Extraño encuentro

Apenas bajó del autobús, el teléfono de Rita comenzó a sonar con gran insistencia. La muchacha volteó a ver el aparato de mala gana. Se trataba de mamá. “Mi amor ¿Cómo estás? Por favor, dime si todo te salió bien”

La chica de cabello oscuro sonrió al ver las palabras en la pantalla. “No te preocupes, ma. Estoy bien. Voy a esperar a que llegue mi tía. Te mando un mensaje apenas esté en su casa

El día lucía extraordinariamente limpio. Ni una nube oscura parecía empañar el prístino cielo de la capital. Todo parecía ir saliendo a las mil maravillas. La chica esperó a que su tía llegara a recogerla, tal como mamá le había dicho que sucedería. Los minutos siguieron su curso y de el regordete rostro de la tía Elena, no había rastro alguno.

Aburrida, Rita se puso a jugar un poco con su teléfono. Nadie lo sabía, pero en lugar de tener algún juego relacionado con atributos estereotípicamente femeninos, como moda o princesas, ella gozaba de enfrentarse a usuarios de todo el mundo al jugar el famoso “Tears of War”. Entre las clases de la preparatoria, cuidar a Max y ayudar a mamá con sus ventas, ella se había dado tiempo de sumergirse en el juego de moda. Y no sólo se había sumergido. Además, había resultado ser realmente buena jugándolo. Tanto así, que había logrado incluso ganar un pequeño torneo local.

Ella estaba a punto de conseguir una eliminación más, cuando de pronto un suave golpeteo en su hombro la hizo voltear.

—Oye..¿estás esperando a alguien?—le preguntó una chica de dorados cabellos, mientras se sentaba junto a ella

—Eh, sí. A mi tía. De seguro ya no tarda en venir

—¡Vaya, qué bien! ¿Es acaso tu primera vez en la ciudad?

—Sí, así es—replicó Rita con una gran sonrisa—¿Cómo lo supiste?

—Intuición, cariño—sonrió de vuelta la rubia de ojos verdes—Y a propósito, ¿cómo te llamas?

—Me llamo Rita Atwood, ¿Y tú?

—Ellie Pear ¿Pero oí bien, Atwood?—tartamudeó la ojiverde—¿En verdad te apellidas así?¡No juegues con eso!

—¿Qué tiene de raro? ?Y claro que ese es mi apellido! ¿Por qué mentiría respecto a ello?

—Es que no es un apellido muy común que digamos. ¿Y qué vienes a hacer a la capital?

—Fíjate, Ellie que vengo a hacerme cargo de unos negocios que dejó pendientes mi papá. El pobre está internado en el hospital.

—¿Y-y él se apellida igual que tú?—preguntó Ellie palideciendo como un fantasma—¿Y-y cómo se llama?

—Obvio que nos apellidamos igual. Y se llama Aaron. ¿Por qué?

—N-no, por nada. Simple curiosidad. ¡Qué te la pases muy bien aquí en la capital!

Acto seguido, la rubia puso pies en polvorosa, se levantó como rayo y se alejó a toda prisa de allí.

“Qué raro…¿Así de extrañas son todas las personas  en la capital?”, se preguntó la morena a sí misma al ver que la rubia la iba volteando a ver con desconfianza mientras se alejaba.

Minutos después del incidente, el rostro de Rita se iluminó al ver la corpulenta figura de la tía Elena acercándose en la distancia...

—¡Mi vida! ¿Cómo te fué en tu viaje? ¿No te molestó algún viejo impertinente? ¡Cuéntamelo todo!—le exclamó al oído una voz chillona.

El viaje más importante de su joven vida  apenas acababa de comenzar.

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