Ahora eres así de fácil.

Pov Emma.

La luz entraba a mi habitación e inevitablemente perturbaba mi sueño ¡Dios, no puede ser! No soportaba el dolor de cabeza, con la almohada trato de cubrir mi rostro, todo daba vueltas, sentí que iba a desfallecer. Fui al baño, lavé muy bien mis dientes con el fin de eliminar el sabor desagradable en mi boca a causa de los excesos de la noche anterior, me quité la ropa con la que fuí a la discoteca y con la cual había dormido. Abrí la regadera, necesitaba abundante agua en el cuerpo, para aliviarlo y a la vez tratar de despejar mi mente. No podía creer que hubiese hecho semejante daño a mi existencia. Aun bajo el agua, mis ojos se abrieron de manera abrupta al llegar a mi mente imágenes de lo ocurrido la noche anterior. Vergüenza tardía, sí, eso era lo que sentía, no había la menor duda, ojalá y el alcohol me hubiese alcanzado para enlagunarme y no recordar nada de lo sucedido, pero desafortunadamente no fue así, no suelo tener tan buena suerte. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y un suspiro se me escapó, esa sonrisa enigmática, encantadora, se reproducía en mi memoria, no todo había sido tan malo. Suspiré nuevamente, en fin Emma, estás mal, me dije a mí misma, y me hice un compromiso "aquello no debía volver a suceder" no podía volver a perder el control de mi vida y de mis actos, mucho menos de mis emociones por alguien como Sergio, y justo al recordarlo a él, volvió la tristeza. Me di una cachetada mental obligandome a reaccionar, ¡suficiente! Basta de pensamientos y emociones contradictorias por aquel día, aunque era más fácil en teoría, ya que en la práctica era un poco más complicado.

Durante el fin de semana opté por quedarme en casa, ver películas y alimentarme bien, debido al estrés de los últimos días, no lo había hecho de forma adecuada y aquello tendría que cambiar, mi vida, mis emociones no debían depender de circunstancias externas y aquello lo tenía claro. También decidí correr un rato, necesitaba eliminar toxinas de mi cuerpo y aquello realmente me sirvió para despejar la mente. Así transcurrió mi fin de semana, sin ninguna otra novedad.

Llegó el lunes, y con el, un nuevo día de trabajo, mi alarma sonó, me levanté, revisé mi agenda digital, la cual es actualizada por Karla, esta mujer es muy eficiente, realicé mi ritual de aseo y en aquella oportunidad elegí un vestido ajustado a mi cuerpo color blanco, acompañado de un chaleco gris, a juego con mis zapatillas y cartera, me vi al espejo y me gustó, me hacía ver muy profesional ¡eso me encanta! Una mujer debe proyectar lo que es y eso es lo que busco a la hora de ir a trabajar, tomé mi cartera, me dirigí a la cocina, iba a desayunar, pero preferí hacerlo en la cafetería de la clínica así que salí de mi apartamento rumbo a la clínica, disfruté del trayecto y eso hizo más corto el viaje según mi percepción.

Al llegar a mi piso me encontré con una Karla que reía a carcajadas al verme llegar.

-No es gracioso - dije frunciendo el entrecejo sabiendo el porqué de su risa.

-tienes que reconocer que sí lo es.

— Tienes razón. — Ambas reímos sin parar. Definitivamente, Karla sabía como alegrar mi día.

Tenía tiempo de tomar el desayuno antes de la primera cita del día, así que me dirigí a la cafetería, una vez allí y, justo cuando me disponía a realizar mi pedido, aparece Sergio frente a mí.

Amablemente, le pido a la mesera que se retire, ella asiente y hace lo que le pido. Una vez se marchó, Sergio, se dirige a mí.

- Tenemos que hablar. — Me dice aún de pie frente a mí.

-Creí que necesitabas tiempo y, por lo visto compañía. — Le dejo ver una falsa sonrisa.

-Deja el sarcasmo, tú también estabas muy bien acompañada y no me quejo por eso.

