Matrimonio De Hielo

Matrimonio De Hielo

1. Confuso Amanecer

“Ama un solo día y el mundo habrá cambiado”- Robert Browning (1812-1889)

El dolor en mi cabeza se hace presente, corrientes eléctricas recorren mi cuerpo haciéndome estremecer; con dificultad abro mis ojos encontrándome con un entorno completamente blanco, otro golpe en mi cabeza se hace presente y me hace cerrar nuevamente los ojos con fuerza tratando de calmarme.

¿¡Qué demonios pasó?!- susurré frustrada mientras tomaba mi cabeza entre mis manos.

A duras penas logro incorporarme y fijar mi vista en un gran mueble que se encuentra justo enfrente de la cama donde me encuentro, de pronto me doy cuenta de una cosa: estoy desnuda.

Rápidamente se conectan las neuronas de mi cerebro y recuerdos de la noche anterior vienen a mí como rayos; había ido al hotel Warriot para reunirme con un importante editor… después de eso, Letitzia me ofreció unas cuantas copas, luego… un hombre alto y con un aura imponente se acerco a mi y de pronto me besó, finalmente oscuridad.

<< ¿Cómo es que llegué a esto? >>

Mis ojos se llenan de lágrimas inconscientemente pero las retengo lo más que puedo, rápidamente me pongo de pie y empiezo a colocarme mi ropa; por mi mente pasan millones de pensamientos, millones y trillones de preguntas sobre como es que llegué a esto, y como por qué Letitzia me empujaría hasta aquí.

<< Ni tengo pruebas y estoy culpando a alguien que tal ves ni hizo nada, que injusta soy >>

Al terminar de vestirme, froto mis ojos apartando las lágrimas y trato de acomodar un poco mi larga cabellera; había estado tan distraída en mis pensamientos que no me había percatado que sobre la mesita de noche había un sobre color blanco y una pequeña nota con letra cursiva muy elegante.

Espero que esto sea más que suficiente para compensar la buena noche que pasamos.

Hasta nunca preciosa…

Fruncí el ceño y abrí él sobre sin delicadeza encontrándome con una fuerte cantidad de dinero en su interior. Impotencia, rabia y coraje fue lo que sentí.

Tomé entre mis manos la nota y la rompí en miles de pedacitos y rompí en un llanto de furia.

<< ¿¡Creyó que era una cualquiera?! >>

- ¡Pues qué equivocado está!- con pasos firmes tomé mi abrigo y aquel sobre\, saliendo así de aquella habitación que era testigo de mi enojo y humillación.

Al salir al pasillo pude notar cómo había personas con trajes o vestimenta muy formales caminando de un lado a otro, me sentía intimidada con mi vestido simple y maquillaje corrido, por lo cual aceleré el paso al elevador presionando el botón del lobby.

<< Vamos, vamos… >>

Miraba impaciente como el número descendía poco a poco, se me estaba haciendo eterno… con mi pie daba pequeños golpes en el piso dando señal de impaciencia, pero solo fue cuando se abrieron las puertas que pude salir como alma que persigue el diablo; rápidamente me acerqué a recepción donde había un chico al parecer nuevo y tímido porque no me miraba a los ojos.

- Buenas tardes- saludé-. Quisiera dejar aquí esto..- le entregué el sobre con el dinero-. Me lo dio un hombre\, no tengo ni idea de quién pudo ser\, simplemente se fue\, pero tengo su letra… tal ves la pueda identificar y él venga por aquí después- le entregué igualmente la tarjeta.

- ¿Quiere que se le devuelva?- preguntó mientras tomaba las cosas y las guardaba\, exceptuando la carta a la cual la observó con detenimiento y abrió los ojos como platos.

- ¿Sucede algo?- le pregunté por su exagerada reacción.

- Amm… n-no.. nada señorita\, discúlpeme…- sonrió falsamente y asintió sin más.

- No se preocupe- susurré-. ¡Ah! Y una cosa más… dígale a ese sujeto que no necesito su mugriento dinero y que por mí se puede ir al infierno- sonreí de lado y sin decir nada más me fui de allí.

