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Matrimonio De Hielo

1. Confuso Amanecer

“Ama un solo día y el mundo habrá cambiado”- Robert Browning (1812-1889)

El dolor en mi cabeza se hace presente, corrientes eléctricas recorren mi cuerpo haciéndome estremecer; con dificultad abro mis ojos encontrándome con un entorno completamente blanco, otro golpe en mi cabeza se hace presente y me hace cerrar nuevamente los ojos con fuerza tratando de calmarme.

¿¡Qué demonios pasó?!- susurré frustrada mientras tomaba mi cabeza entre mis manos.

A duras penas logro incorporarme y fijar mi vista en un gran mueble que se encuentra justo enfrente de la cama donde me encuentro, de pronto me doy cuenta de una cosa: estoy desnuda.

Rápidamente se conectan las neuronas de mi cerebro y recuerdos de la noche anterior vienen a mí como rayos; había ido al hotel Warriot para reunirme con un importante editor… después de eso, Letitzia me ofreció unas cuantas copas, luego… un hombre alto y con un aura imponente se acerco a mi y de pronto me besó, finalmente oscuridad.

<< ¿Cómo es que llegué a esto? >>

Mis ojos se llenan de lágrimas inconscientemente pero las retengo lo más que puedo, rápidamente me pongo de pie y empiezo a colocarme mi ropa; por mi mente pasan millones de pensamientos, millones y trillones de preguntas sobre como es que llegué a esto, y como por qué Letitzia me empujaría hasta aquí.

<< Ni tengo pruebas y estoy culpando a alguien que tal ves ni hizo nada, que injusta soy >>

Al terminar de vestirme, froto mis ojos apartando las lágrimas y trato de acomodar un poco mi larga cabellera; había estado tan distraída en mis pensamientos que no me había percatado que sobre la mesita de noche había un sobre color blanco y una pequeña nota con letra cursiva muy elegante.

Espero que esto sea más que suficiente para compensar la buena noche que pasamos.

Hasta nunca preciosa…

Fruncí el ceño y abrí él sobre sin delicadeza encontrándome con una fuerte cantidad de dinero en su interior. Impotencia, rabia y coraje fue lo que sentí.

Tomé entre mis manos la nota y la rompí en miles de pedacitos y rompí en un llanto de furia.

<< ¿¡Creyó que era una cualquiera?! >>

- ¡Pues qué equivocado está!- con pasos firmes tomé mi abrigo y aquel sobre\, saliendo así de aquella habitación que era testigo de mi enojo y humillación.

Al salir al pasillo pude notar cómo había personas con trajes o vestimenta muy formales caminando de un lado a otro, me sentía intimidada con mi vestido simple y maquillaje corrido, por lo cual aceleré el paso al elevador presionando el botón del lobby.

<< Vamos, vamos… >>

Miraba impaciente como el número descendía poco a poco, se me estaba haciendo eterno… con mi pie daba pequeños golpes en el piso dando señal de impaciencia, pero solo fue cuando se abrieron las puertas que pude salir como alma que persigue el diablo; rápidamente me acerqué a recepción donde había un chico al parecer nuevo y tímido porque no me miraba a los ojos.

- Buenas tardes- saludé-. Quisiera dejar aquí esto..- le entregué el sobre con el dinero-. Me lo dio un hombre\, no tengo ni idea de quién pudo ser\, simplemente se fue\, pero tengo su letra… tal ves la pueda identificar y él venga por aquí después- le entregué igualmente la tarjeta.

- ¿Quiere que se le devuelva?- preguntó mientras tomaba las cosas y las guardaba\, exceptuando la carta a la cual la observó con detenimiento y abrió los ojos como platos.

- ¿Sucede algo?- le pregunté por su exagerada reacción.

- Amm… n-no.. nada señorita\, discúlpeme…- sonrió falsamente y asintió sin más.

- No se preocupe- susurré-. ¡Ah! Y una cosa más… dígale a ese sujeto que no necesito su mugriento dinero y que por mí se puede ir al infierno- sonreí de lado y sin decir nada más me fui de allí.

