—Ja, vamos. Ni se te ocurra intentar seducir al señor Martin. Sólo vete —dijo el asistente, ahuyentando a Renata como si fuera un perro callejero. Y mientras se retiraban, ella pudo ver cómo desaparecían de su vista.
En el interior de un Porsche de edición limitada, fuera del hotel, el asistente suplicaba el perdón de su jefe: —¡Sr. Martin, por favor, perdóneme por mi error de anoche!
Fue culpa de la asistente que Martin fuera drogado la noche anterior, y que luego terminara teniendo sexo con una mujer que ni siquiera conocía.
—Todo es tu culpa —gruñó Martin como si fuera el líder de los demonios que había ascendido del infierno. Sin embargo, cuando recordó el incidente de la noche anterior, no pudo evitar ahogarse en los pensamientos que le recordaron los gemidos y el cuerpo tembloroso de la mujer. La imagen se repetía en su mente una y otra vez.
Además, si no fuera por esa mujer con la que había pasado una noche por accidente, nunca habría ayudado a la dama que se había topado con él hacía un momento.
Martin pudo darse cuenta de que la mujer con la que tuvo sexo era virgen; porque al día siguiente, cuando se levantó, la mujer ya no estaba y las sábanas estaban manchadas con sangre.
—¿Señor? —lo llamó Luis.
Martin se burló, y su expresión se volvió severa cuando ordenó: —Encuéntrala. No me importa lo que cueste, hazlo.
Al mismo tiempo, Renata corrió al hospital tan rápido como pudo. Nada más llegar, se dirigió a pagar la factura médica de su hermano menor. Sin embargo, cuando llegó a la sala, el joven no estaba.
—Tú debes ser Renata, supongo.
—¿Quiénes son ustedes? ¿Dónde está mi hermano? ¿A dónde lo has llevado? —preguntó. Sus ojos se abrieron de par en par.
La sala estaba tan silenciosa que era inquietante; y pudo divisar a un hombre de mediana edad de pie junto a la ventana. Por su aspecto, su traje y su costoso reloj, ella se dio cuenta al instante de que era una persona rica. Y no era otro que su padre biológico.
Cuando era pequeña, su vecina le había contado que su padre, que provenía de una familia pobre y que con el tiempo tuvo éxito, abandonó a su familia. Dejó a su esposa para que la criara sola a ella y a su hermano pequeño, pero su madre había fallecido tres años atrás.
…
Tres meses después, en Ciudad Riviera.
—Kevin, ¿cuándo me vas a dejar ver a mi hermano? —resonó una voz de pánico en la majestuosa mansión. Kevin, el padre biológico de Renata, la había amenazado con la vida de su hermano pequeño tres meses atrás, para que volviera con él a Ciudad Riviera.
—Te dejaré verlo en cuanto aceptes casarte con el joven señor de la familia Martin —anunció su padre. En el pasado, él había abandonado a su familia y se había casado con la hija de una familia acomodada para tener éxito en Ciudad Riviera. La madre de su nueva esposa le hizo prometer que si tenía una hija con ella, la casaría con el heredero de la familia Martin.
Pero las malas lenguas decían que el joven amo de la familia Martin era un lisiado inútil incapaz de conseguir algo. No había forma de que Kevin casara a su hija con un hombre tan inservible, pero necesitaba que alguien hiciera el sacrificio para poder obtener algo de dinero de esa prestigiosa familia.
—Renata, escucha. Si te casas con el joven amo de la familia Martin, no sólo te dejaré ver a tu hermanito, sino que le daré el mejor trato y lo enviaré a la mejor escuela del país. Incluso podrás disfrutar de todas las riquezas que te ofrecen —persuadió Kevin.
—Será mejor que lo pienses bien. ¿Es tu soltería más importante que la vida de tu hermano? — se burló su madrastra, y segunda esposa de Kevin. Luego continuó—: ¿Con qué frecuencia crees que una pueblerina como tú tiene la oportunidad de casarse y ser parte de una familia prestigiosa? Si no vas a ayudarnos, no tendremos más remedio que desconectar el soporte vital de tu hermano…
La madrastra incluso sacó su teléfono, pretendiendo llamar al hospital. Entonces, no había forma de que una débil joven como Renata pudiera ir en contra del deseo de esa familia. Al final, no tuvo más remedio que aceptar la propuesta forzada.
—¡Bien! ¡Lo haré!
—¿Ves? ¿No fue fácil? —se mofó la madrastra—. Deberías dar las gracias a tus antepasados por darte la oportunidad de casarte con el miembro de una familia tan acomodada.
Como ya no era virgen, no le importaba casarse con un lisiado si con ello podía salvar la vida de su hermano.
El día de la boda no tardó en llegar. No hubo una ceremonia extravagante ni una gran multitud. La familia Martin se limitó a enviar un Porsche para recogerla y entregarle a Kevin un regalo de boda, que era una cantidad considerable de dinero. Tanto él como su esposa aceptaron el presente con una enorme sonrisa. Cuando Renata se marchó, le recordaron que debía tratar a sus suegros con el máximo respeto.
—Mamá, papá, será mejor que cumplan su promesa y cuiden bien de mi hermano. Volveré a visitarlo cuando pueda —advirtió Renata con lágrimas rodando por sus mejillas cuando se disponía a entrar en el coche deportivo. Si le ocurría algo a su hermanito, se aseguraría de que ambos sufrieran.
—Señora Moreno, por favor, suba al coche —instó el mayordomo de la familia Martin. Renata asintió y entró en el costoso automóvil. Acto seguido, el deportivo negro se dirigió a toda velocidad hacia la mansión más cara del país: la de la familia Martin.
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Updated 75 Episodes
Comments
Katty Gutierrez
Y que hizo renata con el dinero?
2022-05-17
0
Naruto UwU
pobre chica, espero q el chavo sea el del hotel
2021-11-04
1
Ramona Rivero
lo que estoy hasta ahora muy interesante
2021-10-31
1