“¿Qué será de nuestro destino cuando alguien pise nuestro camino?”- Anónimo
¿Quién se creía ese hombre? Sé que es el hombre más poderoso de la ciudad o… creo que hasta del país pero eso no le da absolutamente para nada el derecho de ofender y humillar a quien se le venga en gana.
¿Así serán todas las personas ricachonas? ¿Pisotean todo lo que se les ponga enfrente?
- Qué noche tan frustrante…- solté un suspiro mientras masajeaba mi sien.
Afortunadamente había logrado conseguir un taxi a esta hora y hacer que me llevara a casa prometiendo un buen pago; la ciudad estaba muy silenciosa… lo único que interrumpía la tranquilidad era la música de la radio del auto y el timbre de mi celular que no había dejado de sonar desde que abandoné el coctel. Algunas veces Alonzo era molesto…
Mi celular volvió a sonar y ya cansada lo saqué de mi bolso y con enojo contesté la llamada.
- ¡¡Por lo que más quieras Alonzo ya deja de molestar!!- grité.
- Cariño soy yo…- escuché la voz de mi madre al otro lado de la línea.
- ¿Mamá?- vi la pantalla de mi celular y efectivamente era ella\, cerré mis ojos fuertemente al mismo tiempo que me regañaba mentalmente-. Perdóname ma… es que… olvídalo\, ¿qué pasó?
- Alonzo me llamó muy alterado\, no sabía donde te habías metido y que no le respondías las llamadas- pausó-. ¿Ocurrió algo entre ustedes?- interrogó.
- No pasó nada no te preocupes ¿si?- sonreí-. Ya voy de camino a casa\, llego en 10min.
- De acuerdo hija\, te veo aquí… con cuidado- pidió.
- Si ma\, lo tendré\, te veo en un rato\, bye.
Solté un suspiro y volví a guardar mi celular en mi bolso; dirigí mi mirada hacia la ventanilla y mi mente comenzó a volar, empecé a recordar aquellos momentos en los que mi familia estaba completa, cuando éramos felices y no teníamos los problemas que ahora ya hay… o tal ves, nunca tuve nada de eso, tal ves era tan inocente y tan pequeña como para darme cuenta que las personas que más amaba se estaban derrumbando y justo frente a mis ojos.
Sin siquiera notarlo, lágrimas empezaron a descender por mis ojos recorriendo mis mejillas y cayendo en mis piernas como gotas de lluvia saladas; al ver que ya estaba en mi vecindario me incorporé y limpié el rostro, borrando pista alguna de mi momento de tristeza y sonreír levemente para seguir.
- Muchas gracias señor…- le dije dándole una considerable cantidad de dinero-. Y perdóneme por las molestias- me disculpé.
- No tienes que disculparte muchacha… y no finjas estar feliz cuando no es así- me devolvió el dinero-. Es bueno llorar para desahogarse.
- Gracias- agradecí mientras el taxista asentía y arrancaba\, yo veía cómo se alejaba poco a poco.
Di la vuelta y camine hacia la entrada de mi hogar, metí la llave en la cerradura y con cuidado de no hacer ruido quité el seguro y abrí la puerta, ingresando completamente a la casa.
Todo estaba oscuro, asumí que mi madre ya se había ido a descansar, así que yo haría lo mismo… con flojera me quité los tacones y los aventé por algún lugar de la entrada.
- Me estoy muriendo del cansancio… ya no puedo más…- bufé mientras subía las escaleras.
Llego a mi habitación y lo primero que hago es tirarme a la cama, cuando siento que el sueño está por vencerme, somnolienta me quito el incómodo vestido dejándolo caer al suelo, y ya solamente en ropa interior me meto a mi cama cubriendo mi desnudez con las sábanas.
<< Mañana será un mejor día, estoy segura… >>
Y con ese último pensamiento positivo, caigo profundamente dormida.
Valentino Pov
No soporté demasiado tiempo estar ahí, todos se me acercaban como serpientes o animales ponzoñosos; todos con una cosa en común, estupidez.
Sin decir ninguna palabra, ni despedirme de nadie, salí de aquel lugar para irme a mi casa y poder investigar más de ella, de la señorita Nuñez.
Kristina había notado mi extraña actitud, por algo era mi asistente personal… no era tonta, y sabía a la perfección que algo me había llamado la atención de aquella mujer; todos sabían muy bien que no me gustaba repetir las cosas, que era un hombre sumamente controlador y compulsivo, obviamente el que tuviera curiosidad por alguien no era algo que se viera todos los días.
- Kristina- llamé la atención de la mujer a mi lado-. ¿Tienes la información que te pedí cierto?- pregunté sin mirarla.
- Si señor- asintió y me pasó un folder con al menos 3 hojas-. Ahí viene toda la información que pudimos obtener\, al parecer es una mujer normal\, nada interesante- se encogió de hombros.
- Todos tenemos algo que nos hace únicos Kristina- dije serio mientras empezaba a leer el contenido de estas-. Que la persona sea como un caballo salvaje en establo sin amarre ya es una cosa distinta.
- Comprendo señor.
- Muy bien- asentí mientras iba leyendo-. Es la indicada… mañana a primera hora que tenga lo que tenga que ocurrir.
- ¿A qué se refiere señor?- preguntó confundida.
- Son asuntos personales que no le conciernen- la fulminé con la mirada-. Te recomiendo que no hagas preguntas.
- Disculpe mi impudencia- bajo la mirada.
- No me sirven las disculpas\, me sirve el que trabajes y sepas cuál es tu lugar- solté de manera fría y sin tacto alguno.