Caminaba por las calles de la ciudad arrastrando los pies, la cabeza seguía doliéndome a morir, no tenía ni idea de cuanto había bebido la noche anterior o si le pusieron algo a una de mis bebidas; definitivamente no quería seguir pensando en eso pero me era imposible y más en la forma en la que había sido ofendida.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el timbre de llamada de mi celular, lo saque de mi bolso y en cuanto vi de quien se trataba solté un suspiro de frustración.

<< Tranquila Sam… tú puedes con esto >>

Mamá

- ¡¡Samantha Nuñez Tovar!!- gritó mi madre desde la otra línea-. ¡¿Se puede saber dónde demonios estás?!

- Mamá… tranquila- hablé suavemente-. Estoy bien\, estuve en la oficina toda la noche así que…- toqué mi sien tratando de encontrar una excusa creíble pero no se me ocurría nada.

- Hija\, ¿acaso tienes idea de lo preocupada que estaba?- regañó-. Casi te reporto con la policía porque tú nunca haces estas cosas.

- Lo entiendo madre- sollocé-. Perdóname… no volverá a ocurrir… ya voy camino a casa- sonreí a pesar de que ella no pudiera verme.

- Esta bien\, con cuidado amor mío- pidió.

- Si ma\, te quiero…- y colgué.

Solté un suspiro pesado y negué con la cabeza, guardé mi celular en mi bolso y emprendí camino a casa de nuevo.

<< Será un día pesado… >>

Valentino Pov

En la compañía Ricci

- ¿Ya está todo listo para el coctel de hoy?- pregunté mientras tenia la vista fija en el computador.

- Si señor- afirmó mi asistente-. También confirmó la señorita Parisi…

Detuve inmediatamente lo que hacía al escuchar ese apellido, hace mucho que no era capaz de oírlo… y por primera vez en meses la vería después de lo ocurrido.

- De acuerdo- me puse de pie-. Estate al pendiente de cualquier cosa que llegue a ocurrir\, tengo otros asuntos que resolver…- caminé hacia la salida de mi enorme oficina.

- Entendido señor- asintió-. Ah\, por cierto… al ir al hotel Warriot por su saco\, un recepcionista me entrego esto- me extendió un sobre blanco ya conocido-. Y que le dijera esto “Dice la señorita que no necesita de su mugriento dinero y que por ella se puede ir al infierno”- imitó la voz del creo yo recepcionista.

Fruncí el ceño y miré el sobre con superioridad, ¿en serio aquella mujer había osado rechazarme?…

Guardé el sobre en la bolsa de mi saco y sin más salí de allí; caminaba por los largos e interminables pasillos de mi empresa bajo una que otra mirada de sexos femeninos, ¿y quién no me miraría? Era un hombre apuesto, siempre lo había sido, pero nunca me habían importado las mujeres ni las fiestas, siempre estuve enfocado en mis deberes y el trabajo lo cual por obvias razones consumía mi tiempo y energía.

<< Primero el deber y luego el placer >>

No podía negar que de vez en cuando me daba unas escapadas y tenía unas noches alocadas para bajar el estrés de las largas jornadas laborales, pero yo no buscaba el amor.. para nada, no era algo que me interesara o causara intriga.

- Larguémonos de aquí- le dije a mi chofer quien enseguida al ver mi humor abrió la puerta del auto para dejarme entrar.

- ¿A la mansión Ricci\, señor?- preguntó mientras me miraba por el retrovisor.

Asentí con la cabeza y aparté la vista hacia la ventana; veía a todas las personas pasar rápidamente, la ciudad se veía y escuchaba escandalosa, me urgía llegar a casa y descansar…

De pronto nos detuvimos en un semáforo en rojo, los peatonales cruzaban la calle, y fue cuando mi vista cayó en esa mujer, la de la noche anterior.

Esa larga cabellera castaña, piel morena que la hacía lucir única, nada comparada con las típicas modelos que se acostumbran ver, una figura ni tan delgada ni tan rellena, simplemente proporcionada… y esos ojos color miel que me atraparon al instante anoche… era una mujer normal, no era modelo, no era ni extravagante ni fea, era normal pero bella ante mis ojos.