-Ve al punto ¿de qué quieres hablar? — Pregunté ya agotada de tener que lidiar con aquella conversación.

- Verás, lo que viste anoche... — Empieza a hablar sentándose en la silla frente a mí.

-¿Qué? ¿No es lo qué imaginé?

¡Porque dejame decirte que conozco la diferencia entre realidad e imaginación!

-¿Podemos hablarlo? ¿Podrías escucharme?

-Adelante, pero no tengo mucho tiempo. — Suspiró como si mi actitud lo estuviese agotando y buscara calma para hacerme entender.

-La mujer con la que me viste anoche... Ella no es importante.

-¿Qué no es importante? — Corté sus palabras. — Acabaste con nuestra relación de tres años, sales con ella ¿y no es importante? Porque déjame decirte que eso solo me lleva a la conclusión de que yo tampoco lo fui.

- Claro que sí lo eres ¡Pero ese es justo el problema! A tu lado debo ser perfecto, no puedo cometer errores, debo ser perfecto para estar a la altura, necesitaba respirar, ser yo mismo, cometer errores, vivir sin restricciones.

-No, no me culpes de tus indecisiones, yo nunca te pedí que aparentaras o trataras de ser lo que no eres.

-Tal vez no directamente, pero siempre sentí el peso de estar a la altura de tus aspiraciones y proyectos a futuro, siempre tan recta, tan impecable, jamás te vi cometer errores.

-Sergio, es injusto lo que dices, traté de darte lo mejor de mí.

-Yo quería lo mejor, pero también lo peor, Emma u eso nunca lo entendiste.

-Siento no satisfacer tus expectativas, soy psicóloga, no vidente.

-El viernes, cuando te vi en ese estado, recordé lo mucho que te amo, vi esa faceta vulnerable, supe que necesitas ser protegida... Si me das la oportunidad, yo quisiera volver.

-¡Espera un momento! ¿Necesitas verme vulnerable para sentirte fuerte? Esto no está bien, creo que lo mejor es que te alejes.

-No hagas esto, sé que me amas.

-Fuiste tú quien lo hizo, ahora asume las consecuencias. Adiós Sergio, debo volver al trabajo.

-¿Quién era él? - preguntó mientras sostenía mi mano evitando que me levantase y, pude notar como sus facciones se tensaban.

- No tengo que darte explicaciones, ya no es tu problema, es mi vida y yo sabré que hacer con ella.

-Por favor.

-No lo conozco - me limité a responder con total sinceridad.

-¿Y permites que un desconocido te lleve en brazos? Los vi, vi como te ibas con ese que dices no conocer.

-Digamos que solo fue un desconocido en el momento oportuno.

-¡Ahora eres así de fácil!... Lo siento, no debí decir eso. - Se disculpa de inmediato. Una lágrima traicionera rodó por mi mejilla y él trató de llevar su mano a mi rostro para secarla.

-¡No, se te ocurra! Ya hiciste suficiente, es bueno conocer esa faceta que tanto te costó reprimir mientras estuvimos juntos. - Me levanté y con paso firme, fui hacia la salida de la cafetería sin darle la oportunidad de decir algo más. Esta es una etapa de mi vida a la que en ese momento decidí ponerle fin.

Antes de entrar al consultorio, pedí a Karla que hiciera seguir al primer paciente.

Me hubiese encantado poder llorar y desahogarme, pero mis conflictos emocionales debían esperar, en ese momento daría prioridad a los de mis pacientes.

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Comments

Melisuga

Melisuga

Como la profesional que eres. Ya tendrás tiempo luego de rumiar tus penas un poco.

2023-12-24

1

Melisuga

Melisuga

¡Qué pésima elección de palabra, Sergio!

2023-12-24

1

Bradamanta del Este

Bradamanta del Este

si eso pasa mucho. pero podría haberlo hablado con ella y tratar de solucionarlo. a veces lo que falla también es la falta de comunicación. además cuando empezamos algo nuevo todo es emocionante y genial pero sino lo cuidamos y vamos poniendo pequeños gestos todo se desgasta

2023-02-21

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