Desde ese día, Alex mandó a observar el recorrido diario de Diana y en cada informe que le daban siempre iba a cualquier parte con su hermano.
--Será que traigan al niño también.. Quiero que la traigan hoy.
--Si señor.
Una tarde lluviosa Diana se agachó a atarle los cordones a su hermano.
--Día.. Ya estoy aburrido de lo mismo.
--¿Que? como dices esas palabras Day, esa es una palabra fea sabes.. Así que no puedes aburrirte ¿de acuerdo?
--Pero ¿porque? Pese a que me teñí el cabello de negro, aún hay niños que me molestan.. Yo no quiero eso.. Ya no quiero ir a la escuela.
--Mmm sabes que ángel puede irse con otro si te rindes.
--¿Qué? no él es mío.. Yo no me e rendido.
--Pero si dices que estás aburrido y eso es lo mismo que rendirse y tú haz dicho que te rindes al primer obstáculo.
--Yo..
--Dayan. No importa lo duro que sea, tienes que seguir mirando al frente, solamente así podrás proteger a lo que quieres. Ellos se meten contigo por que no soportan la idea de qué, en un futuro tendrás una mejor apariencia, un mejor estatus y hasta un compañero tendrás a tu lado, y será un buen chico.
--¿Segura?
--Por supuesto que sí.. Así que olvida eso de rendirte ¿si? sonríe y sigue que aunque el día este oscuro y frío sabes que siempre sale el sol a aclarearlo y llenar de calidez todo.. ¿nos vamos Day?
--¡Si Día!
Ese fue el último consejo que Diana le dio a su pequeño hermano.
Una camioneta negra les impidió el pasó y unos hombres encapuchados los agarraron. Todo pasó en un abrir y cerrar de ojos, tanto así; que a ellos nos le dio tiempo de reaccionar para huir o gritar por ayuda, pero si lo hicieran ¿quién los hubiera escuchado? sí ni siquiera podían caminar por lo fuerte que llovía.
Al Dayan abrir los ojos vio que estaba en una bodega de carnicería y al verse atado en una silla, buscó con la mirada a su hermana querida; encontrando a Diana acostada en una mesa amplia de acero, atada de pies a cabeza y su cuerpo estaba sin ninguna prenda de ropa.
--¡Hermana! ¿donde estamos? Hermana porque estás así... Hermana tengo miedo.
--Shh debes calmarte Dayan, si te exaltas así, no arreglarás nada.. Sólo, solo no mires..
--Hermana.
Dayan no sabe lo que sentía su hermana en ese momento, pero por primera vez en toda si vida Diana se puso seria, no era miedo lo que tenia. era más como si ya estaba acostumbrada a ese tipo de tratos, pero su cuerpo podía verse temblar ya que quizás nadie había llegado hasta ese punto, hasta ese punto de usar la fuerza para abusarla.
Alex entró y vio a Diana cómo había ordenado, totalmente desnuda y en bandeja de plata, miró a sus hombres mientras sonreía.
--Buen trabajo.. Ahora largo, que voy a comer.
--Si señor.
Los hombres salieron y Diana le sonrió a Dayan que aún no había apartado la vista de su hermana.
--Day.. Mira a otro lado.
En la mirada de Diana no había miedo por ella, había preocupación y miedo por su pequeño hermano.
Dayan cerró los ojos, era lo único que podía hacer en esa situación, cerrar los ojos y tratar de no escuchar los ruidos obscenos del roce del cuerpo de Alex con el de su hermana, quería pensar en otra cosa distinta, una cosa diferente; pero ¿qué? ¿que podría pensar un niño de 8 años mientras sabe que su hermana está siendo abusada?
Alex la embestía con fuerza y le pegaba en la cara, él la quería oír gritar, gemir; pero Diana no le dio ninguno de esos lujos.
--Maldita zorra.. Sé que eres virgen.. Entonces ¿por qué no gritas o gimes como las demás?
Él entraba en ella de una manera violenta y Diana se mordía los labios para no gritar, aunque no podía calmar sus lágrimas, si podía manipular sus gritos.
--Saca.. Saca tus feromonas maldita zorra.. quiero oler una vez mas esa esencia dulce.
--Eso.. Eso no lo vas a conseguir, pudiste hacerme esto, pero no la vas a oler.
--¿A no?
--¡No!
Diana estaba destrozada, había perdido su pureza y dulzura con un bastardo que nunca había visto en su vida, mientras trataba de no mostrar debilidad frente a su hermano menor se quebraba aún más su interior, ella no quería mostrarle tampoco al bastardo que la secuestro que era él quién tenia el control.
"No grites.. No debes de gritar Diana, él es de los que se alimentan del dolor".
Era lo que Diana se repetía una y otra vez en su mente, mientras él la tomaba de la manera que le placierá; ella se sujetaba de la soga de la vida, después de todo no estaba sola, su hermano había sido arrastrado junto con ella al camino del dolor.
Su alma quizás ya la había abandonado en el instante en que él, Alex puso su sucias manos en su cuerpo, pero no podía irse sin saber que sería de su pequeño hermano.
Todo su cuerpo estaba lleno de golpes, marcas de mordisco y arañazos.
Botaba sangre por sus partes intimas y aunque estaba de esa forma, sólo tenía en mente a su pequeño hermano menor.
--¿Que pasa sí le hago lo mismo a él?
--¿Qué? ¡No te atrevas maldito bastardo!
Alex saco su pene dentro de ella y fue directo donde se encontraba Dayan atado y empezó a darle golpes por todo el cuerpo.
--Basta.. Deja de golpearlo.. Maldito cobarde..
--Hermana..
Diana se quebró en llanto y en instantes su ser se lleno de irá, por primera vez ella se sintió impotente, ella deseaba matar se ese bastardo que había acabado con su vida y que ahora tocaba a su hermano, pero era solo eso; un deseo que no podía cumplir, porque aunque estaba viendo lo que sucedía; su cuerpo hace tiempo que estaba sin vida.
La habitación se impregno del olor dulce de Diana y Alex estaba dichoso con eso, él había obtenido todo de ella, su primera vez, su enojo, sus gritos de dolor y lo que era más satisfactorio para él, había olido el dulce olor de la dulce chica pelirroja que apenas que la vio, la deseo.
---Te destruiré zorra.
--Eso es lo único que no vas a obtener de mí.. Bastardo hace tiempo que ya me encontraba destruida.
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