<< ¿Quién eres? >>

2. (Im)Perfectos Desconocidos

“El verdadero amor es como los espíritus: todos hablan de ellos, pero pocos los han visto”- Francois de la Rochefoucauld (1613-1680)

Valentino Pov 

Mis ojos no se podían apartar de ella, por mi mente cruzaban millones de pensamientos pero ninguno era puro o con buenas intenciones, oh no… por supuesto que no.. yo no era un ser con buenos pensamientos…

Necesito toda la información de esa mujer…- murmuré para mí mismo sin apartar la mirada aunque ella ya había desaparecido de mi campo de visión.

Rápidamente tomé mi celular y marqué el número de mi asistente, necesitaba esos datos lo más pronto posible.

Kristina

- Dígame señor ¿qué se le ofrece?- contestó rápidamente.

- Necesito que investigues a una persona; quién es\, donde vive\, en donde trabaja ¡si es necesario hasta que hora acostumbra dormir!- dije con mi típico tono serio-. ¿Entendido?

- Si señor\, no hay problema- aseguró.

- Dí por terminada la llamada y continuamos con el rumbo a casa en un silencio tan sombrío que podía hasta cortarse con una cuchilla\, pero sí hablábamos con sinceridad… me gustaba más el mutismo que el escándalo.

 Habíamos tardado un poco más de lo habitual en llegar a la mansión debido al tráfico.

<< Molesto… >>

Inmediatamente al estar frente a las enormes puertas principales, los servidores me abrieron las puertas e inclinaron la cabeza en seña de respeto; era una persona a la cuál no le gustaba que le miraran directamente o al menos no cualquiera, también valoraba mucho mi espacio personal, y por lo tanto mi vida privada era eso, privada.

No miré a nadie, ni siquiera me tomé la molestia de saludar a mi fiel mayordomo, estaba exhausto y solo quería tomar una siesta… después de despertar en aquella habitación de hotel había tenido una terrible jaqueca y no llevaba mis analgésicos.

<< ¡Vaya suerte! >>

 

- ¿Señor?- escuché la voz de Carlo\, mi mayordomo al otro lado de la puerta-. ¿Me permite pasar?…

- Claro… pasa- suspiré y me senté en la orilla de la cama.

 

Carlo entró a mi habitación con una charola en sus manos en la que había una taza y con una pequeña cajita en la que suponía que contenía uno de mis analgésicos.

- Señor\, me informaron que sufrió de jaqueca en la mañana- cerró la puerta y se acercó a mí lentamente pero con paso decidido-. Le traje un té recuperador y un analgésico para que pueda descansar un rato- me extendió la taza con el caliente té y la pastilla.

- Gracias Carlo- me lo terminé de un solo trago junto con la pastilla.

- Por cierto señor…- dejó todo en la mesita de noche y se puso justo frente a mí-. Me enteré que le pidió a Kristina que investigara a una joven\, y por cómo lo veo… es con la que pasó la noche- dijo con suma seriedad.

- Así es…- me puse de pie y lo encaré-. ¿Hay algún problema Carlo?- levanté una ceja esperando su respuesta.

- Usted sabe\, que he trabajado para usted por más de 15 años- habló en el mismo tono-. Solo busco su bienestar y no quiero que se meta en problemas.

Las palabras de Carlo habían retumbado en mi mente, nunca lo había escuchado decir algo así, a excepción de cuando la señorita Parisi me hizo aquello…

Él era más como una figura paternal que mí mismo padre, quien me había dejado solo cuando más lo necesitaba.

Sabes que te tengo un respeto enorme Carlo- hablé suavemente-. Pero no tienes que preocuparte… ¿dime cuándo he cometido alguna necedad?- pregunté seguro de mis palabras.

En ningún momento señor…- negó con la cabeza.

Sabes que en privado, puedes decirme Valentino.

Carlo me miró a los ojos y asintió, me dio unos leves golpecitos en el hombro y sin más tomó la charola para retirarse de la habitación, dejándome completamente solo.

Solté un pesado suspiro y me quité mi saco arrogándolo al sillón más cercano, no me encontraba del suficiente humor como para preocuparme de levantar mi traje; tomé mi celular y coloqué una alarma a las 8pm, con eso tendría suficiente tiempo para prepararme e irme al coctel de hoy.

