Suelto una risita nerviosa y acomodo un mechón detrás de mi oreja, ¡Dios mío! Me siento como una adolescente. "Destinados a encontrarnos..." las palabras suenan en mi cabeza como un eco.
__ Sigo pensando que es casualidad __ digo para salir del paso. Me muevo un poco para atrás porque realmente estamos muy cerca y él sigue sosteniendo mi mano, la retiro discretamente.
__ Ha perdido el tren ¿Verdad?
__ Si, tuve un retraso en el trabajo y no alcancé a llegar__ " Un retraso con nombre y apellido y cara de idiota" pensé.
__Yo también lo he perdido ¿Le importaría si le hago compañía? Esta estación no tiene buen aspecto para una dama sola de noche.
__ Oh, no es necesario. Justamente había encontrado un lugar lejos de la vista de los demás para poder pasar tranquila.
__ Insisto, Ana... __ Mi nombre en sus labios hizo que me derritiera, suena tan sensual.__ Hagámonos compañía mutuamente ya que debemos esperar el amanecer.
__ Bueno... Si lo plantea así... De acuerdo, acepto su compañía. Aunque le advierto que suelo ser muy aburrida.
Sus ojos me miraron directo, sentí que veía mi alma.
__ Dudo mucho que sea así. __Dice mientras que hace un gesto con su mano para darme paso.
Camino hasta el rincón donde me había sentado y corro mis cosas para hacerle lugar. Tenía planeado desparramar todo si era necesario para que nadie más viniera a sentarse, pero en estas circunstancias, con gusto cedo el lugar.
Seguramente nota mi nerviosismo, mi pierna no deja de subir y bajar frenéticamente y mis manos apretan mi falda. Hace mucho tiempo que no comparto tiempo con desconocidos, no sé iniciar una conversación y definitivamente no sé comportarme frente a un hombre tan guapo.
Se aclara la garganta y me ofrece una bolsa de papel que lleva en la mano.
__He comprado la cena de camino aquí. ¿Desea acompañarme?
__ Oh, es muy amable. Acabo de terminar mi sándwich.
__ ¿No le gusta el sushi?
__¿Sushi? __ Mis ojos muestran la emoción de un niño al ofrecerle un dulce.__ Es mi comida favorita.
__ Entonces me acompañará sin excusas __ Me muestra una sonrisa hermosa__ Siempre hay lugar para sushi.
Río y asiento con mi cabeza, amo comer con palitos.
Recibo lo que me ofrece y entre pieza y pieza conversamos con más soltura.
__¿Puedo tutearte Ana? Siento que me cargo años encima tratándote de usted.
__ Sí, verdaderamente suena anticuado.__ Vuelvo a reír.
__Muy bien Ana, entonces cuéntame a qué te dedicas.
Comienzo a hablar de mi trabajo y de las funciones que cumplo, no puedo evitar mencionar al imbécil de mi jefe y la razón por la que no llegué a tomar el tren.
Gabriel me mira con atención, realmente está escuchando cada palabra. Me siento cómoda, puedo expresarme con naturalidad, dejo atrás mis nervios y mis tontos pensamientos.
Hago una pausa y le devuelvo la pregunta.
Me habla de su empresa, de cómo inició el proyecto, de su sueño frustrado de tener una carrera militar y la razón por la que ama su trabajo.
Charlamos de todo un poco pero ninguno de los dos habla de parejas, ni de matrimonio, ni de hijos, en este momento somos dos extraños conociéndose. Mi mirada va de sus ojos a su boca, mis oídos solo escuchan su voz, me he olvidado por completo que estamos en la estación y que, aún sin trenes, hay quienes van y vienen por ahí.
Suelto mi pelo para aliviar la tensión de mi cabeza, me siento relajada, ya no hay vestigios del cansancio que tenía.
Quiero saber más de su vida, sus gustos, quiero conocerlo...
