El secuestro

Narra Mikel

Esta muchacha está loca, pero es divertida pensé mientras la acostaba delicadamente en la cama. Me llegan a la mente imágenes de como daba vueltas a sí misma y se reía, se le veía tan feliz disfrutando del momento. Y se le veía tan adorable...

Fui a la cocina a buscar un vaso de agua para dejárselo en la mesilla, seguramente le haría falta cuando abriese los ojos.

Estaba tan dormida que no se dio ni cuenta de cuando le cambie la ropa a una más cómoda. Por varios minutos la contemple cuando la tenía en ropa interior, sé que está mal, pero mis ojos no pudieron hacer otra cosa y mi cabeza no reaccionaba. Era hermosa entera, su cuerpo perfecto... ¡¡ Mikel quítate eso de la cabeza!! Me gritaba a mi mismo.

Le puse el pijama y la tapé con las sábanas. Aún a si no parecía estar cómoda, no sé si tenía frío que se encogía y se hacía un ovillo ella misma. No sabía que hacer al respecto, nunca había estado cuidando de un humano y realmente son débiles, ¡¡pueden enfermarse por una corriente de aire!!

Me senté en la cama al lado de ella y pareciera que fuera llamada por mi calor se acercó aferrándose a mí. A sí que para estar más cómodos, me tumbe un poco y deje que ella se aferrase a mi cuerpo sin complicaciones. Eso parece que la calmo un poco.

Mira a su cara mientras dormía y su ceño se fruncía incluso durmiendo ¿Con qué estará soñando? ¿Ni durmiendo podía dejar de poner caras?

Mikel- Que linda eres Nisa.

Revele mis alas poco a poco sin molestar. La acerqué a mi cuerpo y con mis alas la envolví a ella y a mí, haciéndonos están más juntos y cubiertos. Realmente parecía que a ella le gustaba, pues se puso acariciar mis plumas en su inconsciencia e hizo un gemido de placer y no os voy a engañar, pero me estaba volviendo loco.

Nunca antes había abrazado a nadie entre mis alas y nunca nadie le habían gustado tanto como a esta chica parecía.

Ya no había movimientos ni caras raras, solo una sonrisa se dibujó en sus labios mientras se acomodaba una vez más. No era mi intención quedarme dormido allí con ella, pero lo hice y realmente hacía una eternidad que no dormía tan bien.

Narra Nisa

Intente abrir los ojos, pero realmente no podía, me dolía la cabeza, los pies... ¡Dios, no volveré a beber lo juro!!

Sin abrir los ojos aún pude notar estar en medio de algo, algo calentito suave y que me daba un estado de seguridad y protección... Que nunca había experimentado. Abrí un poco los ojos y pude ver a Mikel justo enfrente de mí durmiendo, eso me asustó un poco, ya que no lo esperaba, pero cuando me fije más, algo calentó mi corazón. Tenía sus alas alrededor de mí y de él, eso era lo que me estaba dando la experiencia de la seguridad en mi vida, algo que nunca había tenido antes. No quería despertarlo, estaba muy bien sintiéndome a sí. Recordé un poco de la noche anterior y madre mía... Quisiera que la tierra me tragara.

Los sentimientos se arremolinaban en mi cabeza sin saber qué hacer. Una voz me sacó de mis pensamientos.

Mikel- ¿Estás bien?

Yo alcé la visto a sus ojos y pude ver como me miraba y como estaba sonriendo como siempre hacía, con esa arrogancia que tiene.

Nisa- Si... Ehh... Estoy bien. - tartamudeo al darme cuenta de que nuestras caras estaban muy juntas y él aún seguía manteniéndome entre sus alas cerca de él.

El se quedó unos segundos de más mirándome, sus ojos bajaron a mis labios. Se me seco la garganta y mi pulso empezó acelerarse. Me lamí los labios intentando humedecer un poco mis labios y boca. Lo vi tragar duro mientras me miraba directamente a los labios. Se acercó un poco, un poquito más mientras note como sus alas se fijaban un poco más a nosotros y con sus manos recorrían la longitud de mi espalda. Nuestros labios se rozaron por apenas 2 segundos. 2 segundos eléctricos que recorrieron cada vena de mi cuerpo. 2 segundos que no sabía si seguía con los pies en la tierra o estaba entre las nubes.

No sé qué pasó, pero él se apartó de repente, sus alas volvieron a él, como si nunca hubieran estado, mientras se levantaba de la cama. Yo me quedé ahí tirada en la cama aún en el limbo...

