Asentí con la cabeza y salí del despacho con la tarjeta en la mano, llegué a mi habitación, me di un baño y me dormí.
Por la madrugada desperté llorando y gritando, hacia 1 semana que no me pasaba.
Tobías se despertó.
— Tranquila. — Me abrazó.
— Déjame sóla por favor.
— Ya hablamos de eso, no voy a dejar que duermas sóla.
— Entonces por lo menos no me toques. — Lo empujé. El me observó y el miedo se apoderó de mí.
— No me mires así. — Sus ojos se cristalizaron. O tal vez yo veía mal porque los míos eran los que estaban llorosos.
— Te juro que nunca volveré a tomarte a la fuerza. — Esas palabras me tranquilizaron un poco. Pero todavía desconfíe.
— ¿Hablas en serio?. — Sentí un alivió muy grande.
— Si. Te prometo que nunca lo haré. La próxima vez que estemos juntos será porqué tú también lo quieras.
Dudó que eso pasé. Nunca me entregaría a tí por mi propia voluntad. Sólo pensar en eso me da asco.
— Gracias. — Ojalá que cumpla su promesa.
A la mañana siguiente fuí al club ví a Vladimir.
— ¿Vas a ser mi entrenadora?. — Tenía una sonrisa hermosa.
— Lo siento, no puedo.
— ¿Porqué?, te prometo que aprenderé rápido y voy a ser un buen niño.
-- Se que eres muy listo, pero los adultos necesitamos ciertos requisitos para enseñarle a los pequeños y yo no cumplo con esos requisitos.
— ¿Y cuáles son esos requisitos?.
— No los entenderías.
— Pero si no eres mi entrenadora todavía podemos ser amigos ¿verdad?
— Claro que sí.
— Buenos días Raquel. — Me saludó Hernán.
— Buenos días.
— Papá ¿porque no haces una competencia con Raquel?
— No sé si ella acepte mi reto.
— ¿Prácticas equitación?
— Es mi deporte favorito.
Nunca lo hubiera imaginado. No parece el tipo de hombre que le guste ensuciarse la ropa.
— ¿Qué dices Raquel?, ¿una competencia?.
— Acepta, y si pierdes tendrás que ser mi entrenadora.
— Está bien.
Hernán fue a cambiarse, salió con ropa de montar y un caballo.
Yo ya tenía el mío.
Montamos y el abrió la competencia.
La verdad lo hacía muy bien, juraría que era profesional.
Cuando terminó se acerco a mi.
— ¿Crees que puedas superar eso?
— No te prometo nada pero trataré.
La gente se quedó observando alrededor de las barras de protección.
Sentí que estaba en una verdadera competencia y quise dar un buen espectáculo.
Empecé a saltar los obstáculos.
Cuando terminé la gente aplaudió.
El árbitro dijo que había ganado solo por 3 décimas.
— Eres una rival dura de vencer. — Me dijo cuando bajé del caballo y me paré cerca de él y su hijo.
— Vladimir nunca dijiste cuál sería mi premio si yo ganaba. — Le lancé una mirada de interrogación.
— Serás mi novia.
Hernán escucha y sonríe burlón.
Yo también porque eso fue divertido.
— Lo siento pero ya estoy casada. — Le enseñe mi anillo.
— Pero tú no eres feliz con ese hombre.
Su comentario me borró la sonrisa del rostro.
¿Cómo puede un niño de 7 años saber que yo no soy feliz?.
— Hijo no digas eso. — Su sonrisa también se borró y parecía que lo estaba reprendiendo.
— Perdón, necesito ir al tocador. — Salí de ahí y entre al baño.
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Comments
Rossi
se que es una novela pero, leo comentarios que se pasan "les hace falta comunicación " " ella no pone de su parte" etc. porque tendría que aceptar a su violador? porque aun cuando se casaron el ls violento.
2025-01-25
3
Cinzia Cantú
La verdad que en vez de ser un matrimonio es una cárcel
2025-02-16
0
Nena Bastida
El niño es inteligente
2025-03-30
0