Caminaba por las calles de la ciudad arrastrando los pies, la cabeza seguía doliéndome a morir, no tenía ni idea de cuanto había bebido la noche anterior o si le pusieron algo a una de mis bebidas; definitivamente no quería seguir pensando en eso pero me era imposible y más en la forma en la que había sido ofendida.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el timbre de llamada de mi celular, lo saque de mi bolso y en cuanto vi de quien se trataba solté un suspiro de frustración.

<< Tranquila Sam… tú puedes con esto >>

Mamá

- ¡¡Samantha Nuñez Tovar!!- gritó mi madre desde la otra línea-. ¡¿Se puede saber dónde demonios estás?!

- Mamá… tranquila- hablé suavemente-. Estoy bien\, estuve en la oficina toda la noche así que…- toqué mi sien tratando de encontrar una excusa creíble pero no se me ocurría nada.

- Hija\, ¿acaso tienes idea de lo preocupada que estaba?- regañó-. Casi te reporto con la policía porque tú nunca haces estas cosas.

- Lo entiendo madre- sollocé-. Perdóname… no volverá a ocurrir… ya voy camino a casa- sonreí a pesar de que ella no pudiera verme.

- Esta bien\, con cuidado amor mío- pidió.

- Si ma\, te quiero…- y colgué.

Solté un suspiro pesado y negué con la cabeza, guardé mi celular en mi bolso y emprendí camino a casa de nuevo.

<< Será un día pesado… >>

Valentino Pov

En la compañía Ricci

- ¿Ya está todo listo para el coctel de hoy?- pregunté mientras tenia la vista fija en el computador.

- Si señor- afirmó mi asistente-. También confirmó la señorita Parisi…

Detuve inmediatamente lo que hacía al escuchar ese apellido, hace mucho que no era capaz de oírlo… y por primera vez en meses la vería después de lo ocurrido.

- De acuerdo- me puse de pie-. Estate al pendiente de cualquier cosa que llegue a ocurrir\, tengo otros asuntos que resolver…- caminé hacia la salida de mi enorme oficina.

- Entendido señor- asintió-. Ah\, por cierto… al ir al hotel Warriot por su saco\, un recepcionista me entrego esto- me extendió un sobre blanco ya conocido-. Y que le dijera esto “Dice la señorita que no necesita de su mugriento dinero y que por ella se puede ir al infierno”- imitó la voz del creo yo recepcionista.

Fruncí el ceño y miré el sobre con superioridad, ¿en serio aquella mujer había osado rechazarme?…

Guardé el sobre en la bolsa de mi saco y sin más salí de allí; caminaba por los largos e interminables pasillos de mi empresa bajo una que otra mirada de sexos femeninos, ¿y quién no me miraría? Era un hombre apuesto, siempre lo había sido, pero nunca me habían importado las mujeres ni las fiestas, siempre estuve enfocado en mis deberes y el trabajo lo cual por obvias razones consumía mi tiempo y energía.

<< Primero el deber y luego el placer >>

No podía negar que de vez en cuando me daba unas escapadas y tenía unas noches alocadas para bajar el estrés de las largas jornadas laborales, pero yo no buscaba el amor.. para nada, no era algo que me interesara o causara intriga.

- Larguémonos de aquí- le dije a mi chofer quien enseguida al ver mi humor abrió la puerta del auto para dejarme entrar.

- ¿A la mansión Ricci\, señor?- preguntó mientras me miraba por el retrovisor.

Asentí con la cabeza y aparté la vista hacia la ventana; veía a todas las personas pasar rápidamente, la ciudad se veía y escuchaba escandalosa, me urgía llegar a casa y descansar…

De pronto nos detuvimos en un semáforo en rojo, los peatonales cruzaban la calle, y fue cuando mi vista cayó en esa mujer, la de la noche anterior.

Esa larga cabellera castaña, piel morena que la hacía lucir única, nada comparada con las típicas modelos que se acostumbran ver, una figura ni tan delgada ni tan rellena, simplemente proporcionada… y esos ojos color miel que me atraparon al instante anoche… era una mujer normal, no era modelo, no era ni extravagante ni fea, era normal pero bella ante mis ojos.

<< ¿Quién eres? >>

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Comments

Zory Mejia

Zory Mejia

empiezo y me gusto

2023-07-11

1

Cataleya

Cataleya

muy buen comienso me gusta

2023-03-31

0

Adrianita Rodriguez

Adrianita Rodriguez

empezamos lectura

2022-06-24

1

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