Miro mi reloj, son las 17:50, aún si tuviera un helicóptero privado no llegaría a tiempo para abordar el último tren de regreso a casa. ¡Maldito Pablo! Ha buscado nimiedades para retenerme y hacerme cumplir la hora exacta de castigo. Lo detesto.
Ni siquiera me permitió buscar un cargador para conectar mi teléfono y poder contarle a Gonzalo que hoy estaría atrasada. El pobre se ha preocupado mucho. Acabo de cortar la llamada con él bajo la furiosa mirada de mi jefe, en sus ojos puedo leer que si me tomo otro minuto 'libre' más lo agregará al tiempo de castigo. Idiota.
Termino de ordenar los archivos que me solicitó y se los entrego con impaciencia, rogando poder correr con todas mis fuerzas para alcanzar ese tren. Sin embargo, el muy bastardo se toma todo su tiempo en revisarlos, es más va y viene sobre los archivos como verificando doblemente que no me he equivocado ni cometí ningún error. Cuando por fin termina, baja sus lentes hasta el puente se su nariz, revisa el reloj y me dice:
__ Aún faltan 3 minutos, termine de ordenar el cochinero que es su escritorio y retírese.
"¿Cochinero? ¿Mi escritorio? ¡Bastardo! No podría brillar más" Digo en mi mente enfurecida. No obstante en mi boca fuerzo una sonrisa y respondo:
__ Está bien, señor, lo haré. Gracias.
Salgo del edificio a las 18:02, ya no tengo ninguna chance de alcanzar el tren. Mis pies me están matando, toda la alegría que sentí por la mañana y que provocó que me vistiera así, se habia esfumando por completo. Solo podía sentir la incomodidad de mi atuendo, mi cansancio y hambre, mucha hambre. Mi mal humor iba en aumento, no solo debería comer algo barato y seguramente frío, sino que también debería pasar la noche en la estación rodeada de gente oportunista que a la primera pestañeada de sueño me arrebatarían mis cosas. Difícilmente podría dormir con ese pensamiento pero por otro lado siento un cansancio fatal.
Mientras caminaba despacio por la avenida volví a pensar en ese hombre tan amable que me ayudó por la mañana. Me volví a sorprender de lo idéntico que era al hombre fogoso de mis sueños y me pregunté si era posible que lo hubiera visto antes. Dicen por ahí que a veces uno sueña con personas que ve en la calle pero con quienes no tiene ningún contacto. ¿Será? Extraña forma de soñar con un extraño a quien he visto fugazmente.
En una vidriera veo un hermoso vestido celeste, delicado y sedoso. Me detengo un momento a observarlo, está en rebaja, debe ser porque se acercan las festividades. Podría comprarlo... No, no. No es mi estilo.
Llego a la terminal de trenes, busco con la mirada un lugar tranquilo, no muy transitado para instalarme. Recuerdo lo que le prometí a Gonzalo e inmediatamente comienzo a buscar una cabina de teléfono. Cuando localizo una, tomo mi bolso para buscar unas monedas. Mi mano topa con una tarjeta negra, la saco y un pensamiento fugaz atraviesa mi mente: "Podría llamarlo..." lo alejo inmediatamente. ¿Qué le diría? Es una locura.
Tomo un par de monedas, las introduzco en la máquina y marco el número de Gonzalo.
__¿Hola?
__ Hola cariño, soy yo.
__ ¡Querida por fin! Estaba preocupado. ¿No alcanzaste el tren?
__ No. El maldito de Pablo contó hasta los segundos para que se cumpliera la hora. __ Dije con rabia renovada.
__ Por favor busca una habitación de hotel, no quiero que pases la noche en la estación. Es peligro.
__ No te preocupes, cariño. Estaré bien. No me alcanza el dinero para un hotel. Salí tan rápido esta mañana que olvidé reponer dinero en mi cartera. __ Presioné el puente de mi nariz con fuerza, me sentía muy cansada.__ Tampoco tengo muchas monedas, en cualquier momento se cortará la comunicación.
__ Está bien. Ahora que te escucho me siento más tranquilo.__ Gonzalo usaba un tono cálido, me hizo tener ganas de estar en casa__ No creo que pueda dormir pensándote en esa estación.
__ Descansa, mi amor. No te preocupes, ya encontré un lugar tranquilo. Por favor mañana alcánzame ropa de camino al trabajo. Veré si puedo llegar más temprano a la oficina para usar las duchas.
__De acuerdo. Cuidate por favor.
__ Lo haré. Buenas noches.
__ Buenas noches, querida.
La comunicación se corta y vuelvo a echar un vistazo a la estación. Descubro un rincón apartado y fuera de la vista. Camino hacia allí y me siento en el frío banco. Comienzo a sentir mucha hambre y sed. Debería haber comprado algo antes, si me levanto seguramente alguien más ocupará ese lugar, pero tampoco puedo pasar la noche sin comer, de hecho, lo único que tengo en mi estómago es una sopa rápida que ingerí de almuerzo.
Sin más remedio vuelvo a juntar mis cosas y camino hacia la pequeña tienda de comestibles que hay en ese lado de la estación. Compro un sándwich y una botella de agua.
Gracias a Dios al volver al rincón elegido nadie lo había ocupado. Dispuesta a comer mi triste cena, observo a mi alrededor mientras doy la primera mordida. En un banco cruzando el gran pasillo veo a Gabriel. Mi corazón comienza a acelarse ¿Habrá perdido también el tren? Como no ha notado mi presencia me tomo el tiempo en mirarlo detenidamente. Aún a la distancia noto que sus brazos son fuertes, seguramente hace ejercicio porque no tiene el estómago abultado como Gonzalo, su cabello es lacio, oscuro, y cae en mechones sobre su frente, su expresión es seria mientras mira su teléfono, la verdad que es un hombre muy atractivo, puedo percibir la misma energía que sentí cuando me tocó la mano esta mañana.
De repente levanta la mirada y clava sus ojos en mí, como si supiera que era yo quien lo miraba. Agaché la vista de inmediato avergonzada por mí actitud. "Pareces una niña tonta, Ana, ¡contrólate!"
Cuando levanté nuevamente mi cabeza él ya no estaba. Mis ojos recorrieron todo el pasillo y no lo pude ubicar. ¿Habrá sido una ilusión? Quizás era otra persona y el cansancio me jugaba una mala pasada. En fin, termino mi cena, recojo los papeles y busco el cesto más cercano.
Gabriel aparece a mis espaldas y vuelve a tocar ni hombro, una corriente de energía me invade como si hubiera sido alcanzada por un choque eléctrico. Tiemblo por completo y siento en mi interior una sensación extraña.
__Nos volvemos a encontrar__ Dice en un tono bajo y profundo, como una fiera que acecha a su presa pero no quiere espantarla.
Giro sobre mis talones y quedo a pocos centímetros de distancia. Finjo sorpresa y trato de actuar normal, pero mi voz me traiciona.
__ ¡Oh, si! Usted de nuevo señor... __ Mi voz suena demasiado chillona y la frase muy actuada.
__ Gabriel__ Dice afirmando que sé frente a quien me encuentro y que mi "olvido" es una simple bobería.
__ Qué casualidad volvernos a ver hoy.
__ Nada sucede por casualidad... __ Mientras pronuncia esa frase toma mi mano, sus ojos me penetran como dos flechas oscuras y vuelvo a temblar atravesada por esa energía. __ Estamos destinados a encontrarnos.
Listo. Mi boca está seca, mi cuerpo encendido y mi entrepierna mojada.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 72 Episodes
Comments