<< Debo descansar si quiero aguantar la larga velada que se avecina >>

Y con ese pensamiento me metí entre mis sábanas para finalmente cerrar mis ojos y caer inconsciente.

Samantha Pov

Después de atravesar toda la ciudad para llegar a mi hogar  tuve que enfrentar a mi enojada madre, quien me esperaba justamente en la entrada de la casa esperando una explicación más lógica que la que le había dado por teléfono pero por supuesto volví a asegurar que estuve en la oficina.

¿Finalmente ella me creyó y dejo de insistir pero me hizo prometer que le avisaría cuando no tuviera pensado llegar a casa para no hacerla preocupar.

 

- No te preocupes madre- la tranquilice-. Cuando no tenga planeado llegar a casa llamaré\, ¿sí?- la abracé con delicadeza.

- De acuerdo\, pero tienes que prometer que si lo harás\, serás consciente y responsable\, por último no volverás a hacer algo como esto jamás- advirtió.

- Sí madre…- asentí.

De repente me sorprendió cuando mi celular empezó a sonar indicando que alguien estaba llamando, saqué este de mi bolso y cuando vi de quién se trataba observé a mi madre de reojo para alejarme.

Alonzo

- ¿Hola?…- susurré.

- ¿Sami? ¡Por fin contestas!- gritó mi mejor amigo en forma de reclamación-. ¿Dónde has estado mujer?

- Perdóname Alonzo\, he estado algo ocupada el día de hoy- suspiré-. Pero dime qué ocurre- sonreí mientras - miraba cómo mi madre tejía un sweater.

- Bueno\, acepto tus disculpas… pero te llamaba porque necesito de tu ayuda- dijo nervioso-. Tengo que asistir a un evento importante hoy en la noche y no tengo acompañante- rió.

- Ya sé para donde va esto… y si\, acepto ser tu acompañante pero a cambio quiero que me invites a cenar- sonreí con superioridad a pesar de que sabía que él no me veía.

- De acuerdo- escuché como rió-. ¿Te pasaré a recoger a las 8:30pm de acuerdo? ¡Ah y por cierto\, estrena aquel vestido que te regalé en tu cumpleaños\, el dorado!- dijo con un tono pícaro.

- Bien! Nos vemos- corté la llamada rodando los ojos por su último comentario.

Chequé la hora en la pantalla de mi móvil, eran apenas las 5pm… tenía un buen rato para descansar, tomar una relajante ducha y arreglarme para el dichoso evento de Alonzo.

Me despedí de mi madre y subí a mi cuarto para poder dormir un rato, al subir lo primero que hice fue quitarme los molestos tacones que me estaban matando los pies y me senté en mi escritorio, prendí mi laptop e inmediatamente llegaron emails… muchos de ellos del banco exigiendo al menos unos pequeños depósitos para pagar lo que debíamos de la hipoteca.

<< ¿De dónde se supone que sacaré este dinero? >>

Cubrí mi cara con mis manos y solté un suspiro de frustración; no podía decirle a mi madre sobre estos problemas… hace unos días los vecinos me habían dicho que un hombre había venido preguntando por nosotras, y tengo la leve sospecha de que se trata de mi padre, de aquel cobarde pero no la quiero abrumar ni ponerle los pelos de punta a mamá con esto… ya ha pasado por mucho y no se merece más sufrimiento.

<< Si tengo que trabajar doble turno o hacer más que los demás… no me importa >>

 

Y con estos problemas en la cabeza y en las circunstancias en las que me encontraba, ya no me dieron ganas de dormir; me la había pasado horas enviando mi currículum a editoriales y empresas, hasta que mi reloj anunció las 7pm y me apresuré a darme una ducha.

¿Estaría bien el dorado?- murmuré para mí misma-. Bueno, es el vestido más decente que tengo en mi armario…- me encogí de hombros y coloqué la hermosa y larga vestimenta sobre la cama.

Me coloqué mis prendas interiores, y finalmente el bello vestido, me sequé y peiné mi larga cabellera haciendo unas pequeñas ondas, finalmente un toque de maquillaje para resaltar mis rasgos; me di un último vistazo en el espejo y sonreí.

