Gritos, llanto y súplicas se escuchaban dentro de aquella lujosa habitación donde estaba Shin Her, y esos lamentos eran de la misma cada vez que sentía una embestida por parte del contrario; no era agradable y quería librarse de eso lo más rápido pero aquel hombre rico se aprobecho y se sacio en todo sentido de la joven doncella.
A una hora de ese desdichado lugar se encuentra Xiáo Mei dentro del mercado negro comenzando a buscar pistas de la pequeña sirvienta.
—Disculpe— Dijo Xiáo Mei haciendo que su voz se escuchara más grave puesto que estaba fingiendo ser hombre —Ha visto a una joven de ojos cafes y cabellos castaños oscuros, de aproximadamente 19 años, tengo enterado que vino a este lugar a comprar algunas hiervas medicinales—
—Mmm, he tenido tantos clientes no lo recuerdo— Aunque claramente parecía ser mentira puesto que se escuchaba cierta burla en su voz.
—¡haa! — Suspiro y se llevó una mano a su cabeza apartando el cabello negro que se encontraba en su cara —Señor, si desea mentir debería aprender, le puedo dar unas clases—
«Que acaso todos en este maldito mundo son unos maledicados» Pensó nuestra protagonista ya cansada de todos en ese lugar.
—¡Que insinua!—
—No he insinuado nada usted lo ha pensado solo, ahora basta de platicas sin sentido—
En ese momento se acercó al señor de mediana edad y le puso la daba en la yugular –Si no quiere morir desangrado o incluso ahogado con su propia sangre le recomiendo que hable ya me canse de perder tiempo—
Se escucho como trago salíva y entre tartamudeo hablo —Si la vi, si es una joven con un traje rosa con morado entonces la vi—
—Bien, estas entendiendo y si es ella, dime todo lo que sepas al respecto—
De esa manera que hombre comenzó a narrar todo lo que él vio, dijo que la joven fue a comprar hiervas y luego se fue, en la entrada del mercado negro unos hombres vestidos de negro y gris la agarraron y se la llevaron por el este.
—Eso es todo lo que se ahora sultame—
«Aunque es información no sirve de mucho, ¿Quien querría secuestrar a Shin Her? Y si fue idea de Zíxuán» —Antes de que me vaya dame algunas cosas y después te olvidarás de que existo si me entero de algún rumor mío serás el primero en la lista de defunción—
El hombre aún renegando le dio todo lo que pidió a la princesa y no le cobro pues no le convenía. Las plantas que llevo son para hacer pomadas, infusiones y algunas pastillas a base de alquimia aunque la ultima se le dificultaría puesto que todavía no ha cultivado bien.
Mientas iba corriendo al sur pensando en la posibilidad de que su hermana mayor está tras eso, pensaba sobre las medicinas que haría con las plantas, le tomaría tiempo hacerlo manual pero era mejor que nada y más si lo que le estaban haciendo a su pequeña sirvienta era lo que pensaba aunque muy en el fondo quería negar que eso fuera posible, entre más iba al sur más pérdida iba en sus pensamientos.
—Niña tú eres aburrida, no has dejado de gritar y llorar, no me dejas divertirme— Expresó aquel hombre comenzando a vestirse para dejar el cuarto con una casi moribunda Shin Her —Espero que la siguiente seas más obediente así no estarás de nuevo tan mal—
«¡Siguiente! Ese hombre quiere decir que lo volverá a hacer, me volverá a tocar no, por favor ya no quiero, quiero estar con mi princesa, quiero irme» Y comenzó a llorar de nuevo pese a ser mayor que la princesa se comportaba como niña siempre había sido así a pesar de haber pasado cosas tan malas, pero ahora esa inocencia fue arrebata por un ser que sólo busca diversión.
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Se detuvo cuando vio el listón que Shin Her traía esa tarde cuando salió del palacio tirado en la entrada del aquel sitio —Este es el distrito rojo— Susurro audible solo para ella —Esos malnacidos trajeron a Shin Her al distrito rojo, malditos— Mientras nuestra protagonista maldecía a los que se llevaron a su quería dama de compañía el señor estaba saliendo del hotel donde tubo el encuentro con la anterior mencionada.
Corrió y fue por cada hotel de paso, cada puesto y cada lugar gritando el nombre de su sirvienta, las mujeres que la veían casi se avalanzaban hacia ella pues en ese momento estaba vestida de hombre y con máscara lo que hacía que todas pensaran que era un hombre de verdad; siguió con su búsquedas sin éxito hasta que encontró al hombre que le hizo daño a Shin Her y se debutó de manera abrupta y le habló de forma seca.
—Señor, ese pedazo de tela morado de donde lo saco— Su semblante que con su padre mostraba juego a pesar de ser sería ahora no existía era sólo la manera fría y calculadora, como si fuese un león apunto de deborar a su presa aunque hipotéticamente hablando así sería.
—Simplemente la tomé como trofeo de la sucia mujer con la que he estado, fue tan divertido ¡Jajajajaja!—
—Ya veo y esa joven con la que estuvo de casualidad ¿la encontró en el mercado negro?–
—Valla el cabellero es muy atento, si así fue la vi y como quería tomarla la traje aquí, ahora que me divertí la deje muerido como rata que es—
—¡JA! Me alaga señor no soy atento en lo absoluto—
—Es así entonces porque me pregunto por la— Sus palabras quedaron al aire no termino su oración ya que Xiáo Mei lo interrumpió.
—¡Ala! No creí que usted fuera tan maleducado que interrumpe cuando alguien más habla— La voz de la princesa cada vez salía más fría y seca, como si fuese el veneno más puro que existía en el mundo —Cómo le iba diciendo, yo no soy observador, sin embargo, la joven que usted tomó me pertenece y ese trofeo que lleva atado a su muñeca es parte de la ropa que le regale—
—JAJAJA— Una Sonora carcajada salió de la boca de aquel hombre —¡Suya! Esa rastrera es de su propiedad, no me haga reír si fuera de su propiedad entonces que hacía sola en un lugar como ese—
—Está cuestionándome y no tengo interés alguno en usted, pero le diré algo y espero que no lo tome a la ligera, usted va a pedirme de rodillas que lo mate con mis propias manos después del regalo que le daré señor—
El ambiente cambió y se volvió más histil haciendo que el hombre reaccionara de mala manera — ¿Qué es eso, una amenaza? Si es así entonces conozca mi nombre al menos y se daré para ver si lo que dice usted joven será cierto—
—No, yo no doy amenazas ni mucho menos advertencias, ese fue mi ultimátum, aunque para alguien como usted ya no le daré otra oportunidad solo tuvo una y la desperdicio al tomar lo que es mio; y adelante espero su nombre—
—Yuan Ru Yu—
Entonces tanto el hombre como la princesa sonrieron y tomaron caminos diferentes un hacia su casa y el otro hacia el cuarto donde estaba Shin Her.
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Comments
Enriqueta Cruz
pero como k tomo el cuerpo de alguien k asta cuando habla teda flojera no es decidida ni nada en mi tierra le dicen muy payota
2024-06-15
0
Mile Montoya
Que tipo tan detestable merece morir de la peor manera
Pobre chica 😭
2023-09-07
2
amantes de las novelas
me partiste el corazón
2022-03-15
8