Capítulo 12

Al llegar a casa, Anita tomó en brazos a su hijo dormido durante el viaje. Después de pagar el taxi online, apurada, se dirigió hacia la casa.

Anita fue recibida por su hija mayor, Emma, que estaba bien vestida y perfumada.

"¡Mamá!", gritó Emma mientras abrazaba a Anita.

Anita tambaleó un poco al cargar a Hugo, que aún estaba durmiendo.

"Oh, hermana mayor Emma, no me empujes si me caigo. Mira, aquí está tu hermano menor, está durmiendo. Mamá lo llevará a su habitación primero, ¿de acuerdo?", dijo Anita.

Luego, caminó hacia delante mientras Emma la seguía detrás, hasta llegar a la habitación.

Anita colocó cuidadosamente a Hugo en su cama. Después de terminar, salió de la habitación llevando a su hijo mayor.

"Emma, ¿lloraste cuando mamá fue al hospital?", preguntó Anita al acomodarse a la altura de su hija.

"No mamá, soy muy valiente. Tenía a la hermana Eva que me acompañaba en casa", dijo Emma con su voz suave.

A pesar de que tenía casi dos años de edad, Emma podía hablar.

"Qué lista es mi hija. Ven acá", dijo Anita mientras le daba un beso en la mejilla.

"Madre, el abuelo está en casa", dijo Emma de nuevo.

"Oh, ¿el abuelo ya llegó?", preguntó Anita.

"Sí, está durmiendo en la habitación", dijo Emma.

"¿Dónde está la hermana Eva?"

"Fue a comprar pañales afuera".

"¿Ya comiste?"

"Sí, ya lo hice".

No pasó mucho tiempo antes de que Eva entrara con el paquete de pañales que compró en la tienda cercana.

"Oh, ¿ya regresaste, Eva?", preguntó Anita.

"Sí, señora."

"El médico dijo que Hugo solo necesita un chequeo semanal. ¿Papá regresa a casa todos los días?", preguntó Anita con dudas.

"Ayer apenas llegué a casa, tomé la ropa del abuelo para acomodarla. Dice, el abuelo se quedará aquí durante un mes", dijo Eva.

"Sí, pero mientras papá esté en casa, ¿regresará?", Tenía miedo de que Rafael no regresara con su padre presente en su casa.

"Lo que escuché cuando hablo con el abuelo, dijo que estaba con usted en el hospital. Entonces, el abuelo pensó que no debía volver a casa porque estaba con usted en el hospital. Disculpe por escuchar a escondidas señora", dijo Eva.

Anita suspiró profundamente, aparentemente Rafael también mintió a su propio padre. Realmente no quería verla. Incluso no se preocupaba por su hijo enfermo.

En el hospital, solo vino cuando su padre lo llamó al hospital.

A Rafael realmente no le importa, pensó Anita.

"Señora, ¿regreso con el señor? ¿Por qué no hay automóvil?", preguntó Eva en voz baja.

Anita se resignó, Rafael realmente no le importaba. Anita bajó la cabeza y suspiró profundamente.

"Vine a casa en un taxi en línea, Eva. Como de costumbre, Rafael no cumple con su promesa", dijo Anita susurrando.

"El señor no recogió a la señora?" Preguntó Eva.

"Sí. Pero no se lo digas a papá, tengo miedo de que se decepcione con su hijo", pidió Anita.

"Sí, señora", respondió Eva.

Anita entró en su habitación para ver si Hugo ya había despertado. Resultó que todavía estaba durmiendo profundamente, tal vez debido a los efectos de la medicina que había tomado antes de regresar.

Al llegar tarde a casa esa noche, Rafael olvidó como de costumbre su promesa de recoger a Anita en el hospital. Aunque Anita se sintió molesta, prefirió no hablar del tema, ya que su suegro estaba presente y no quería debatir con su esposo en su presencia. En cambio, decidió ser cordial y asistir a su familia política durante la cena.

"¿Papá, quieres que te sirva algo?", preguntó Anita mientras preparaba arroz en un plato.

"Solo pescado frito", respondió el Sr. Henry.

Mientras observaba la interacción entre su esposa y su suegro, Rafael pensó que si fuera Mayra en lugar de Anita, estaría muy contento. Después, se acercó a la mesa y se sentó en su asiento habitual para cenar con su esposa y su padre. Anita le sirvió y puso un plato frente a Rafael.

"¿Quieres que te traiga algo, cariño?", preguntó Anita.

"No, deja. Me lo sirvo yo mismo. Puedes comer", dijo Rafael.

Anita lo miró y luego empezó a comer, poniendo en su plato los mismos platos de pescado frito que su suegro había pedido.

Mientras comían, el Sr. Henry le preguntó a su hijo por qué comía tan rápido.

