10 - LA BODA

Paso el tiempo y solo faltaba una semana para la boda, Julia estaba muy nerviosa y Máx estaba más ansioso, ya era hora de recoger sus atuendos él, el esmoquin y ella su vestido.

Todo estaba listo, por fin llego el día tan esperado Máx no podía creer tanta felicidad, después que al inicio creía que sería difícil tomar a esa chica como esposa sin quererla, pero lo que no sabía era que la llegaría a querer tanto que no podía esperar más para poder casarse con ella.

Julia por su parte le daba gracias a Dios por haber hido ese día al cementerio y conocer al abuelo Johnson, que le cambiaría la vida no solo porque salvo la vida de su padre y su restaurante italiano, si no porque conoció al amor de su vida.

Ambos pasaron un día de locos, ella con las personas que la peinarian, la maquillarian y todo lo demas y el con puros nervios que ya llegará la hora de casarse con esa chica hermosa que tenía como pronetida.

La Iglesia se comenzó a llenar, había demasiadas personas ahí, todas eran amigos y familiares del novio claro está, pues a Julia sólo la acompañaban su padre, su hermano, su amiga Ángela y algunos trabajadores del restaurante italiano de su padre a quien ellos consideraban sus amigos.

Las campanas comenzaron a sonar, Máx la esperaba al pie del altar el llevaba un traje negro, camisa blanca, corbata roja zapatos negros, en su saco llevaba un ramillete de flores de azar y pequeñas rosas rojas y blancas que hacían juego con el ramo que llevaría ella entre sus manos, el cabello peinado hacia atrás resaltando sus hermosos ojos azules, el estaba precioso.

Julia llevaba un vestido blanco de princesa con diamantes y perlas incrustadas en todo el vertido, formando pequeñas rosas y con un escote que dejaba a la vista su espalda, el peinado era una trenza al frente formando una diadema, medio cabello recojido en una media cola hacia un costado y el resto del cabello suelto en caireles que caían como cascadas, unos zapatos de tacón alto, el ramo y tocado eran rosas naturales blancas y rojas y el velo largo tratando de esconder lo que el vestido trataba de enseñar.

La Iglesia estaba adornada con rosas rojas y blancas, listones plateados y cortinas de tul y encajes blancos.

Comenzó a tocar el piano con la marcha nupcial, Julia entraba del brazo de su padre quien se sentia orgulloso de entregar a su preciada hija en el altar y al ver la enorme sonrisa de ella no podía dudar que era por amor.

Máx la esperaba al pie del altar con la misma sonrisa que entraba ella, el abuelo estaba en primera fila más emocionado que ellos, pues podía ver la felicidad en los ojos de su nieto y estaba seguro de que no se había equivocado en elegir a esa chica.

Por fin llegaron al altar, Carlos toma la mano de Máx y le da un abrazo luego le entrega la mano de su hija y le dice.

Te entregó lo más precioso que tengo en mi vida, cuídala y hasla feliz, porque ella se lo merece.

Máx toma la mano de su amada y le contesta

Claro que la haré feliz, se lo prometo.

Ambos se miran a los ojos con una sonrisa y voltean hacia el sacerdote y comienza la ceremonia, dicen sus votos, colocan los anillos, Angela y Miguel ponen el lazo, por fin la frase que todos los esposos esperan escuchar.

Los declaró marido y mujer, ya puedes besar a tu ahora esposa.

Máx beso a Julia, un beso tierno, todas las personas que se encontraban ahí llenaron el lugar de aplausos, se acercaron el abuelo, el padre y hermano y Ángela y los felicitaron y dieron un abrazo y sus mejores deseos.

Salieron de la Iglesia y se dirigieron a donde seria la boda civil y la recepción. El salón estaba arreglado igual que la Iglesia, todo estaba hermoso, ella no podía creer que por fin era la esposa del chico que conoció en un accidente que no dejo más consecuencias que el conocerlo.

Se realizó la boda civil firmaron el acta y se dieron otro beso para sellar la su Unión. Comenzó la celebración, hicieron la entrada al lugar, sonaban los aplausos y los amigos de Máx sonaban chiflidos, todo era felicidad.

Bailaron el vals, los novios y el padre de Julia paso con Ángela y el abuelo con una tía lejana de Máx todo eren sonrisas.

Sirvieron la cena y bailaron de todo tipo de música, el abuelo estaba feliz y no lo podía ocultar su sonrisa era de felicidad.

La noche era joven y todos ahi estaban muy animados, la música era bastante buena, Máx disfrutaba cada instante, Julia bailó con Miguel y Máx con Leila una amiga que acompaño a Miguel, todo transcurrió de lo más normal.

El abuelo Johnson se acerca a los novios y les entrega dos sobres y les dice que es su regalo de bodas.

El primero contiene la llave de la suite del mejor hotel de la ciudad y el segundo son dos boletos de avión para las Bahamas para dos semanas de luna de miel, con todo incluido traslado, hospedaje y todo lo demás.

Julia dio un fuerte abrazo y un beso al abuelo en agradecimiento, no solo por los regalos de bodas si no por todo lo que hizo por ella y por regalarle la felicidad al lado de Máx.

Cada vez más se acercaba la hora de que finalizara la fiesta y algunos de los invitados se acercaban a la hermosa pareja a felicitarles, fotografiarse con ellos y despedirse no sin antes darles sus mejores deseos para el futuro.

Se acercó el abuelo Máx y le dijo.

Hijo ya es hora, un coche los está esperando para llevarlos al hotel, ya están ahí sus maletas porque mañana a las 12 del medio día sale el vuelo a su luna de miel.

Muy bien abuelo gracias, en seguida voy por Julia que se está despidiendo de su amiga Ángela.

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