Narra Max
Es sábado por la mañana, como cada semana me dirijo al voluntariado que realizo con los jóvenes del barrio.
Al llegar, me pidieron dirigirme a ellos y darles algunas construcciones, cuando estaba por terminar, la veo cruzar la puerta, allí estaba ella, era Lia, sé su nombre y sé que no sabe quién soy, me pierdo por un momento en mi discurso, retomo, termino y respiro profundo, esta es mi oportunidad de hablarle, la he visto tantas veces y siempre me cautiva su sencillez, tiene una belleza natural, su piel blanca, ojos grandes y expresivos, su cabello castaño y liso es perfecto, necesito aprovechar para acercarme, pensé.
Tomé valor y crucé el salón, llegué hasta donde estaba y la saludé.
- Hola, que bueno que estás aquí, nos hacías falta
- Como así? es la primera vez que vengo.
Bingo, logré que se sonríera, pensé.
- Que bueno que hayas venido, espero verte más seguido
- Vale, gracias!
Después de ese primer encuentro, le volví a escribir pasada una semana, era una mujer sociable y abierta, de eso no tenía duda, era fácil conversar y reír con ella, para mi sorpresa mi táctica para pedir su número funcionó y me lo dio, le escribí por WhatsApp al día siguiente para que guardara mi número y eso fue todo.
Mi vida básicamente es trabajar y estudiar, soy profesor de biología en una escuela privada y actualmente viajo todos los fines de semana, hago una maestría en otra cuidad y me la paso agotado, por lo que mis ratos libres son básicamente las horas en las que la gente normal ya duerme.
Le escribía a Lia esporádicamente, comencé a notar que no le agradaba mucho que le escribiera tarde de la noche, le expliqué las razones, pero aún así para ella era extraño y la entendía, no nos conocíamos lo suficiente, pero siempre que intentaba acercarme más, invitarla a salir para conocernos mejor, me rechazaba, a veces nos encontrábamos por casualidad, teníamos amigos en común y yo aprovechaba para hablarle, pero comencé a notarla distante y uno de nuestros amigos me dijo que ella estaba hablando con alguien más y no tenía interés en mí por lo que me rendí, traté hablarle a otras chicas pero al final nada me salía bien.
Me dediqué aún más a mi trabajo y mis estudios, pensando que el amor llegaría cuando fuera el tiempo y por esas casualidades de la vida, la volví a ver en la calle un domingo y recordé lo mucho que me llamaba la atención, así que al día siguiente, con mi dignidad aún intacta, le volví a escribir.
- Hola como estás?
- Hola bien y tú?
- Te vi ayer, me dio gusto verte, aunque no alcancé a saludarte
- Ok
Sigue cortante conmigo.
Traté de hacerle conversación y se soltó un poco más así que decidí invitarla a comer algo, tardo en responderme, pero para mi sorpresa, después de 2 años de insistir, esta vez no recibi un no como respuesta.
- Está bien, nos vemos el sábado, pero no iremos a comer, mejor vamos por un helado, cerca de mi casa hay una heladería.
- Perfecto, como quieras, te veo entonces
Llegué puntual, porque no podía darme el lujo de llegar tarde a mi primera cita con la chica a la que le había estado pidiendo salir por tanto tiempo, llevaba unos jeans rotos a la rodilla, una blusa negra básica y una prenda encima de color azul que llegaba hasta sus pies, se veía hermosa.
Llegamos a la heladería y si bien no habíamos cruzado muchas palabras ya me estaba dañando la noche.
- Me iré de la cuidad, regreso a mi pueblo, para estar con mi familia
Me hundí lentamente en la silla, estaba decidido a acercarme nuevamente y ella se va, el destino me juega una mala pasada.
Esa noche hablamos un poco sobre su estado, se veía que de verdad no estaba bien emocionalmente y entendí un poco que quisiera estar con su familia, había pasado por muchas cosas en poco tiempo.
Como sabía que se iría, quise invitarla una vez más a salir, la invité al cine y ella aceptó, no quería involucrarme porque sabía que no la volvería a ver, pero también deseaba aprovechar el tiempo que me quedaba para compartir con ella.
Estaba nervioso cuando nos encontramos, tenía un vestido blanco que le llegaba por encima de la rodilla y su cabello suelto muy bien peinado. Desde entonces no quise verla con otra cosa que no fuera vestidos, es una reina.
Esa noche no terminó como esperaba, intenté besarla antes de bajar del taxi cuando la llevé a casa pero ella me rechazó, no la entendía, ella fue quién me tomó de la mano, podía sentir la atracción entre los dos, pero al final me dejo con el deseo de besar sus labios, me sentía confundido, le avisé que había llegado bien y acordamos no involucrarnos demás. Me dormí, quería soñar que la besaba.
No esperé que nos volvieramos a ver, pero dos días antes de su viaje me pidió que fueramos a playa, esta era una cita de otro nivel, porque pasaríamos todo el día juntos, la vería con poca ropa y menos arreglada, la vería tal cual es, nunca se maquilla demasiado y la verdad no lo necesita, pero moría de ganas por pasar el día solos.
Ni hablar vale la pena de como fue todo, solo diré que al final del día, me gustaba más y estaba más confundido que antes, me dijo en mi cara que no se veía conmigo cuando estabamos en la playa, pero al despedirnos la abracé y no me quería soltar, sentir su cuerpo tan cerca, su corazón latir con fuerza y que me halla pedido que no quitara mi mano de su cintura, me dejó paralizado, le dije que no iría a despedirla al día siguiente, pero al día siguiente ahí estaba yo, la recogí en su casa junto a otra amiga que la fue a despedir y la llevamos a la terminal de transporte
Me fui triste a casa, la mujer que me gustó por 2 años había aceptado salir conmigo 2 semanas antes de irse definitivamente de la cuidad, porqué no la busqué antes?
Esa noche, después de haber hablado con ella un par de veces durante su viaje, me envió un mensaje que me hizo pensar bien en todo lo que estaba pasando.
- Te extraño
Pasaron unos días y ella decidió irse a la cuidad más cercana a vivir donde unos primos, su plan era buscar trabajo y talvez estudiar, quería comenzar de nuevo y lo estaba intentando de verdad, hablábamos todos los dias y al estar en la capital ya podíamos hablar mejor. En eso llegaron las vacaciones de mitad de año y como pasaba más tiempo libre, hablaba con ella a toda hora, nos daba la madrugada hablando por chat, me contaba todo lo que hacía, así conocí parte de su pasado y tantas cosas más, lo que pasó después no lo esperaba, una pregunta que me movió el piso y la tenía a kilómetros de distancia.
- Cuando vienes a verme?
- De verdad quieres que vaya?
- La verdad sí me gustaría, creo que debemos vernos, esto que nos está pasando es real, estamos sintiendo cosas y será bueno vernos cara a cara para saber como va todo
- Si quieres que vaya, iré
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