¿Que tienes en mente?

    Thomas esperaba en el restaurant ansioso.  Alessandra no había aceptado que la recogiera en su casa, según le dijo, no quería ser catalogada como una de sus muchas conquistas.

   ¿Qué somos entonces? 

Se pregunto a si mismo.

   Una pareja no eran, y habían interactuado muy poco para considerarse amigos. Se había estado haciendo muchas conjeturas en los últimos días, esa mujer le causaba una curiosidad aterradora, y un inexpugnable deseo de poseerla que era muy difícil de ignorar.

Mientras esperaba, le llegó un mensaje de Marie, una amiga casual, con la que se reunía de vez en cuando para matar la tensión.

  {Darling, estoy en mi departamento solita y aburrida... Si no tienes nada que hacer, pásate a verme que te extraño.}

Ese fue, el breve pero significativo mensaje. Una maliciosa sonrisa se dibujó en sus labios. Cuando estaba por responder, una voz captó su atención.

- Buenas noches Sr. Phoenix.

   Levantó la mirada y ahí estaba ella... ¡Tan perfecta como la última vez!. Llevaba puesto un corto vestido negro y zapatillas del mismo color, el cabello recogido en un moño bien trabajado y una espléndida sonrisa.

   Thomas bajó su móvil lentamente, lo dejó en la mesa y se levantó hechizado a saludarla.

  - ¡Estás preciosa! - fue lo primero que alcanzó a decir. Alessandra sonrió complacida y se sentó frente a él.

- Si, aunque mi esfuerzo fue innecesario,  puesto que esta noche no me voy a colar a ningún lugar con mis encantos... - alardeó y Thomas sonrió divertido.

- Cierto. Esta noche eres mi invitada. - se inclinó para besar su mano con coquetería, en lo que llegó el mesero para pedir su orden.

   Cenaron en tranquila armonía y charlaron de diversos temas. Era impresionante como le atrapaba la conversación de esa mujer, sentía como si la conocía de siempre y la química entre ellos fluía con facilidad.

  -  ¿Hace cuánto estás en la ciudad? - preguntó interesado y ella asintió.

  - Un par de semanas, una amiga me invitó a pasar una temporada con ella y no pude negarme... me urgían unas vacaciones. 

- ¿Entonces tu tiempo acá es limitado? - Pregunto un tanto decepcionado.  Ella asintió coqueta y se llevó la pajita de la bebida a la boca.

  - Si... Digamos que es un viaje de placer. - Thomas al escucharla, enarcó una ceja complacido. Sabia a donde lo llevaría eso y no le molestaba, al contrario le apetecía en sobremanera.

  - Dicho de esa manera... - enarcó una ceja socarrona y ella curvó sus labios en una media sonrisa. - ¡Yo podría ser de mucha utilidad!...

   Se sentía muy bien en ese momento, ese sutil intercambio de indirectas le gustaba, ella quería jugar, y él no estaba dispuesto a negarse.

  - ¿Me estás sugiriendo que te use? - hizo una mueca de complacencia y se mordió el labio inferior, Gesto que le hacía ver increíblemente sexy.- ...¿Que tienes en mente?. 

   Thomas le hizo señas el mesonero para que le trajese la cuenta, y después de pagar, se levantó y le extendió una mano que ella juguetona aceptó y salieron del restaurante para continuar la noche.

   Fueron juntos al Deluxe's y bailaron toda la noche. Entre bebidas, risas e indirectas se pasaron el rato, hasta que las bebidas, la química tan extraordinaria que tenían y la excitación del momento terminaron por besarse.

  - ¿Era esto lo que tenías en mente? - dice juguetona y al separarse y Thomas arqueó las cejas encantado.

  - No precisamente. - Alessandra se mordió el labio, invitándole a continuar. Thomas metió su dedo en la bebida y luego se lo metió a Alessandra en la boca, que lo lamió con tal sensualidad  que la imaginación  de Thomas se transportó más allá de los límites establecidos. Esa mujer le estaba volviendo loco y necesitaba poseerla.-... ¡Si quieres puedo mostrarte lo que puedo hacer!...

   Ya sea por el alcohol, o la fuerte atracción que ejercía ese hombre sobre ella; Alessandra asintió con una mirada que denotaba más que lujuria.

Le gustaba este juego, y quería continuar con él aunque eso trajera consecuencias irreversibles.

  Thomas la tomó de la mano y la guió a la salida, donde se encontraba su auto esperando.

