Ambos quedaron perplejos con la reacción de Sofia.
Como se atreve pensaba en su interior Fernando, una niña, malcriada, seguramente será de una familia adinerada, por sus ínfulas, pero de ser así que estaría haciendo en un trabajo de medio tiempo, y con poca remuneración se cuestionaba
- Bueno, dada las circunstancias, yo me retiro, pero para que estés al tanto nada más pequeña, mi nombre es Fernando Ojeda, ¡Vamos ¡ordeno a su hermano
- No sean impulsivos reprendió Ignacio con una sonrisa, aquí estamos personas civilizadas tratando de llegar a un acuerdo, que por cierto en muy favorable para usted señorita Gutiérrez, no debería de tomarlo a la ligera.
- Entiendo su punto, pero reitero, no estoy buscando ninguna compensación o algo parecido, una vez más, agradezco su preocupación joven.
- Llámeme Ignacio, no tiene porque ser tan cortante, espero llegar a conocerla mejor, y poder ser grandes amigos en breve, hizo un ademan como para saludarla y acercarse pero se detuvo en el camino, no era el momento oportuno, al menos lea el documento y firme si esta de acuerdo, coloco levemente la carpeta sobre la pierna de Sonia, mañana estaremos aquí para saber su decisión, en cuanto a su familia, aquí tiene mi celular, te lo dejo así podrá contactar con ellos, nos retiramos, siéntase a gusto hasta entonces, dio por terminada la charla, estiro el brazo llevando consigo al hermano, y salieron de la sala.
- Par de …. Piensan que por tener algo mas de dinero que yo, no tenia idea de cuanto era la diferencia, al abonar los gaatos hospitalarios era obvio que tenian mas que ella, podrán tomar decisiones por mí, no se saldrán con la suya, además me siento bien, son unos puntos, ya tuve cortadas peores decía en vos alta, miro su rodilla, había una cicatriz medianamente grande, se había hecho un corte tras caer la muralla de hierro del vecino mientras jugaban al vóley, eso sucedió cuando tenia 10 años, seis años atrás, el de ahora, aunque doliera un poco le parecía nada en comparación con las demás .
Salió de los pensamientos en los que estaba para discar el número de su madre, debía onformar que se encontraba bien para no preocuparla, siquiera sabia que hora era, o cuanto tiempo estuvo durmiendo. Observo la pantalla del celular y ya estaban pasadas la 23:00 horas, todo ocurrió tan rápido.
- Hola mamá¡soy yo Sofia solo llamo para decirte que hoy no llegaré a casa, tuve un percance, estoy en el hospital, estoy bien, antes que pudiera decir más,
- ¿Qué?, cómo? Donde estas, que te sucedió?, envíame la dirección o al menos el nombre del hospital ahora voy.
- No ma, me encuentro bien, además están mis hermanos, ¿dónde los vas a dejar?
- No importa, tu salud es más importante
- Ya dije, estoy bien, mañana me dan el alta, es un rasguño mamá, hasta el trasero de una araña es mayor a la herida que tengo, río
- Bueno hija, envía la dirección, mañana iré a buscarte y veremos como pagar la estadía
- Ya todo está resuelto ma, descansa, besos de amor para ti y mis hermanitos.
- Besos hija, que Dios este contigo, dijo su madre despidiéndose
Sofia sabía que no estaría tranquila, además debía ver lo de su empleo, justificar su ausencia y tratar de seguir ahí, lo necesitaba, aunque dijera que estaba conforme, no era verdad, tenía compañeras buenas con ella, pero trabajaba muchas horas, apenas lograba estudiar, se puso a mirar las hojas que le había dejado Ignacio, será es buena idea?
En la casa apenas colgó el celular la madre, miró a los niños durmiendo plácidamente en la cama, eran 3 hermosos niños, sus tesoros, se esforzó para que llegaran a esta edad, tras el despido de su marido, tuvo que seguir trabajando para poder alimentarlos, al igual Sofia, ayudaba en los gastos de la casa, tenia un trabajo de medio tiempo en una restaurant de comidas internacionales donde se desempeñaba de auxiliar en la cocina, desde pequeña demostró amor a cocinar y la ayudaba con el almuerzo, tanto que apenas pudo y vio en letrero fue a ocupar el puesto a escondidas de ellos, lo descubrieron al poco tiempo, un día cuando trajo una bandeja llena de deliciosas pastas con albóndigas y un poco de dinero que recibió como primera paga, no deseaba ver a su hija con tanta responsabilidad, pero la enfermedad y posterior muerte repentina del marido a causa del infarto la obligo a aceptar, desde entonces ambas eran el sostén del hogar.
Debian enfrentar los gastos diarios, la educación de los dos mayores, Esteban de 11 años y Richard con 9, cursaban el quinto y tercer grado del nivel primario respectivamente, por último la menor Paola apenas cumpliría 5 en algunas semanas. Solo rogaba todo estuviera bien con Sofia, rogaba a Dios eso.
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