<< Qué empiece la función >>

Escuché como tocaban el timbre y como el sonido retumbaba por la pequeña y acogedora la casa, rápidamente tomé mi perfume y me apliqué solo un poco en los puntos clave.

- ¡Sam! ¡Lochito está aquí!- solté una pequeña risita al escuchar cómo mi mamá le decía a Alonzo.

- ¡Ya bajo!- contesté mientras salía con cuidado de la habitación.

Iba bajando con delicadeza los escalones cuando pude visualizar a mi amigo en la entrada y a mi madre a su lado con una linda sonrisa, ambos viéndome atentamente.

- ¿Y qué tal? ¿Cómo me veo?- di una vuelta con nervios.

- Te ves muy hermosa\, magnífica y nerviosa- dijo Alonzo mientras tomaba mi mano y depositaba un beso en ella.

Me sonroje al instante y le agradecí, mi madre nos miraba con ternura y brillo en sus ojos, típico de ella cuando "Lochito" estaba cerca de mí; nos despedimos y prometimos regresar antes de la 1am, o bueno... al menos eso dijo mi acompañante.

- Tu tranquila...- me dijo ya una vez en su auto-. Es solo un coctel\, personas ricas con las que tengo que conversar...- dijo para tranquilizarme.

- No te preocupes\, estaré bien- sonreí.

El resto del camino nadie dijo nada, solo me dedicaba a ver por la ventana y mentalizarme de que todo saldría bien ya que la última vez que salí terminé en la cama con un misterioso hombre.

Al llegar me sorprendí demasiado, era una enorme mansión.. creo que si me dejaban sola en este lugar si me perdía; enrollé mi mano en el brazo de Alonzo y entramos al gran lugar, estaba repleto de personas bien vestidas, meseros con charolas ofreciendo Champagne, vino y algunos postres... definitivamente un evento de ricachones...

- Sami\, acabo de ver a un hombre con el que necesito hablar de urgencia- me dijo mi amigo al oído-. Si quieres ve a la mesa de postres a comer algo\, te veo allí en un rato pero no te muevas de ahí- advirtió.

- Esta bien\, no te preocupes- asentí-. Ve.

Vi cómo mi amigo se alejaba y se acercaba a un hombre de ya avanzada edad para empezar a conversar; me quede sumida en mis pensamientos que una mano en mi hombro me hizo brincar del susto.

- ¡AHHH!- me aleje de inmediato y mire a mi lado\, había un hombre alto\, con un físico increíble que hasta en el traje se le podían notar sus trabajados músculos\, un rostro hermoso... pero con un aura que imponía y que congelaba... ¡¡era un adonis este sujeto!!

- Nos vemos de nuevo...- habló fríamente\, tanto que me puso los pelos de punta-. Señorita Nuñez.

<< Hay no... puede... ser... >>

3. Perfecto y Arrogante Adonis

“El amor nunca tiene razones, y la falta del amor tampoco. Todo son milagros”.- Eugene O’Neill (1888-1953)

Su voz era gruesa, grave e intimidante… tanto que tan solo el escuchar mi nombre salir de sus apetecibles labios, me hizo estremecer y poner los pelos de punta.

Era el hombre más apuesto que había visto en toda mi vida, pero por algún motivo… me daba la sensación de que lo conocía, su colonia me era familiar y esos ojos… ese simple toque en el hombro de alguna forma hizo que neuronas en mi mente se conectaran y dieran paso a un pequeño recuerdo. Uno muy reciente…

- Lo siento caballero pero…- me aleje un poco de él-. No recuerdo haberlo visto jamás en mi vida…- sonreí levemente.

- ¿En serio fingirás que nada sucedió?- sonrió con arrogancia-. Usualmente yo soy el que se hace el de la vista gorda y finge\, pero al parecer ya ha habido un cambio de roles.

Fruncí el ceño ante su comentario y lo mire fijamente con los brazos cruzados sobre mi pecho; ¿acaso él… él había sido con quién había pasado la noche?…

<< ¿¡TUVE RELACIONES CON UN HOMBRE TAN SEXI?! >>

- ¿Acaso tú… yo…?- ni siquiera podía formular correctamente mi pregunta-. ¿¡Tú eres el sujeto del hotel cierto?!- lo golpee en el pecho con mi dedo índice incriminándolo.

