Sujeto número cuatro

—¿Por qué tú no te presentas como el sujeto número cuatro?—

Gire la cabeza 90⁰ para averiguar quién había dicho la pregunta que yo formule.

Su rostro había madurado pero aún era completamente reconocible, además de que nadie en su vida podría olvidar aquellos ojos, los cuales siempre le comparaban con los de un gato montes.

Alexander se acercó a la banca, lazo su mochila en la mesa.

—¡Están haciendo trampa, el juego solo comienza cuando los cinco integrantes del equipo están presentes!— Pulso su móvil y enseño la pantalla a los chicos—Victoria número cuarenta y nueve. ¿Están listos para hacer el desembolso?— Su tono de superioridad me indico que seguía siento el mismo niño presumido de siempre.

Matthias se ajusto las gafas y agrego—Pues definitivamente Ethan, Fernando y yo tendremos que desembolsar, ya sea a Nate o a ti—

»Patético, juego de niños«.

Alexander, Ethan, Fernando y Matthias intercambiaban un sin fin de palabras, Nathaniell solo se limitaba a escuchar y sonreír.

Yo comenzaba a sentirme incomoda, los chicos me ignoraban por lo que no tenía nada que hacer ahí

Con premura introduje la libreta en el bolso y avalancé mi cuerpo con el fin de incorporarme y poder salir corriendo, pero una fuerte opresión en el muslo me hizo aterrizar con fuerza nuevamente sobre la banca.

Al bajar la vista me encontré que la mano de Nathaniell estaba sosteniendome la pierna con fuerza. Aunque la tela de mi pantalón se interponía, sentía el calor que su tacto me brindaba.

Su mano era parcialmente más larga de lo que se observa en gente común y estaba cubierta por delgados bellos casi imperceptibles.

Segundos después, ya que di terminada la analización de la mano, dirigí la vista al rostro de Nathaniell. Este permanecía en total concentración, me tocaba pero no me miraba.

»¿Que pretenderá este chico?« pensé dudando si debía apartar la mano de mi pierna, al fin no lo hice.

—¡Chicos, tengo algo que comentar!— Matthias subió sus gafas al puente de la nariz —Esta es nuestra última salida y estoy conciente de que Nate o Alex ganarán el torneo, lo que me obliga a darles mi parte prometida de plata.

Hoy recibí una llamada de mi hermana, la cual me informó que mi madre sufrió un paro cardíaco y está hospitalizada. Hoy por la noche tengo un vuelo a Cancún para ir a verla...

Sé que puedo dejar mi parte de la plata, pero me sería de mucha ayuda ya que para una enfermedad es lo que más escasea.

¡Quizá acepten... o tal vez no!, quiero pedirles que el torneo se concluya a mi regreso—

El semblante de Matthias se apreciaba cansado y triste, con cada palabra expresada este se afligía más.

Con serenidad Nathaniell dijo—No te preocupes Bro, te esperamos—

Los demás chicos solo asintieron e hicieron una referencia de consuelo.

Yo mostré mi respeto con una dulce mirada y media sonrisa en el rostro.

—Me informas el estado de salud de la tía— Musitó Nathaniell.

Yo no podía dejar de sentirme incomoda, al fin era una intrusa en su círculo amistosos.

Matthias coloco las correas de su mochila al rededor de sus hombros y se irguío —Mi vuelo sale pronto... tengo que preparar las maletas.

Me voy.—

Nathaniell soltó mi pierna para despedir a Matthias lo que me dió oportunidad de liberarme del agarre de su mano.

Rápidamente coloqué la correa del bolso sobre el hombro y dije —También me voy... Adiós—

Di la vuelta y con pasos presurosos salí de la jardinera, al doblar la esquina ni siquiera puse atención si Eder seguía en las canchas deportivas.

Observaba como las gotas de sudor caían de mi frente y aterrizaban sobre la bata.

A trompicones subí las escaleras del restaurante y me deje caer sobre la mesa más cercana. Sobre ella coloqué mis brazos formando un cuadrado e introduje el rostro en el.

No me preocupé en pensar que alguien entraría al restaurante, ¡Nadie en su sano juicio se atrevería a comer aquí!.

Detrás de las puertas de la cocina se escuchaba el cuchicheo de dos personas, también el correr del agua. Estaban lavando la vajilla.

Sobre la mesa derrame toda la tensión acumulada en gotas de agua que caían de mis ojos como lluvia en verano. Fuí muy silenciosa en el acto.

El cabello se me pego al rostro por el agua que salió de mis ojos, los cuales se sentían pesados y con sueño.

»No escucho ruido en la cocina, será mejor que me lave el rostro y realice algo de utilidad«

Enderece el cuello con los ojos cerrados, moví mi cabeza en forma circular mientras pasaba las manos por el rostro para limpiar un poco las lágrimas.

Abro los ojos lentamente, pero de pronto estos se abren de par en par por el asombro.

—Cua... cuanto llevas aquí — pregunté con vergüenza.

Después de una buena llorada el rostro de cualquiera queda horrible, mocoso e hinchado;el mío no fue la excepción

Nathaniell mostró una cálida y sincera sonrisa. —Apenas me senté —

»¡Mentiroso!, tú mirada te delata.

Pero no quiero agravar las cosas«

Cabizbaja pregunté —¿Qué te trae por aquí?, La comida se pide en recepción—

—Solo vine a platicar contigo—

No era más que otro hombre queriendo bajar mis bragas...

No obstante algo dentro de mi no era normal, sentía un leve cosquilleo en el estómago.

»El no haber alimentado a la bestia me está cobrando factura« pensé con ironía..

Pero no me engañaba, desde que lo ví algo dentro de mi se avivó.

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