Compañero inquilino

Camino despacio hacia la puerta o hacia el inquilino, ambos estaban a la misma distancia, sosteniendo las llaves al fin encontradas.

Sus pasos resonaron entre las paredes vacías, por más que intentó pisar suavemente.

Aquella persona se movió, estiró los brazos para desperezarse, y se levantó del suelo.

Empujó la capucha hacia atrás y giro su rostro hacia ella.

Una gran sonrisa colgaba de sus labios.

Las llaves resbalaron de su mano, cómo si sus músculos hubieran olvidado que agarraba un objeto, provocando un enorme ruido por el silencio abrumador que les rodeaba.

Sus ojos debían estar mal, porque no era posible que semejante chico tan sexy estuviera parado frente a ella.

No podía ser su compañero de departamento tampoco.

Tal vez buscaba a su ex compañera, solo se llevaría una decepción al saber que ya no estaba aquí.

Quiso aferrarse a este pensamiento, pero lo que había tras el dijo lo contrario.

Había un enorme maleta y algunas bolsas en diferentes tamaños.

Está última su posición murió entonces debía ser él.

Aquel recogió las llaves, qué no estaban muy lejos de sus pies, se la atendió para que ella las pudiera tomar de vuelta.

- Hola, así que nos volvemos a encontrar -.

- Hola, tú... ¿Tú eres el nuevo inquilino? - Quería seguir dudando.

Tenía una sonrisa malditamente sexy, diferente a las que le había regalado en las dos ocasiones diferentes.

- Así es, desde ahora viviremos juntos - Hablo con una voz que le hizo sentir escalofríos.

- ¿Por que tú? - Dijo más para ella, el contesto algo confundido.

- Necesitaba donde vivir ahora que empiezan las clases, me pareció un buen lugar, cercano, y espero que cómodo y espacioso- .

- Disculpa, no quise decir eso, solo que no esperaba que fueras hacer tu - Sus pestañas eran largas, ¿Hay no?

- Ah, no - Le vio ladear la cabeza - ¿Puedo saber por qué no yo? -.

- Por nada en especial - Movió los hombros para restarle importancia, ¿porque él había dejado tampoco espacio entre ellos? - Solo que siempre traes esa sonrisa extraña cuánto me ves -.

Él hizo un expresión de Se acercó a su oído como si fuese a contarle un secreto.

- Me dejaste fascinado - Le susurro.

¿Acaso se estaba burlando otra vez de ella?

Dio un enorme pasó lejos.

- Cómo sea, entremos - Pero fue incapaz de encajar la llave en la cerradura, sus nervios no se pudieron quitar con el mirándola.

- Será mejor que te ayude, mi efecto suele causar in cordinacion - Dijo con expresión chulesca y le arrebato las llaves.

- No me he recuperado de subir las escaleras, tú no me importas - Dijo para salvar su orgullo, a pesar que ambos habían la verdad.

- Okay, si tú lo dices -.

¿En qué momento había quedado atrapada y medio de sus brazos? Se muerde el labio inesperado y poder escapar cuánto se abriera la puerta.

Eso no ocurrió, porque él le rodeo la cintura con una mano, como si fuesen ya cercanos y de confianza.

¿Cuánto iba a dejar de molestarla?

- Me encantaría un tour por mi nuevo hogar -.

- Ya, no creo que te vayas a perder -.

- Te sorprendería saber las cosas que pasan, una vez entre a un lugar que tenía tantas puertas que no daba con la de la salida, pase un mal rato - Dijo negando.

- Aquí no hay tantas puertas, estarás a salvo - Rodó los ojos.

- Eso espero, entonces ¿a dónde vamos primero? -.

Ella le enseñó cómo estaba conformado el departamento, debido a su insistencia, en el cual no había mucho.

Después de la entrada había un pequeño sillón que daba a la sala de descanso, en donde había un par de sillones de piel azul marino con almohadas a juego, una mesita con una pequeña maceta que contenía una planta miniatura muy frondosa, detrás de los sillones se podía ver tres puertas.

E eran dos recámaras y la tercera, del fondo, pertenecía al baño.

Frente a la sala de descanso había una división que la separaba de la cocina, con lo necesario, incluida una mesa de madera oscura y un par de sillas, una laguna de concreto separaba la mesa y el lugar donde se preparaba el alimento.

Durante todo el recorrido el no quitó su mano de ese lugar, como si hubiese decidido que pertenecía ahí.

Ya no sabías y sentirse incomoda o disfrutar de estar cerca de su mano, si desear o repeler su atención.

El parecía disfrutar de cada reacción, que le provocaba su cercanía.

Lo bueno es que solo faltaba dejarlo en su habitación, lo cual no era necesario, pero si importante, para poder escapar al suyo.

- Esta es tu recámara - Dijo abriendo la puerta para zafarse de su agarre.

Él se asomó dentro.

- Una recámara muy cómoda, al igual que todo el departamento - Hubo un breve silencio - Me gusta -.

- Qué bueno, me voy - Dio un paso hacia fuera, pero el la bloqueo.

- ¿A dónde? Ya es tarde-.

- A descansar - Negó con la cabeza - ¿A dónde esperas que vaya? -.

- A pasear con tus amigas -.

- Debo hacer la tarea - Su rostro reflejo pesar - Te dejo instalarte.

Evito ver su rostro, paso por su lado sin ser detenida y se encerró en su cuarto.

Sus amigas nunca querían salir con ella.

Se recostó a la orilla de la cama.

Había sido un largo día, un muy largo día ¿cómo sería el realmente? Un solo día no bastaba para descifrarlo.

Algo se le estaba pasando ¿que sería?

Iba a hacer un semestre nada relajado, si estaba a su lado, ¿ Qué pasaría si se enteraban sus amigas? Querían visitarla posiblemente todos los días, más no precisamente a ella.

Era mejor no decirles nada.

Se levantó de un brinco, ¿Cómo no se había dado cuenta?

Él la había hecho olvidar algo fundamental.

Había sido tocada sin sentir dolor.

¿Como era posible?, ¿acaso estaba curada? Esto último no era posible, debía estar relacionado con él.

Existía una persona en este mundo con la cual podía borrar esa barrera sin parecer una persona mala onda, sin embargo, no sabía que decir de él, ¿sería capaz de confiar y llevarse con él?

Solo el tiempo lo diría.

Se quedó dormida en algún momento sin recordar lo que iba a hacer.

Él tocó la puerta, y al no escuchar su respuesta abrió lentamente para encontrarla dormida, así que volvió a cerrar suavemente.

Su misión era observarla, por el momento, así que se marchó del lugar a otro desconocido.

:/

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