- Señorita Nuñez… es un placer poder conocerla al fin formalmente- me extendió su mano en forma de saludo.

<< ¿Estamos en una junta de negocios acaso? >>

- Quiero decirle una cosa joven…- entrecerré los ojos esperando que me dijera su nombre.

- Valentino… Valentino Ricci- me dijo con un tono serio pero al mismo tiempo orgulloso.

- De acuerdo\, joven Ricci.. le diré que soy una persona muy educada y con buenos principios\, pero no aceptaré su saludo ya que hoy amanecí en una habitación de hotel completamente desnuda\, sin recordar ni mangos ni peras de lo que pasó y para colmo\, con “paga” como si fuera una prostituta\, y no.. eso no- negué rotundamente mientras la fulminaba con la mirada.

- Lamento mucho eso- volteó su vista a otro lado-. Pero te encontrabas demasiado ebria\, y yo buscaba desquitar mi estrés…- se encogió de hombros-. Además no es como si no lo hubieras disfrutado- me miro de reojo y guiño un ojo.

- Qué engreído…- susurré y rodee los ojos.

El silencio se apoderó del ambiente que nos rodeaba a ambos volviéndolo incómodo, el joven Valentino simplemente bebía de su copa de vino sin descomponer su postura fría y elegante, yo por otro lado buscaba con la mirada a mi amigo, quería irme a mi casa a descansar y mantenerme alejada de este apuesto sujeto, porque a pesar de todo… había algo en él que no me agradaba.

- ¡Samantha Nuñez!- escuché como la voz de mi mejor amigo gritaba mi nombre-. Por fin te encuentro\, creí que estabas en la mesa de postres…- suspiró de alivio mientras se ponía a mi lado-. ¡Oh! ¿Y quién es él? Lo conozco de algún lado…- miró a Valentino por unos minutos pensativo.

- Yo también te estaba esperando- sonreí-. Y pues él es… Valentino Ricci- los presenté-. Valentino\, bueno… te presento a Alonzo mi amigo y acompañante- sonreí levemente.

- Buenas noches joven Ricci- saludó cortes mi amigo-. Es un verdadero placer conocerlo\, es usted un hombre muy admirable…- estrecharon manos ambos sujetos.

- Muchas gracias por él cumplido- asintió-. Solo ejecuto bien mi trabajo- se encogió de hombros y siguió con su seria y fría postura.

- Am.. bueno… creo que es momento de que nos vayamos- sonreí nerviosa-. Hasta nunca\, Valentino Ricci- solté sin emoción alguna dando media vuelta y yéndome de allí sin mirar atrás.

Caminaba con pasos firmes hacia la salida indispuesta a seguir con ese momento incómodo hasta que sentí un tirón en mi brazo haciéndome girar y chocar con un fuerte pecho.

<< ¿Qué rayos? >>

- ¡Hey!- levante la mirada encontrándome con esa mirada fulminándome.

- No me gusta que me rechacen…- susurró en mi oído provocando que millones de corrientes eléctricas pasaran por mi cuerpo estremeciéndome a tal grado de sonrojarme-.  Toma la compensación sin refunfuñar y vete a comprar algo lindo\, un vestido no vendría mal…- dijo mirándome de arriba a abajo\, analizándome con detenimiento.

<< Indirectamente me dijo pobre >>

Mi mirada rápidamente cambió a una de disgusto, ¿¡cómo es que este hombre se atrevía a decirme eso?!

Puse mis manos en su duro pecho y juntando todas mis fuerzas lo alejé a una distancia considerable para encararlo; quería decirle todas sus verdades, decirle que me dejara en paz pero sus ojos puestos en mi observándome con suficiencia me hacían sentir pequeña, aún más de lo que me sentía y era…

- Ya le dije y se lo vuelvo a repetir…- suspiré enojada pasando una mano por mi larga cabellera-. No necesito su dinero\, ni sus limosnas… ¡NADA!- recalqué ya harta de toda la situación-. ¿Si entiende o no?