Tomo un sorbo de agua y como la última pieza de sushi, mientras mastico veo que me está mirando fijamente la boca y muerde su labio inferior. Solo eso basta para que mi corazón vuelva a acelerarse. Estira su mano y pasa su pulgar por la comisura de mis labios, barriendo restos de salsa de soja. Automáticamente siento el choque eléctrico, todo mi cuerpo se tensa y mi pulso se desboca. Cierro los ojos, quiero retener esa placentera sensación. Cuando los abro descubro que se ha acercado aún más y puedo leer en sus ojos el deseo de besarme. Yo también lo deseo...
"Ana... piensa en Gonzalo", mi voz interna se oye lejana. Yo sé muy bien quien es Gonzalo, sé que juré serle fiel y lo he cumplido, sé que lo amo y que me ama, pero Gonzalo no está aquí, Gonzalo no me ha hecho sentir esto.
Quiero dejarme llevar por primera vez en mi vida, "Nada es casualidad", dijo, "Estamos destinados a encontrarnos"... Pues a ver señor destino qué tienes preparado para mí.
Me acerco un poco más hasta sentir su respiración en mi boca, levanto la mirada y en silencio le doy permiso de besarme.
Acto seguido: una explosión de todo mi ser. Al principio fue un toque suave, boca a boca, para intensificarse y terminar siendo un choque de lenguas, dientes y labios que movilizó todo mi cuerpo. No pude evitar hundir mi mano en su cabello, para atraer más su cuerpo al mío.
Perdí la noción del tiempo. No sé si pasaron segundos u horas pero cuando al fin nos separamos, respiramos al mismo ritmo y tenemos el mismo fuego en la mirada.
De no ser porque estamos en un lugar público ese beso no habría terminado. Recordé los sueños que había tenido y no pude evitar la comparación: definitivamente idénticos.
__Perdona Ana, no sé lo que me ha sucedido... Perdí el control.
¿Qué? Se disculpa por besarme y yo no deseo otra cosa más que siga haciéndolo.
__ Está bien Gabriel, no te disculpes, somos adultos y yo también quise perder el control. __ Remarco efusivamente las últimas palabras.
__ Siento algo muy extraño contigo. Como si estuvieramos conectados. Lo sentí está mañana al verte subir al tren.
__ ¿Qué?
__ Sí, esta mañana abordaste el tren y pasaste a mi lado, no pude dejar de mirarte en todo el viaje. Y luego bajé en tu misma estación, aquí, para poder hablarte. Esa niña apurada me dio la señal para acercarme.
__ ¿Tú me seguiste?
__ Lo siento. No fue mi intención acosarte. Simplemente sentí que algo en tí me empujaba a estar cerca tuyo. No quiero que pienses que estoy acostumbrado a hacer esto con las mujeres.
__ Bueno, mi buen juicio diría que eres un pervertido y un acosador. Pero sinceramente yo he sentido lo mismo. A esta altura perdido por perdido ¿no?
Suelta una carcajada y me hace reír a mi también. Podía ser un asesino serial y aún así estaría en el mismo lugar en el que estoy. Es completamente inexplicable esta atracción que siento.
Solo por curiosidad miro el reloj y descubro que casi es la hora de que la estación vuelva a la vida. Gabriel nota mi disgusto y se apresura a decir:
__ ¡Vaya noche en la estación! Debo decir que la mejor de todas.
__ La verdad que el tiempo pasó volando.
__ Dile a tu jefe que le agradezco por haberte hecho cumplir horas extras.
Los dos comenzamos a reír. Por lo menos ese idiota había hecho algo bueno.
__ Quisiera volver a verte Ana.
__ No entiendo la razón pero yo también quiero.
__ Debo irme ya, tienes mi teléfono, por favor llámame y nos encontraremos.
__ De acuerdo, lo haré.
Se inclina y me besa nuevamente, "oh, Dios, es la gloria". Sobre mis labios dice "Adiós, hermosa" y se marcha.
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