   Se mantuvieron en silencio la mitad del trayecto. Era como si los dos esperaban ansiosos a lo que ocurriría y no quisieran perder tiempo con pláticas o innecesarias aclaraciones. Los dos eran adultos, deseosos y conscientes de lo que iba a pasar.

    Se detuvieron en una intercepción a esperar a que cambiase el semáforo, entonces Thomas aprovechó para romper el silencio, aunque no precisamente con palabras.

   Extendió su mano hasta las piernas de ella y acarició suavemente su muslo. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Alessandra apenas sintió las gélidas manos entrar en contacto con su piel. Instintivamente, separó un poco las piernas y Thomas sonrió complacido. Le dedicó una seductora mirada y subió su mano más allá, hasta su feminidad.

  Abrió los ojos sorprendido y sus labios se curvaron en una maliciosa sonrisa al notar que no traía ropa interior. Acaricio suavemente su sexo y ella emitió un pequeño, casi inaudible gemido.  Se abrió paso con los dedos en su cavidad y comenzó a entrar y salir diestramente mientras que al tiempo daba leves toquecitos en su perla haciendo su respiración acelerarse. Alessandra estaba perdida, entregada a las caricias de ese sensual y atrevido hombre cuando la luz del semáforo cambió y este retiró su mano y se llevó los dedos a  la boca mientras la miraba poseído por el éxtasis de su reciente intimidad, para tomar el volante y retomar el camino.

   Alessandra había quedado totalmente expuesta y deseaba más. Hacia mucho tiempo que no estaba con un hombre y lo necesitaba, necesitaba a Thomas mas que a nada.

   Quería sentirse deseada, y quien mejor para hacerlo que él increíblemente sexy Adonis que conducía a su lado.

   Sin perder el tiempo, se inclinó hacia él clavando su encendida mirada color miel en el bulto de su pantalón, luego levantó la mirada y sonrió con picardía antes de volver la mirada a su objetivo. Le bajó la cremallera y el bóxer, lo suficiente para que pudiese dejar fuera el símbolo de su virilidad, grande y erecto. Se lo llevó a la boca y pasó su lengua por la punta, haciendo círculos con suavidad.

Una corriente eléctrica le recorrió toda la columna y abrió bien los ojos ante la sensación  que esa mujer le acababa de provocar. Comenzó a subir y bajar, una y otra vez aumentando y bajando el ritmo de sus movimientos.

《 ¡Joder!, ¿Donde te habías metido toda mi vida mujer?.》

   Thomas estaba haciendo un esfuerzo tremendo por mantener la vista en la carretera.  Los crecientes corrientazos que los movimientos de su lengua le producían y el deseo incontenible de tomarla del cabello y hacerla suya en plena carretera le estaban volviendo loco.

   Sabía bien lo que estaba haciendo en ese momento, ella tenia total y absoluto control de su cuerpo, y haría cualquier cosa por que esa sensación no desapareciera. 

   A lo largo de su vida, había estado con muchísimas mujeres y nunca, nunca antes, ninguna le había hecho sentir tan fuera de sí como esta. Le había tomado desprevenido y ahora ella llevaba las riendas.

Se sentía muy bien, allí, sumiso a las caricias y jugueteos de esa descarada que le había arrebatado la voluntad.

   Después del trayecto que se le había hecho eterno, al fin llegaron a la casa. Metió el auto en el garaje y no pudo aguantarlo más. Salió del auto y ella lo hizo tras él,  se le quedó mirando con una sonrisa juguetona y limpió la comisura de sus labios con su dedo, que posteriormente se llevó a la boca.

   Ese simple gesto hizo que Thomas explotara. Se acercó a zancadas a ella, la tomó de la cintura y la subió al capó de su auto, donde la despojó del vestido y la hizo suya...

- ¡Vas a pagar caro esa tortura preciosa!... - dijo con la voz ronca por la excitación.

  - Mmm- dijo embrujada por la energía que Thomas emitía.

Ella se mordió el labio gustosa y se acercó a su oído, pasando suavemente su lengua por el contorno y atrapando el lóbulo entre sus dientes. Thomas soltó un gruñido de satisfacción y la acercó más a él para sentir completamente su cuerpo.

  - ¡Eres tan sexy!... ¡Si no te cojo aquí mismo, te juro que me vuelvo loco!. - dice y hunde su boca en su cuello, el cual ella echa para atrás para darle mejor vista de su caliente  piel.

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