Mikel- Me tengo que ir. Ten cuidado.

No me dio tiempo a contestar ni hacer nada. Apenas me dio tiempo a respirar que ya había desaparecido.

¡¡Mierda!! ¿Qué ha sido eso? Mi corazón palpitaba a velocidad de la luz, me costaba recoger aire con normalidad. Intenté calmarme un rato más en la cama hasta que al fin lo conseguí.

Hoy era Domingo a sí que no tenía nada que hacer solo pasar la resaca lo mejor posible.

Los siguientes 4 días vinieron a ser normales, lo normal en mi vida vamos. Veía cosas más extrañas, pero no se metían conmigo y supongo que con eso estoy bien. Pero me sentía algo sola, ya que Mikel tampoco apareció.

Me dediqué a los estudios y al trabajo. Una noche de las que salí de la cafetería, parecía que era más oscura que otras veces. Empecé a caminar. Camine por un parque que había de camino y respire el aire fresco de la noche, que dejaba mi mente libre. No sé qué es lo que sucedió en ese momento, solamente recuerdo que note un dolor enorme en la cabeza y pude llegar a notar que algo corría por ella goteando hasta que me sume a una inconsciencia negra y vacía.

Cuando logre despertar me dolía mucho la cabeza, como si un camión me hubiera pasado por encima de ella. Sentí un peso en mis tobillos y muñecas y no me creo lo que veo. Estoy encadenada a una puñetera pared ¿de verdad? ¿En qué mundo vivo?

Intente estirar de ellas todo lo que pude, pero era inútil. Mire a mi alrededor y eso se parecía como una habitación de piedra resistente. No lo se. Tenía una pequeña diminuta ventana que apenas podía ver el cielo azul y entraba un rayo de luz y una puerta al lado. No había nada más.

En ese momento entro un hombre tapado como con una túnica negra. Me entregó una bandeja con un otro de paz y un vaso de agua y me soltó una mano para que pudiera comer. Realmente estaba débil pero quería respuestas

Nisa- ¿Quiénes sois? ¿Qué queréis de mí?

Hombre- Lo mismo que todos. Tu poder.

Nisa- Yo no tengo poder, dejarme libre - le grite al hombre que se encontraba delante de mí.

Hombre - No lo conoces aún.

Nisa- ¿A qué te refieres?

Hombre- Todos te quieren muerte niña. Todos. Lo único diferente que cada uno te queremos para nosotros.

Nisa- Mentira - Grite. Todos no me queréis muerta- ¿Mikel me querría muerta? No sé por qué, pero fue el primer pensamiento que me llegó a la cabeza.

Hombre- El Demonio ese que tienes a tu lado quieren tu muerte al igual que nosotros. Solo te custodian por su bien en estos momentos.

Nisa- MIENTES - salió de mí a todo pulmón ente furia y tristeza-estás mintiendo-

Hombre- ¿Por qué debería?

Me volvió atar la muñeca a la cadena y me volvió a dejar allí sola. Grite y llore hasta que no pude más, mis muñecas y tobillos sangraba a causa del roce de las cadenas y mi forcejeo con ellas.

No sé cuanto días llevaba aquí, únicamente me dejaban ir a un agujero hacer mis necesidades. Me daban con una manguera de agua helada para quitarme un poco la suciedad y de vez en cuando me daban un vaso de agua y un trozo de pan.

No sé en qué momento, parecía ser de noche porque no entraba luz por aquella pequeña ventana, entraron 4 hombres y una mujer. Me quitaron las cadenas e intenté correr, pero estaba tan débil que nada más caí al suelo. Dos de ellos patearon mi estómago y mis costillas.

Hombre- A si ya no podrás moverte.

Me ataron a un una columna de la habitación que estaba en medio y me empezaron a dar algunos latigazos que realmente dolían y quemaban. Mi cuerpo estaba ensangrentado. Yo no paraba de gritar y de llorar, el dolor era inmenso. Hace días que perdí la esperanza de que alguien fuera a venir a rescatarme.

¿Este iba a ser mi final? ¿De esta manera?

Grite todo lo que pude hasta que no me quedaron fuerzas y mi garganta ardía.

Ellos se pusieron alrededor de mí y empezaron hacer unos cánticos en otro idioma que no entendí. Realmente estaba aterrorizada de verlos y de escucharlos. Solo que ya no tenía más fuerza para luchar y aunque no quería perder la consciencia salía y entraba en ella en segundos.

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