El silencio de 4 segundos había sido suficiente para mi, le di la espalda y empecé a caminar de nuevo hacia la salida, pero una risa sin gracia de su parte me hizo detener por un momento, rodeé los ojos y salí de aquel lujoso cóctel echando humo de las orejas.

<< ¡Tan apuesto pero tan arrogante! >>

Valentino Pov 

El acercarme a ella, el poder hablar con ella tan siquiera un poco pudo ocasionar en mí un remolino turbulento de emociones. Nunca había sido bueno con las palabras, en realidad nunca he sido bueno expresándome, así qué tal ves pudo haber entendido mal mis ideas o lo que quise comunicarle…

Siempre pensé que era alérgico a las mujeres, no me gustaba estar cerca de ellas ni mucho menos dirigirles la palabra a menos que el entorno fuera laboral o familiar (muy familiar). Pero con ella tenía una pizca diferente… se sentía diferente, podría decirse que era soportable… y me confundía.

- Que interesante…- sonreí de lado mientras veía por dónde se había ido aquella mujer.

Metí mi mano en mi bolsillo y regresé a hablar con los demás invitados, aunque estas cosas no eran demasiado de mi agrado, debía ser paciente y entablar conversaciones con todos para poder tener buenas relaciones como excelente hombre de negocios.

- Joven Valentino- escuché una voz a mis espaldas provocando que me girara en su dirección-. Es un gusto verlo\, después de todo… usted no asiste demasiado a este tipo de eventos- sonrió aquel hombre mayor.

- Un gusto verlo señor Alessandro- salude con cortesía-. Y bueno\, pensé que sería una buena idea asistir… después de todo- tomé un sorbo de mi vino-. Yo soy el mayor contribuidor de PIB (Producto Interino Bruto)- sonreí con suficiencia.

- Tienes razón Ricci…- asintió entre dientes-. Debes de mantenerte corriendo si quieres seguir en la carrera\, y si no quieres que te rebasen- igual bebió de su copa mientras me veía fijamente.

- Efectivamente Alessandro… efectivamente…- levante mi copa en modo de brindis.

Ambos nos mirábamos fijamente a los ojos, se podía sentir perfectamente como la tensión iba en aumento cada vez más; sabia a la perfección que toda esta conversación había sido solo para darme a conocer que me tenía en la mira y que si no tenía cuidado, no dudaría en acabar conmigo. Y hasta cierto punto tenía que reconocer que el señor Alessandro era un hombre con clase, hubiera sido otro no me dirigía la palabra y simplemente me atacaba por la espalda en un momento de debilidad, pero el me declaraba la guerra de frente, como verdaderos hombres sin aprovecharse de los momentos de vulnerabilidad de los demás.

<< Lo acepto con gusto >>

- Por cierto Valentino…- desvió su mirada a la pista de baile deshaciéndose de aquella incómoda vibra que nos rodeaba-. Me enteré que tu abuelo ha estado muy grave… incluso han dicho que las probabilidades de que se recupere son sumamente bajas…- me miró de reojo-.

- Esta muy bien informado- dije apretando la mandíbula. No me gustaba que mencionaran a mi familia como si fuera algo normal o hablaran de ella conmigo como si nada…

- Si sabes que… ¿si el señor Ricci muere… tu no podrás heredar tu parte de la empresa porque no estás casado verdad??- noté como sonrió ladinamente.

<< Te quitaré esa sonrisa de un solo golpe, ya lo verás.. >>

- Sí\, lo sé- dije serio-. Gracias por volvérmelo a recordar Alessandro\, en verdad agradezco tu preocupación hacia mi familia y hacia mi\, pero ya está ese asunto solucionado…- terminé de beber mi vino entregándole así mi copa a un servidor-.

- ¿Qué quieres decir Ricci?- frunció el ceño sin entender lo que le decía.

- Estoy comprometido- solté finalmente.

La expresión de Alessandro cambio por completo a una de asombro y confusión; tenía muy en claro lo que podía estar pasando por su mente, ¿cómo es que había logrado tener una prometida tan pronto? Y sobre todo ¿quién sería capaz de contraer matrimonio conmigo?

Una sonrisa macabra se formo en mis labios al pensar en la persona indicada para aquella mentira.

<< Después de todo… si nos veremos de nuevo... Samantha Nuñez >>

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