No abro los ojos pero estoy conciente, me invaden varios olores... cloro, antiséptico y medicamentos.
»¿Que sucedió?, ¿Dónde estoy?« pienso
Me punza la cabeza al grado de sentir náuseas, no obstante el estómago no tiene nada que arrojar, está vacío; los ruidos que hace me lo indican.
Deseo abrir los ojos pero estos no responden, pareciera que están pegados con algún material sumamente resistente. Pongo empeño en hacerlo pero todo es inútil.
Trato de percibir el ambiente con el tacto, debajo de mi se siente una tela algo aspera. Me empeño en mover mis manos, sin embargo un dolor ensordecedor se apodera de mi.... sin dudarlo estoy molida, tengo que quedarme quieta.
Pongo mucho esfuerzo en recordar los acontecimientos pasados, poco a poco logro hacerlo.
»Alguien mando darme una paliza... el rostro de los hombres trajeados no los recuerdo, solo el de Antonia.
¿Quién será el si vergüenza que me hizo esto?... «En él primero que pienso es Eder.
»¿Porqué el estúpido me dijo que me daba hasta el siguiente día?, claramente mintió... es su naturaleza«
”Cumple con el trato y yo con el mío”
Recordé las palabras exactas de Eder, él me quería en la casa de mi madre a primera hora y no estoy ahí.
»Él no cumplirá con la parte del trato« Digo abriendo los ojos de un golpe.
Logro ver una habitación blanca que por un momento me hace pensar que estoy en el cielo, sin embargo descarto la idea por que según dicen, ahí no se siente dolor y a mi pareciera que me pasó un Bulldozer por encima.
Poco a poco mis ojos se van acostumbrando a la luz dejando que vislumbre lo que me rodea. Efectivamente, la habitación es blanca con tonalidades verdes... son dudarlo es la habitación de un hospital
*Bip... bip... bip..*
Suena las máquinas que tengo conectadas al cuerpo. Las ubico a la perfección claramente por la profesión que estudie.
Son tres máquinas; un monitor de signos vitales, la máquina de ECG y el sistema de ultrasonido de diagnóstico.
Mis lágrimas recorren el costado de mis ojos, me siento impotente al estar aquí, con máquinas adheridas a mi cuerpo adolorido e inútil. Y no puedo hacer nada para impedir que él estúpido de Eder le haga daño a Nathaniell...
Me invade la impotencia, quiero erguirme y salir de aquí... pongo todo el empeño pero apenas y logro despegar mis manos escasos milímetros de la camilla. Mi respiración se empieza a entrecortar, por lo que jadeo en busca de oxígeno pero este no llega a mi...
Escucho el monitor de signos vitales timbrar fuertemente lo que provoca que llegue a la desesperación.
De pronto una enfermera chiquita, flaquita y morena entra vestida con su pulcro uniforme blanco a auxiliarme, comienza a revisar el monitor y pone muy mala cara.
Yo quiero pronunciar palabra pero no puedo la garganta me duele horrores...
—Doctor Gálvez... Doctor Gálvez, Tengo un código azúl. Repito, tengo un código azúl— dice la enfermera para afuera de la habitación.
Mis ojos se empiezan a debilitar más y siento que ya no puedo seguir viviendo en este mundo.
»Nathaniell espero algún día puedas perdonarme y ojalá siempre que pienses en mi lo hagas con una sonrisa en el rostro« pienso antes de perder el conocimiento.
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Comments
Irma Rocha Cruz
qué terrible situación.....
2024-05-17
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