La reunión con los ejecutivos marchó por el curso debido. Firmaron el contrato y luego fueron a almorzar con ellos.
Thomas se mostró muy amable, pero Verónica, que aún seguía un poco molesta por su conversación de la mañana, casi no pronunció palabra durante la comida. Se limitó a intervenir solo cuando de trabajo se trataba y al término de esta, se despidió de su jefe y se fue a casa a descansar.
Esto último no era del todo cierto, ya que antes tenía que preparar todo lo referente a la selección de las modelos que harían la campaña y resumirle una lista de las que fuesen más adecuadas para el trabajo. Además de que debido a las repentinas citas de Thomas, tenía que reorganizar su agenda, asignarle nuevas fechas y revisar la estrategia de marketing para así, poder darle una opinión objetiva y coherente si este le preguntaba.
Para cuando terminó, ya eran pasadas las dos de la madrugada y estaba hambrienta y enojada.
Lizzie, que había venido a hacerle compañía, la miraba de reojo y no entendía por qué le enfadaba tanto algo, que hace poco no le causaba ningún problema.
- ¿Estás bien? - pregunta Lizzie mientras prepara la cena. Verónica, que estaba sentada en la isla, tecleando en su ordenador, levanta la mirada enrojecida y niega.
- NO. - cierra el portátil con fuerza-. Ese capullo se va de juerga mientras yo tengo que pasar noches en vela para rehacer su agenda, no obstante, llego a la oficina y tengo un montón de trabajo, y cubrirle cuando alguna de sus ex novias quiere asesinarlo.
Lizzie abrió unos ojos como platos ante la explosión de su amiga. Le pasó una cerveza e hizo una mueca, a la que Verónica respondió con un resoplido y se bebió casi toda la lata de un solo trago.
Se sentaron a comer mientras que Verónica le contaba lo sucedido esta mañana y las incontables veces en las que había tenido que cubrir al mujeriego de su jefe con alguna de sus conquistas. Lizzie no paraba de reír por lo embarazoso que debía haber resultado para ella toda esa situación, después de un rato de charla en la que Verónica no paraba de quejarse, Lizzie al fin tuvo una oportunidad de hablar.
- Pensé que ustedes se llevaban bien. - dice Lizzie entre risas. Verónica suelta aire frustrada.
- Si, de hecho muy bien, pero ¡Joder, que no soy su niñera!. - Pega su frente en la isla de forma dramática -. Quizás Franchesca tenía razón...
- ¿En qué?.
- Debería llegar una mujer que le haga pagar todas las que les ha hecho a las pobres ingenuas... - su mirada se había vuelto de pronto oscura y Lizzie intuyó a que se refería. Esbozó una macabra sonrisa y la levantó el rostro de la mesa con la ceja enarcada.
- ¿Que?... ¡No!.
- ¿No sería divertido?... - Lizzie negó con la cabeza.
- ¡No lo hagas! - dijo y puso e hizo un gesto dramático con las manos. Dio un sorbo a la cerveza antes de continuar. - ¡Es una locura!. No, definitivamente no.
Verónica suspiró y la cojió por los hombros.
- Thomas merece que alguien lo ponga en su lugar... Además, ¿Que podría salir mal?...
Lizzie exhaló profundamente y la miró preocupada.
- ¡Estas jugando con fuego amiga...
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Al día siguiente, Verónica se levantó con un dolor de cabeza punzante y al ver el reloj se dio cuenta de que eran pasadas las nueve de la mañana.
¡Mierda!...
Se duchó y arregló lo más rápido que pudo y salió como una bala al trabajo. Cuando llegó, Martha, la asistente de vicepresidencia le hace una mueca lastimera y la saluda.
- No está de buen humor hoy. - dice y le da una carpeta. - Esta es la propuesta para la campaña de automóviles. Los de diseño se han tardado un poco, pero aquí la tienes.
- ¿Me la va a liar, cierto? - Verónica se mordía el labio preocupada.
Thomas era un demonio cuando amanecía del lado incorrecto de la cama (de mal humor).
Martha asintió y Verónica terminó de agarrar la carpeta y dirigirse a la oficina del jefe.
Toco la puerta dos veces y al no escuchar respuesta, asomó la cabeza con timidez.
- ¿Se puede? - preguntó nerviosa. Thomas ni siquiera la miró.
- Ya estás adentro. - dijo de mala gana.
Verónica se acercó al escritorio y puso la carpeta frente a él, que la tomó y levantó la mirada.
- ¿Por qué llegas a esta hora? - tragó saliva.
- Tuve un pequeño inconveniente y se me hizo tarde - mintió. -. ¡No volverá a ocurrir!.
Thomas la examinó con la mirada en silencio y luego dijo serio.
- Eso espero... -
Puso los ojos en blanco, había aprendido a marcar distancia cuando los días no eran claros para Thomas, pero de igual manera no lo soportaba cuando estaba así.
- Si no se le ofrece nada más, me retiro. - se dio la media vuelta para salir, cuando estaba por abrir la puerta la llamó.
- Espera...
Verónica giró y sus miradas se cruzaron. Luego él añadió sin expresión alguna.
- ... La noche del viernes es la gala benéfica de la fundación "Caras". - Verónica asintió. -. Pero no tienes que ir si no quieres... Sé bien cuanto te incomoda.
Verónica le dedicó una débil sonrisa de agradecimiento.
En realidad no le incomodaban esos eventos, lo que le causaba conflicto era que para ellos debía arreglarse de más y si lo hacía... tendría muchas preguntas que responder.
- Gracias. - dijo sincera-. La verdad si preferiría quedarme en casa.
Thomas asintió en respuesta y ella salió de la oficina. Apenas se quedó solo, pegó la frente del escritorio y se quedó ahí pensando.
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Comments
Bolìvar EniDiego
muy buena
2023-09-14
2
Marcela Marquez
🤦♀️ durmio del lado incorrecto de la cama....que culpa tiene la pobre secretaria!????
2022-09-18
0
Milcaris
"Se levantó con el pies izquierdo" cómo decimos en Venezuela
2022-07-22
1