El olor de la colonia del hombre es insoportable, es una mezcla de almizcle y malva, algo muy fuerte en comparación con mi chico.
Pone el arreglo de flores encima de una especie de butaca larga dejando ver el perfil de su rostro, inmediatamente ubico de quién se trata.
Lágrimas comienzan a correr por mis mejillas, es un alivio ver un rostro conocido... aunque pensándolo detenidamente no es una persona totalmente cercana.
—Creo que es hora de tomar un descanso— dijo hablándole a los agentes de seguridad. — Uno de ustedes quédese vigilando afuera, los demás lleven a la linda Edith al restaurante de arriba a degustar cualquier cosa... informen que van por mi parte para que lo carguen a la cuenta—
Los hombres asintieron con la cabeza y salieron de la habitación... Edith permaneció estática en su lugar.
—¿Algo ocurre señorita? — pregunto el hombre a Edith.
—No, solo observaba a la señorita Velarde... — cabizbaja camino hasta la puerta, tomo el pomo y volteo a verme. Yo la seguía con la mirada en busca de respuestas —Señor... ella puede comunicarse con usted por medio de un teclado de móvil— Al decir esto palideció y salió a toda prisa.
El hombre camino con pasos lentos hasta un sillón de cuero marrón dándome la espalda y dejando la posibilidad de confirmar de quién se trataba. Lentamente se sentó en el sillón y me miró directamente a los ojos... Pude confirmarlo era él, el profesor Bouchain.
—Te preguntarás qué hago aquí, ¿No es así?— dijo mirándome con sus ojos verdes penetrantes.
Yo solo asentí con un parpadeo.
—Bien, vamos a aclarar las cosas como se deben— Del bolsillo de su saco tomo su móvil y lo puso frente a mi mano derecha — Vamos a intentar lo que la linda Edith dijo... escribe lo que quieras—
Con los dedos temblorosos escribí mi primer palabra.
...”mamá”...
—¿Tú mamá?, ¿Quieres saber de tu mamá?— yo asentí con un parpadeo — Ella no se ha parado aquí, está en casa con su amante disfrutando de las sábanas.... digamos que sabe que estás aquí pero no quiere venir a verte—
Las palabras del profesor eran desgarradoras para mí, confirmaron que a mi madre le valgo un pepino.
......”¿usted... aquí?”......
—¿Qué hago yo aquí?,— asentí con un parpadeo. — Digamos que yo te he cuidado desde el día que llegaste a este hospital. Me he encargado de tus gastos y comodidades—
Odiaba estar en esta situación, tenía tantas preguntas que hacer... quería obtener muchas respuestas.
...”¿Porqué?”...
—¿Porque?... ¿Porqué hago esto?— yo asentí nuevamente. El suspiro, se alejo y comenzó a caminar por la habitación.— Es simple Alessia... me gusta cuidar de las personas, en particular las que amo... Entiendo perfectamente que tú no sabías nada a cerca de mi, solo que era un profesor.
De antemano te pido disculpas por lo que te hicieron mis hombres, por su culpa tú estás aquí... en esta camilla. Pero si te consuela quiero que sepas que se encuentran tres metros bajo tierra, yo no permito ni un error dentro de mi organización.—
»¿Porqué me cuida a mi?, ¿Yo importante para él?, Solo era su alumna y de eso estamos hablando que ocurrió hace tiempo.« pensaba para mí misma.
Él regreso a mi lado colocando el móvil nuevamente.
...”De que habla?”...
Estas palabras me costaron más tiempo escribirlas, tanto que acabe agotada. Jamás pensé que una simple acción podría costar tanto esfuerzo.
—¡Creo que no me haz entendido!, seré más explícito.— , se sentó a mi lado y acaricio mi mejilla. —Alessia Velarde, yo soy él... él chico que se va a casar contigo—
Abrí los ojos como platos, no pude impedir que ellos comenzarán a derramar agua por mis mejillas...
Y pensar que por un momento me alegré de verlo, pensé que él venía solo como visitante
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Comments
Irma Rocha Cruz
uyuyuyy.... qué fuerte.....
2024-05-17
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