Espera ¿Dónde lo conocí?

Viernes

- Proust -me dijo.

- Prefiero a Bukowsky respondí antes de levantarme para escoger un libro.

- ¿Por qué Bokowski? -criticó- Me parece que Proust era más introspectivo.

-Te parece que Proust era más ¿Cómo decirlo? "políticamente aceptable", querrás decir -inferí yo- tal parece que no te puedes rebelar contra el hábito de enaltecer lo que consideras moralmente correcto ¿Quién lo diría?

-¿En qué te basas para decir eso? -preguntó- Me gusta Bukowski y el hecho de que prefiera a Proust no se debe a que éste sea "políticamente aceptable", sino más bien a que era tan analítico y su escritura es tan rica, tan descriptiva que te lleva a lugares en los que ni soñabas estar.

- Pues yo no podría darte una referencia clara de Bukowski -admití- simplemente me gusta y ya.

- Eres una dramática -me acusó- por eso te gusta Bukowski.

-Y tú, un cínico -contraataqué- por eso te gusta Proust.

Sábado

Hoy pienso en las muchas veces que pudimos habernos conocido, en lo mucho que él se esforzaba para hacer un hueco en su agenda con la esperanza de hablarme, en lo tonta que fui en muchas ocasiones y en lo mágico y perfecto que fue coincidir con él en el lugar y el momento adecuados.

La mejor decisión que he tomado en la vida fue asistir esa noche a la galería.

Realmente lo amé muchísimo.

Espera.

¿No lo había conocido en un taller de cuerdas en el parque?

No puedes conocer a alguien de día en un espacio abierto y luego volver a conocerlo de noche en el ambiente cerrado de una galería ¿O sí?

Tal vez mi imaginación está aprovechando el lío que tengo en la cabeza para armar una buena fiesta.

Necesito dormir y no soñar nada.

Domingo

Ojos azules. Ojos azules. Son importantes esos ojos azules.

Estoy total y absolutamente segura de que sus ojos eran marrones, entonces no entiendo de dónde salen esos ojos azules que me miran divertidos. Es mucho más alto pero tampoco recuerdo su rostro aunque su tono de voz no está como el suyo envuelto en una nube, a él sí lo escucho con claridad, como si estuviera conmigo y eso me hace suponer que es un recuerdo más reciente.

¿Por qué no quiero verlo? Es extraño.

- Me gusta hacerte reír -solía decirme- quiero contagiarte un poco de mi locura para que ya nunca estés triste.

Debo pensar con cabeza fría. Necesito diferenciar.

Veamos:

Azul\= Dos

Marrón\= Uno

Azul \= Cerca

Marrón \= Lejos

Azul \= Muy alto

Marrón \= Sólo alto

Azul \= Castaño

Marrón \= Negro

Azul \= Apio

Marrón \= Leche

Azul \= Calor

Marrón \= Incertidumbre

Azul \= Familia

Marrón \= Soledad

¿Quiénes son? Me duele la cabeza. Intentaré dormir.

Tengo manitas, no tengo manitas. Tengo manitas, no tengo manitas.

Eco.

¡Eco!

¿Hay alguien ahí?

¿Por qué nadie viene?

¿Qué hora es hoy?

Nunca he ido a Australia, capaz y la tierra sí es plana.

Me pica la cabeza. Tengo piojos en los brazos ¡Están por todas partes!

Lunes

No necesito mirarme al espejo para saber que parezco hombre lobo al amanecer. Vino un enfermero muy sexy a preguntarme si le permitía cortarme las uñas. Creo que le dije algo así como "con esa carita se te permite lo que quieras" y nos echamos a reír, eso me hizo sentir joven de nuevo.

Luego me fui a ver en el espejo y ¡Sorpresa! No hay espejo pero la cara me arde así que, si los brazos son una referencia fiable de lo que me hice anoche ¡Estoy jodida!

- Buenos días, Nina -saluda Ricardo. Otro enfermero.

- Buenos días, ricura -le respondo.

- ¿Qué tal te encuentras hoy? -pregunta mientras chequea una hilera de píldoras en el carrito y selecciona cuatro distintas.

- ¡Excelente! Amanecí de muy buen humor, lista para irme.

El enfermero sonríe amablemente y me insta a abrir la boca para tomar mi coctel. Luego de verme tragar medio vaso de agua y comprobar que sí las engullí, decide platicar conmigo.

- ¿Qué tal te va con las indicaciones del doctor? -quiso saber.

- Aprendiendo algo nuevo cada día -le respondo- viendo que soy buena para escribir pero debo tener una tuerca suelta.

