y no paré de reír con sus ocurrencias, era sábado, penúltimo dia del festival y las calles estaban a reventar, parece que cada año vienen más personas de afuera a ver el espectáculo de cuadros vivos.
Esa noche me despedí de Alberto porque él debía tomar turno en el trabajo y me regresé a casa de mis tíos, donde me estaba quedando.
Al llegar comencé a conversar con Max y nos despedimos entrada la madrugada.
El domingo mi hermanita me llamó, mi mamá había estado con fiebre la noche anterior por lo que tuve que regresar al pueblo, no podría quedarme a la última noche del festival.
Esa noche, tipo 10, recibí un mensaje desde el celular de mi prima Carmen, hola Lia soy Felipe, estoy al lado sur de la tarima, me dijeron que estás aquí, llega, quiero verte.
El corazón se me quería salir del pecho, era él, mi ex, me pedía vernos.
Respondí al mensaje diciendo que ya no me encontraba en La Gloria y la verdad no sé si alcanzó a verlo, me lamenté por no estar allí esa noche y al tiempo agradecí al cielo no haber estado, porque no sé cual habría sido mi reacción al verlo.
La última vez que lo vi, yo iba en un bus de transporte público, sabía que había regresado a la cuidad y había prometido escribirme para vernos cuando llegara, pero nunca lo hizo, lo vi parado en una acera, se acomodaba los botones de su camisa, unos segundos nada más y mi corazón se aceleró.
Felipe, aún guardo cosas en mi corazón que me atan a ti?
El lunes por la noche, busqué la forma de escribirle por instagram, le hice saber que me había regresado a casa por la fiebre de mi mamá y le pregunté para qué quería verme, no sé que respuesta buscaba o esperaba recibir, pero la que me dio me puso los pies en la tierra.
- Y para qué me buscabas?
- Nada solo para saludar, me habían dicho que estabas allí y quise verte.
- Vale y cuando te regresas a España?
- Dentro de pocos días, primero haré un recorrido aquí en Colombia y regreso después.
- Que te vaya bien Felipe, un gusto saludarte
- Igual reina linda
Todavía me llama reina. Al final, solo quería saludar y ya pronto se marcha, no le volveré a hablar.
Necesitaba cerrar esa puerta al pasado y enfocarme en lo que ahora estaba pasando en mi vida.
Llegué a casa y por última vez, luego de 5 años de haber terminado con Felipe, volví a llorar por él, le pedí a Dios que borrara cualquier huella que aún quedaba en mi corazón y decidí avanzar y abrirme a la persona que ahora estaba tratando de conquistarme.
Devuelta a la conversación con Max
-Si me gustaría verte, nos están pasando cosas y sería bueno vernos cara a cara y saber como va todo
- Si quieres que vaya, iré
Me emocioné al saber que vendría, pero a la vez fui tan incrédula como el discípulo de Jesús, hasta no verlo acá no lo creo.
El viajaba todos los fines de semana a sus clases de la maestría, me dijo que aprovecharía la excusa de ese viaje para irse a Montería, en vez de ir a clases, estaría conmigo el fin de semana, no quería que sus papás supieran que iría a verme, no por lo pronto.
Llegó el día y fui a recogerlo a la terminal, la incrédula recibió un "mete tu dedo en mi llaga", ahí estaba él, con un pequeño morral donde llevaba su portátil y otro un poco más grande con algo de ropa, los nervios me mataban, pero tenía que ser fuerte.
Nos dimos un abrazo y lo llevé al hotel, escogí un lugar que quedaba cerca de donde yo me estaba quedando, lo ayudé a instalarse y pasamos la tarde charlando, esperé a que terminara unos pendientes de sus estudios, tirada en la cama, lo veía con sus gafas, serio, concentrado sentado en un sofá que estaba al frente de la cama, de verdad no podía creer que estuviéramos allí los dos, solos, en un cuarto de hotel, no podía creer que había viajado tan lejos, solo para verme.
Cuando terminó, se acostó a mi lado, y yo parecía que había corrido una maratón, el corazón se me quería salir del pecho, nos miramos a los ojos, me tomó de la mano.
- Que bueno verte, creíste que no vendría?
- La verdad no imaginé que lo harías, no te creí capaz, pero claro, si antes me extrañabas, imagino que ya no podías más después de salir conmigo.
Sonrío
- Pues ya lo vez, aquí me tienes, yo siempre cumplo mi palabra.
Me propuso salir a comer algo, así que salimos del hotel y nos dirigimos a un centro comercial que quedaba cerca, después de hablar y comer algo, regresamos y nos despedimos en la entrada del hotel, al día siguiente nos veríamos temprano para salir a explorar un poco la cuidad antes de que se marchara.
Llegué a casa y no daba con todo lo que estaba pasando, tantas emociones me tenían abrumada, tomé un baño y me acosté.
Al dia siguiente me levanté muy temprano, soy la puntualidad hecha persona y a las 7 de la mañana ya estaba en el hotel, toqué la puerta y él no salía, pensé que seguiría durmiendo, pero no, esperé un par de minutos para volver a tocar y de repente la puerta se abrió.
- Buenos días, me estaba duchando, quieres pasar?
- Buenos días, no, mejor te espero afuera, me avisas cuando estés listo.
No sé como caminé hasta el lobby del hotel, me temblaban las piernas y mi cara parecía un tomate, este hombre me abrió la puerta, con tan solo una toalla enrollada en su cintura, su torso estaba mojado y esas góticas de agua me hicieron agua la boca, se veía tan delicioso, no había notado que va al Gym, sus brazos se veían fuertes y musculosos, su pecho, su adomen marcado, ¡oh por Dios! claro que me dieron ganas de entrar y disfrutar otro momento más de esa vista, pero esperé afuera a que estuviera vestido.
Cuando entré en la habitación, sonaba algo de música desde su computador, nos acostamos en la cama uno al lado del otro, de frente, yo puse una almohada en el medio como si quisera protegerme y hablamos de cosas que ahora no recuerdo, pero entre charla y risa, mirarnos a los ojos, estar cerca y volver a ver esos labios, yo me perdí, no pude más, me acerqué un poco, puse una mano en su rostro y lo besé, al principio estaba un poco sorprendido de que yo hubiera tomado la iniciativa, pero correspondió a mi beso, un beso inocente, un primer beso, con los nervios y toda la emoción del mundo a flote, fue perfecto.
- Esto está bien? me dijo
- Shhh no digas nada, y lo volví a besar.
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