Capítulo 4 ¿Quién te dijo que es un anciano?

Amalia tomo el teléfono y la tarjeta que le había dado, ahí frente al puente de morcillas, del otro lado de la línea se escuchó la voz sobria del licenciado

—Dime niña ¿ya tomaste una decisión?

—Me gustaría verlo para que habláramos acerca de todos los detalles…

—Dime dónde estás y paso por ti

—No, usted dígame dónde lo encuentro, yo iré de inmediato..

—Ok, te veo en el Bistro que está en combaya

—Esta bien , estaré ahí en 30

Y sin más que agregar, colgó

Necesitaba despejarse un poco la mente antes de asistir a una reunión que cambiaría para siempre su destino, ahora con el corazón hecho pedazos, poco le importaba lo que no fuera salvar a su familia de quedar en la calle, sería un pequeño sacrificio que hacer,¡Poco importa si tenía que casarse con un anciano gordo y pelón! Lo importante era la salud de su padre y la tranquilidad de su madre, además el licenciado había sido muy claro, no había un interés carnal en el acuerdo, no es como si tuviera que tener un hijo para asegurar la dinastía de ….

“Como se llame” sólo que esta vez estaría atenta, leería cada una de las palabras, no estaba por demás,su madre había confiado en los usureros que ahora la tenían en sus manos, esto no podía pasar, el futuro de sus padres dependía de ella solamente…..

Llegó, al Bistro, el licenciado ya se encontraba ahí, se sintió un poco fuera de lugar, para donde quiera que volteaba veía a las elegantes damas con sus atuendos de diseñador exclusivo… ella con tan solo sus jeans deslavados y una linda camiseta morada con la inscripción ya desgastada de “arriba el matriarcado” que era su favorita, recordó con pesar que la habían comprado juntas ella y Salma para asistir a una protesta a favor de la igualdad de género

“Que irónica es la vida, yo luchando por la equidad codo a codo con ella, mientras ella pensando en revolcarse con mi novio, y ahora aquí estoy, apunto de venderme con un anciano, cada fibra de mi ser gritando por años de lucha que se van en estos momentos al caño, al aceptar ser comprada como una propiedad”

Estos pensamientos hicieron que ella diera la vuelta, pero al girar una mano la detuvo

Espera, solo escúchame, se que para ti es muy difícil, pero deberías al menos leer el contrato, está redactado por mi, créeme cuando te digo, yo también tengo hijas, madre hermanas, no sería capaz de hacer algo que perjudicara a ninguna mujer, si no fuera por la importancia de este matrimonio, creo que me negaría a realizarlo, pero mi cliente, es un hombre bueno, su tío quiere aprovecharse de eso, usando un tecnicismo, que bien podría tomar años de lucha, queremos evitar a toda costa eso, de ahí la importancia de este contrato, créeme, deberías leerlo…

—¡Esta bien! Al menos lo leeré, pero no me comprometo aún ..

—Es todo lo que pido..

La acompaño a sentarse retirando les la silla para que lo hiciera, una vez estuvo sentada, el licenciado saco de su portafolios un puñado de hojas que le dio a leer ..

—Estudia con atención cada párrafo.mientras te pediré algo de beber, ¿ya comiste? Porque yo no, voy a pedir un corte de filete ¿Pido algo para ti?

—Si, por favor, aunque no tengo mucho apetito dicen que las penas con pan son menos….

—Imagino que la situación tan complicada en la que te encuentras no solo te quita el apetito, tal vez hasta el sueño

—No tiene idea de cuánto, Ademas acabo de descubrir que mi novio y mi mejor amiga se entienden ..

Al decir esto, sus ojos se arrasaron de lágrimas

—No sabes cuánto lo lamento ¿Es por eso que te decidiste a hablarme?

—Asi es, pero de repente aquí parada sentí que debía retroceder, siglos de lucha feminista para que yo termine Vendida… con un anciano …

Al escuchar esto, la comisura de sus labios se curvo un poco, sonriendo le dijo

—¿Quien te ha dicho que es un anciano?

Pero fue todo lo que le dijo, no le hablo más de su cliente, después de todo¡ si aceptaba!

Amalia leyó con atención todo el contrato, que efectivamente está redactado en términos sencillos, beneficios sorprendentes para la contrayente, como el hecho de que al terminar el contrato se le daría una suma de 24 millones de pesos, pero tenía que firmar el divorcio de común acuerdo, además tenía prohibido un embarazo, si llegara a pasar, la contrayente debía interrumpirlo…

—Este punto no me queda claro, le dijo señalando lo que acababa de leer

El licenciado vio a dónde señalaba su dedo

—¿Cuál es la duda?

—Bien, se supone que no habrá contacto sexual de ningún tipo, ¿entonces porque habla de interrumpir embarazos?

—Mi cliente, el señor Torres, no tiene pensado consumar el matrimonio, sin embargo, reconoce que una chica joven, puede tener cierto deseo sexual, entonces más adelante (Señalando otro párrafo) específica que no espera fidelidad, solo discreción

“No hará falta, si he vivido todo esté tiempo sin perder mi virginidad, no voy a venir haciendolo estando casada con uno y perderla con otro”

—Ah ¡Ok!

No hacía falta aclararle ese punto al licenciado, después de todo, ella era de mente abierta, pero no tanto como para hablarle de su intimidad a un desconocido…

Continuo leyendo párrafo por párrafo cada parte del contrato, haciendo preguntas cuando algo no le quedaba claro, aunque en realidad lo que el licenciado le había dicho era verdad, el contrato era más que favorable a la contrayente, lo único a favor del cónyuge sería la renuncia total a los bienes habidos o adquiridos por cada una de las partes