- ¿Te había comentado ya que estamos en un sanatorio? - comenta con una sonrisa.

- ¿En serio? -exclamé con fingida sorpresa- ¡No me lo puedo creer!

-Hoy tienes que hablar con el doctor -me notifica.

-Es muy condescendiente, no responde mis preguntas y, siempre que lo veo, termino con un fuerte dolor de cabeza ¿Puedo hacerme la loca y no ir? -pregunto esperanzada.

- Pues... Lamentablemente, no -me explica- si no te llevo, me crearías un pequeño inconveniente. Sin contar con que él vendría a buscarte de igual forma.

- Tú tienes razón, ricura -admito.

- ¿Qué te parece si te ayudo a peinarte? -me propone.

- Sería muy lindo, gracias -acepté.

- Estar loca no es excusa para perder el glamour -recita- una puede estar loca por dentro, pero siempre debe estar regia por fuera.

Martes

Katherine no pasaba un día sin preguntarme por qué no seguía adelante con mi vida.

- Hay cosas que simplemente son -respondía siempre- cosas que en teoría sólo cumplen una función pero sin las cuales tal vez no podría afrontar la vida con un poco de normalidad. Como el sonido de la alarma, el café que me tomaré en un par de minutos y ese trabajo rutinario en el que ya llevo dos años.

Cosas que no me hacen sentir muerta ni viva pero al menos me hacen parecer normal y con ellas evito que se preocupen las personas que amo. Como el gimnasio tres veces por semana, los eventos a los que me arrastras una vez al mes, el masoquista con el que me veo cada veintiún días o el tipo con el que descargo mis necesidades físicas cuando estoy de buen humor. Sin ellos sería peor que un zombie.

- No es sano -repetía una y otra vez- debes intentar vivir de verdad, no fingir que lo haces.

- Hago lo mejor que puedo -declaré encendiendo la radio- no es tan sencillo como parece.

Escuché los acordes. Así, de repente... ¿Hace cuanto tiempo él tocó esa canción para mí? Podría asegurar que fue en otra vida.

La pregunto a Katherine el nombre de la canción porque siempre lo olvido. Conozco los nombres de muy pocas canciones e incluso es frecuente que olvide también las letras pero hay algo en los acordes... Dicen que realmente extrañas a alguien cuando estás feliz y en este caso parecía ser absolutamente cierto ¡Había tanta felicidad que anhelaba compartir con él! Extrañarlo era un dolor casi físico. Era increíble lo mucho que necesitaba y deseaba tenerlo conmigo.

Miércoles

¿Te has despertado con la sensación de haber olvidado algo pero no sabes exactamente el qué? Pues eso es lo que siento cada día. Por más que doy vueltas y vueltas no consigo entender por qué o cómo llegué a tomar la decisión de suicidarme, y lo más preocupante es que me da pavor descubrirlo: temo que, si existe un hecho detonante, éste se repita y me quiera cortar las venas con la hojilla del sacapuntas.

Cada vez tengo más preguntas porque en honor a la verdad no recuerdo bien a ese hombre pero sé que él es la pieza clave de todo esto aun cuando sólo venga a mí a través de episodios extraños e inconexos que me hacen pensar seriamente en que no lo olvidé aunque realmente deseaba hacerlo pero ¿Cómo era? Si me concentro mucho sé que era más alto que yo, sin embargo no creo que llegara a medir 1,80; tiene la nariz perfilada y unos labios suaves y rosados que creo haber besado muy poco ¿por qué no lo besaba? No tenía el abdomen plano ni se le marcaban los oblicuos pero tampoco tenía sobrepeso. Es extraño, cierro los ojos y no veo su rostro pero sí escucho tu voz.

- La primera regla que debe acatar cualquier persona que llega a mi casa es ser respetuoso y someterse a mis órdenes, aceptando el lugar al que pertenecen -enumeraba halando la correa con fuerza cuando llegamos de nuevo al centro del salón.

Asentí con la cabeza baja y murmuré un entrecortado "Sí, señor".

- La segunda regla es que TODO lo que está en esta casa me pertenece y eso incluye a las personas que duermen aquí. Veamos si me hice entender -haló nuevamente la correa y caí de rodillas sobre la alfombra- esto no es una democracia ¿Entendiste, gatita?

Abro los ojos y regreso al presente, intento unirlo todo y se me viene a la mente la calidez de unos brazos rodeándome, unos labios besando mi coronilla, los enigmáticos silencios… Pero no logro construir un rostro.

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