En la noche Tobías regresa de su trabajo.
Raquel ya está dormida.
Tobías la mira, le acaricia su mejilla y le besa la frente.
— No sabes cuánto lo siento, me deje llevar por los celos. —Se mete a la cama y la abraza.
Por la madrugada Raquel habla entré su sueño.
— Por favor, Suéltame. — Se pone tensa y nerviosa, está reviviendo la escena que vivió la noche anterior.
— Raquel. — Le hablá Tobias. — Despierta.
— Déjame por favor. ¡DÉJAME!. — Grita fuerte y despierta de su sueño.
— Amor tranquila. Fue sólo una pesadilla.
Raquel tienen la respiración agitada, se calma poco a poco y al verlo se pone tensa de nuevo.
— Hoy fue una pesadilla, pero anoche no. Vete.
— Raquel...
— ¡VETE!, no soporto tenerte cerca. DÉJAME SÓLA.
— Amor...
— No me llames así. LÁRGATE.
El al verla tan mal se va, pero regresa cuando ella ya está dormida.
Todo se vuelve rutina, desayunan cada uno por su lado, el sale a trabajar, ella se encierra en su habitación, cuando el vuelve ya está dormida, y en las madrugadas despierta llorando y gritando.
A Pesar de eso Tobías sigue durmiendo con ella aunque sabe que en la madrugada lo va a correr.
Pasa 1 mes.
Raquel ha bajado mucho de peso.
— Vamos. — Le toma la mano e intenta levantarla de la cama.
— No iré. — Se queda acostada.
— Si no vas por las buenas te llevaré arrastrando.
— Inténtalo. — Tono retador.
Tobías la carga en sus brazos y la lleva al hospital, el doctor dice que Raquel estará bien pero necesita cuidar su alimentación.
Regresan a la villa. Raquel se mete a la cama de nuevo.
— Vamos a cenar. — Le toma la mano.
— No tengo hambre. — Se suelta y sigue acostada.
— ¿Quieres morirte acaso?, no oíste que debes cuidar tu alimentación. — Le grita cerca de su cara.
— Sí, si quiero morirme, odio estar aquí, odio estar contigo, odio haberte conocido, odio haberme casado contigo, y te od...
Tobías no la deja terminar, la besa bruscamente, ella lo aparta y le da una bofetada.
Tobías sale echo una furia, se pone a tomar como loco y regresa borracho a su habitación.
— ¿Sabes de qué me acabo de dar cuenta?.— Dice al sentarse en la cama.
— No, no lo sé. — Está envuelta con una sábana y sus ojos están cerrados.
— Sólo hemos estado juntos una vez. —La voltea para que lo vea a la cara.
Le quita la sábana, se pone encima de ella.
— No me hagas esto de nuevo por favor. — Llora a mares.
— Está vez no te va doler. Haré que lo disfrutes.
— No quiero. Suéltame. — Empieza a llorar.
A él poco le importan sus lágrimas, sólo quiere saciar su deseo y es lo que hace.
Una vez que termina se acuesta al lado de Raquel, ella todavía está llorando pero en silencio.
— No llores, estoy seguro de que está vez también te gustó. — Le da un beso en la frente.
Raquel no tiene el valor para hablar. Sólo se queda callada y le da la espalda.
A la mañana siguiente el la lleva de compras. Piensa que con eso puede hacerla feliz. Entran a una tienda de ropa.
Raquel mira a su alrededor.
— Elije todo lo que tú quieras. — Le dice tomándole la mano.
— Sólo quiero una cosa, ¿me la darás?. —Se suelta de su agarré.
— Pídelo y será tuyo.
— Quiero el divorcio, ¿cuando me lo darás?. —Lo mira con odio.
Tobías se enoja al escuchar sus palabras.
— Nunca, tu y yo estaremos juntos hasta que la muerte nos separe. — La toma de los hombros y la besa bruscamente.
Luego de unos minutos Raquel logra apartarlo, se abstiene de darle una cachetada solo porque hay gente alrededor.
— Entonces no quiero nada. — Sale de la tienda y entra al baño de mujeres, se queda ahí unos 15 minutos.
Al salir se encuentra con su esposo y camina delante de él hasta llegar al auto.
De camino a casa nadie dice nada. Al llegar Raquel se encierra en su habitación y Tobías se va al trabajo.
Durante los días siguiente todo empeora.
Mientras Raquel lo quiere lo más lejos posible el se niega a salirse de la habitación.
— Lárgate.
— No.
— Vete. ¿No te das cuenta de que me lástima tenerte cerca?
— Soy tu esposo. Mi lugar es aquí, a tú lado.
— Yo no te quiero a mi lado. Te quiero lejos. Lo más lejos que se pueda.
— Pues lo siento pero ya me cansé de tus berrinches. Te guste o no voy a dormir contigo.
— Te odió. No tienes idea de cuánto te odió.
Esas palabras se clavan en el corazón de Tobias cómo si fueran los cuchillos más afilados que existen.
— De alguna forma haré que me ames.
— Nunca te amaré. Ni siquiera podría llegar a quererte.
Tobias se enoja y la besa. Luego la tira sobre la cama y pone sus brazos sobre su cabeza. .
— Suéltame.
— ¿Nunca me amarás?, ¿estás segura?
Raquel entra en pánico, no quiere que el vuelva a tomarla a la fuerza.
— Por favor. No me hagas nada. Te lo suplico. Por favor.
— ¿Me vas amar?.
Raquel aprieta los dientes y agacha la mirada.
— Lo intentaré.
Tobias la suelta.
— Era la respuesta que yo quería. — Le da un beso en la frente y la abraza. Raquel no pone resistencia. El ya se calmó y no quiere provocarlo.
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Comments
Cinzia Cantú
Eso no es amor Tobias es un capricho de posesión, estás enfermo
2025-02-16
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Maigualida Ramirez
debería ganársela y ser más delicado
2025-01-28
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Nena Bastida
Esta tonto ese idiota o que
2025-03-30
0