la puerta del depa

Volvió a tomar su lugar entre sus amigas, que seguían hablando del mismo tema, puede que desmenuzando el quinto detalle relevante, que encontraron en el chico, y no vieron el pequeño percance en la puerta.

Giro la cabeza hacia él para saber qué hacía, una de sus acciones le desconcertó. Por qué le vio sentarse en una fila cercana la ventana y mirarla, cuánto no le había hecho con ninguna del salón, o eso pensaba después de pasar el día espiandolo, pero se olvidó de ella al acercarse le una compañera para prestarle atención.

Ya estaba aplicando su magia de nuevo; esa pose y sonrisa que aceleraba corazones.

Volvió a prestar atención a sus amigas.

Un rato después de estar las escuchando, una de ellas que se sentaba a su costado la miro detenidamente, haciéndose preguntar si se le había pegado algo en el baño, por lo que bajó la vista en busca desde algo.

La escucho hablar antes de volver a mirarla.

- ¿Acaso usan tu ropa? -.

- ¿Por que?- Dijo quedamente.

- Siempre son demasiado grandes para ti, ¿no tienes algún espejo? -.

- Sí, si tengo uno en casa-.

- Tal vez debas usarlo, porque te ves extraña o ¿no sabes comprar ropa?-.

- No es eso -.

- Me apenas - La vio volver a la conversación con las demás como si nunca hubieran hablado del tema.

¿ En serio se veía tan rara? , ¿Cómo debía vestirse entonces? Espero a que le dijera algo más, pero estaba concentrada en aportar su punto de vista al tema.

Ese día tuvieron varias clases en el mismo salón, así que no salió en busca de las aulas, ni se preocupó de perderse y llegar tarde.

Solo se ocupó de poner atención a lo que fuese que dijese cada maestro.

Esto no evito echarle vistazos a ese tipo, qué le hacía querer saber más y al mismo tiempo le molestaba, sobre todo después de lo del accidente de la primera clase.

Recordar le hacía enojarse aún más, se sentía pisoteada, herida, en su orgullo, de tanta risa. ¿ Que le pasaba?

Ya tenía suficiente con lo del día para que se quisiera agregar el.

Pudo darse cuenta que él había comenzado a recibir muchas visitas en ese pupitre, no de chicos, sino de chicas.

Chicas que intentaban llamar un poco de su atención, y si la obtenían se empeñaban a por más.

No creyó que durará, el parecía ser del tipo que se aburría fácilmente.

Se mordió el labio y garabateo en uno de sus cuadernos. Al bajar la cabeza miro que había perfeccionado la silueta del chico, a cada trazo, con la punta de su lápiz.

Su disgusto hizo que rayara por completo aquella hoja.

Solo era un tipo guapo, del mal carácter, puede que las chicas le cayeran a docenas, a ella que le importaba.

Arrancó la hoja y comenzó a doblarla hasta que no pudo hacer otra decena de dobleces, y lo guardo en su bolsa.

Las últimas clases fueron mortalmente aburridas, como solía suceder con los maestros de algunas clases, qué fueron precisamente estas.

Lucho por mantener sus ojos abiertos a toda costa. La voz del profesor pareció ser muy buen arrullo porque se quedó dormida apoyando la cabeza sobre una mano.

Lo bueno es que había cambiado con otra amiga de asiento, hacia el fondo de la fila.

Despertó cuando la última de sus amigas le habló, el salón estaba casi vacío.

Entonces las demás se habían ido sin ella, fue más una confirmación de sus deducciones, esos novios y que las mantenían ocupadas.

Tomo sus cosas y se levantó del asiento, quitándose los restos de aquel breve sueño, esperaba no haber perdido nada importante de la clase, y salió junto a su amiga, quién se despidió en la puerta de la universidad.

Siempre tomaba un camino diferente al resto de ellas, como si se hubieran puesto de acuerdo para rentar del mismo lado.

Camino hacia su departamento el cual le quedaba a unas cuantas cuadras, permitiéndole de esta manera poder llegar caminando, mientras recordaba que por desgracia su compañera de cuarto se iría, después de haber estado rentando unos meses juntas, para irse a no sé dónde ahora que había terminado.

Según le dijo ya había encontrado un sustituto de confianza, que se ajustaba a lo que buscaba de un inquilino, olvidó si era él o ella, para que compartiera los gastos.

Se quedó intranquila, pues no sabía cómo sería aquella persona escogida por su ex compañera, ¿y qué tal que no congeniaban? Puede que fuera una chica de mal talante como solía encontrarse muchas veces, o un chico que no supiera mantener las cosas en su lugar, le molestaba el desorden.

Había muchos factores a tomar en cuenta.

Subió por las escaleras para hacer tiempo, o más bien por si volvía a descomponerse el elevador a medio camino, poniendo suavemente un pie escalón escalón.

Era bueno hacer algo de ejercicio, eso había dicho muchos maestros quedaban materia sobre la salud.

Aún no sabía cuánto llegaría a aquella nueva persona, puede que en el transcurso de la semana, ya que era inicio de semestre.

Tomo un poco de aire, descansando los pies por un rato, ya solo faltaba subir cuatro pisos más para llegar al suyo. tal vez era mejor mudarse sino arreglaban ese elevador no subiría tantas escaleras y llevara algo de peso extra.

Por fin llegó al piso veinte, boqueando por mas aire y con las piernas ardiendo, sí que había hecho ejercicio suficiente para la semana.

Camino por el pasillo pensando que al llegar tomaría agua en el vaso más grande que encontrará, y buscando las llaves entre el revoltijo de cosas que era su mochila.

Algo llamo su atención por lo que alzó la vista. Se paró en seco, había una persona sentada en cuclillas a un costado de la puerta, parecía dormir, pero no podía saberlo a ciencia cierta, porque una capucha se alzaba sobre su cabeza cubriéndolo y dejando solo asomarse un retazo de nariz, que sobresalía de la sombra.

Puede que fuera el nuevo inquilino, podía intuir el género por su ropa, a menos que se equivocara, lo cual no creía.

A leguas se veía que aquella persona sabía vestirse a pesar de lo sencillo de su ropa, o eso pareció al darle un rápido recorrido.

:)

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