Kristina solo asintió pero en el resto del camino mantuvo la cabeza agachada, como si la hubieran regañado o castigado.
<< Bueno, eso fue lo que hice… >>
Al llegar a la mansión, rápidamente me baje del auto y sin más me dirigí a mi despacho a seguir viendo la información de aquella mujer con detenimiento.
Ella lo tenía todo pero al mismo tiempo nada, lo cual me favorecía por montones… de esa forma la podría manejar a mi antojo sin que hiciera demasiado drama y berrinche.
Los minutos se convirtieron en horas y mis párpados me comenzaban a pesar, y con todos esos documentos en mis manos, caí rendido sobre mi escritorio.
……
Desperté exaltado, el timbre de mi celular me había despertado; revisé la hora y casi se salen mis ojos de las órbitas. ¡10:40am!
A velocidad de la luz subí a mi habitación y me cambié la ropa poniéndome una completamente limpia, no tenía tiempo de darme una ducha, había quedado con Kristina en la oficina para que me empezara a ayudar con el plan, ¡y justamente el sueño me tiene que ganar!
<< Yo jamás llego tarde >>
Sin importarme nada entré a la cochera y me monté en mi auto preferido un Lamborghini Huracán Evo; a toda velocidad y aprovechando la clase de coche que traía, conduje como un lunático hasta llegar a mi empresa.
- ¿No has iniciado la primer etapa verdad Kristina?- pregunté mientras me quitaba mi saco y me sentaba en mi enorme silla.
- No señor\, lo estaba esperando- tomó asiento frente a mi escritorio-. ¿Solamente podría explicarme qué es lo que estamos haciendo exactamente?
- Estamos atrayendo a mi presa- susurré mientras me acomodaba en mi asiento-. Ahora\, envía las fotos- ordené.
- Como ordene señor- tecleo unas cosas en su celular y después me miró-. Está echo.
- Ahora\, solo a esperar…
Samantha Pov
¿¡Qué demonios era esto?!
Me tallé los ojos con fuerza para mirar de nuevo aquel misterioso mensaje proveniente de alguien desconocido esperando que fuera mentira, error o ilusión, pero no… SI ESTABA AHÍ.
Una foto mía desnuda en aquella habitación de hotel de 5 estrellas junto con otras 3 mientras bebía vino me habían llegado, y no era para nada agradable.
<< ¿Quién está haciendo esto? >>
Desconocido
- ¿Quién eres? ¿Y cómo es que tienes estás fotografías?- escribí enojada.
- Empresa Ricci\, ve a recepción y di tu nombre\, inmediatamente te llevarán a conmigo.
- ¿Por qué habría de hacerte caso?- respondí rápidamente.
- Estas fotos le agradarán mucho a tu jefe… ;) tu sabrás lo que te conviene; en 1hr. Se puntual.
- PÚDRETE
Arroje el celular lo más lejos posible y con una almohada ahogue mis gritos de impotencia; sea quien sea el que me esté amenazando las pagará caro…
Furiosa me levanté de la cama y me di una ducha rápida, ya perfumada y cambiada salí silenciosamente de mi casa cerrando con seguro.
<< Ese loco tal ves sabe donde vivo… no arriesgaré a mamá >>
Tomé un taxi y con tono desesperado le pedí que se dirigiera a la empresa Ricci; ya al llegar tome una gran bocada de aire e ingresé al enorme edificio a paso firme; ya dentro caminé directo a la recepción donde había una bella muchacha pelirroja con tez clara, una muñequita.
- Buenos días- hable firmemente llamando su atención-. Soy Samantha Nuñez- dije tal cómo me indicaron en el mensaje.
- Oh\, si claro señora- sonrió y habló de forma nerviosa-. Tome el elevador y toque el último piso- señaló por dónde debía ir.
- Gracias- sonreí cortésmente e hice lo que me había indicado.
El número del ascensor iba ascendiendo poco a poco, la espera provocaba que se me revolviera el estómago, hasta que por fin las puertas se abrieron permitiéndome salir y dejando ver un largo pasillo en el cual al final había unas grandes puertas de madera.
CEO Ricci
<< ¿Acaso es este tipo el que me envió los mensajes? >>
Golpee la puerta dos veces y escuché como una ya grave voz conocida me daba permiso para entrar.
Al solo asomar mi cabeza lo pude ver… Valentino Ricci, me miraba desde el otro extremo de la enorme oficina con esos ojos sin brillo o expresión. Incómodo.
- Así que fuiste tu…- me acerqué a él tratando de soportar mis ganas de molerlo a golpes.
- No exactamente- habló-. Fue mi asistente la que envió las fotos… pero yo le ordené que lo hiciera.
- ¿Y por qué le pedirías eso?- fruncí el ceño sin entender nada.
- Tenía que llamar tu atención y traerte aquí- se puso de pie y caminó hacia mi dirección-. Y qué mejor forma que amenazar a una mujer con fotografías comprometedoras- sonrió ladinamente.
- ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué no me dejas en paz?- pregunté encarándolo.
- Tengo un trato que hacerte… puede beneficiarte- ignoró mis preguntas-. Solo que… no acepto nunca un no.
- ¿De qué se trata?- pregunté rendida y cansada.
- Sé mi esposa- soltó de repente-. Sé la señora Ricci.
<< Qué alguien me pellizque porque creo que estoy teniendo un sueño… o pesadilla.. >>
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Comments
Gladys Zapata
uyyy está bien interesante la trama
2023-03-24
1
Mariana Hernandez
muy directo el hombre, de estos me gustan claros y directos
2022-05-11
1
Flor De Maria Prado Goñez
k patan
2022-04-21
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