"¿Por qué comes tan apresuradamente, Rafael?", preguntó el Sr. Henry.

"No hay problema, solo tengo hambre. La comida de Anita es deliciosa", respondió Rafael secamente.

"Realmente Anita cocina bien, pero eres tú quien raramente disfruta de su comida. Siempre comes afuera", dijo el Sr. Henry burlonamente.

Rafael solamente suspiró y miró a Anita que disfrutaba de su comida sin prestar atención a los halagos de su suegro por el sabor de su comida. Admitió para sí mismo que la comida de Anita era deliciosa, de hecho, había comido muy poco en casa últimamente. De pronto, su teléfono sonó y Rafael lo miró para ver quién era. Henry también miró el teléfono de Rafael para ver quién lo llamaba. Rafael tomó su teléfono y se dirigió a su oficina. Como siempre, se quedó solo allí. Anita suspiró y terminó su comida, tenía el estómago lleno de repente.

"¿Ya terminaste tu comida, hija?", preguntó Henry a su nuera.

"Sí, estoy llena. Si aún no has terminado, sigue adelante. Luego limpiaré después de que termines de comer", dijo Anita.

Henry terminó su comida, quería hablar con su hijo en su oficina. Quería hablar como un hombre y averiguar los problemas que estaban teniendo en su matrimonio.

Han pasado un mes y medio desde que Henry se mudó con Rafael y se siente muy solo. Esta tarde, Anita fue al minimercado a comprar leche y pañales para su hijo, así como bocadillos para ella y los gemelos. En casa, solo estaba Henry, ya que Eva fue a casa por un momento para darle medicamentos a su madre.

Henry sintió que necesitaba ir al baño. Aunque caminaba lentamente, hablaba en voz alta. Él entró al baño para hacer sus necesidades. Al principio, el piso del baño parecía normal y seco, pero después de usar el baño, el piso se volvió resbaladizo y Henry resbaló.

Intentó agarrarse del marco de la puerta, pero no lo alcanzó. Finalmente, cayó al suelo golpeándose la cabeza en el retrete y quedando de espaldas a la puerta.

Por un momento, Henry levantó las manos como pidiendo ayuda, pero unos instantes después perdió el conocimiento.

Anita llegó a casa después de hacer las compras en la tienda con sus dos hijos. Vio que la puerta del baño estaba abierta y sospechó. Se acercó y se sorprendió al encontrar a su suegro tirado en el suelo del baño, inconsciente.

Anita gritó y se acercó a Henry para verificar su estado, presionando su pecho y tomando su pulso en el brazo. Todavía tenía latidos del corazón. Luego corrió a su habitación, tomó su celular y llamó a su esposo.

Por suerte, Rafael respondió de inmediato.

"Hola, ¿qué pasa? Vuelve enseguida. ¿Papá ha caído en el baño?" Dijo Anita sin rodeos.

"¿Qué? ¿Cómo puede haber caído?" Gritó Rafael.

"Sí, se cayó. Vuelve rápido, Rafael." Respondió Anita.

"Está bien, voy para allá ahora."

Después de colgar el teléfono, Eva entró y se sorprendió al ver a Anita cargando a su suegro para llevarlo al sofá delantero.

Rápidamente, Eva ayudó a cargar al Sr. Henry y lo acostó en el sofá.

Media hora después, Rafael llegó y entró directamente en la casa después de detener su auto afuera.

"¿Por qué papá se cayó, Anita?", preguntó Rafael, quien repentinamente llegó preguntando con un tono alto.

"No lo sé, yo salí a comprar leche y pañales para los gemelos. De repente, papá estaba tirado en el baño", dijo Anita en pánico.

"¿Por qué dejaste a papá solo en casa? Deberías haberlo cuidado y no permitir que vaya solo al baño", dijo Rafael irritado.

"No lo sabía, pensé que papá estaba durmiendo en su habitación. Por eso, fui a comprar lo que necesitan Emma y Hugo", respondió Anita llorando.

Ella estaba asustada de que algo le haya pasado a su suegro.

Luego, Rafael cargó a su padre para llevarlo al hospital. Anita solo lo miró ansiosa y quería acompañar a Rafael.

"No necesitas venir, solo quédate en casa cuidando a los gemelos. Déjame ocuparme de papá", dijo Rafael bruscamente a su esposa.

Anita estaba en silencio, no podía contradecir a su esposo. Luego retrocedió.

"Si algo sucede, por favor avísame. Me preocupa la condición de papá", dijo Anita suavemente, triste por lo acontecido.

Rafael no respondió, simplemente pisó el acelerador y se dirigió hacia el hospital. Él también estaba preocupado por la condición de su padre, que estaba inconsciente.

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