Tal y como una obra romántica perfectamente ejecutada, los protagonistas seguirán su guion, incluso si algunas cosas son un poco ridículas, empezando por la manera en cómo se conocieron.
— Isabel, ¿Qué harías si alguien te arroja agua mientras duermes?
— Si se trata de usted, con gusto lo aceptaré —dijo con una sonrisa burlona mientras peinaba mi cabello.
— Isabel…
— Pff, discúlpeme, ahora responderé en serio —dijo dejando a un lado el peine—. Si alguien hiciera algo tan irrespetuoso, ¿debería hacerle lo mismo o algo peor?, creo que ya lo sabe usted, su majestad.
— Una maravillosa respuesta —sonreí.
En fin, en hora de dejar a un lado estas charlas vanas e ir con mi amado esposo, después de todo, esta noche inicia el primer evento de la novela, esta es la maravillosa noche en la que su amor florecerá.
— Hasta luego Isabel —me levanté, dirigiendo mi mirada hacia mi reflejo—. Y gracias por este precioso peinado.
— Su majestad, buena suerte —dijo Isabel, forzando una sonrisa en su rostro—.
— Gracias —cerré la puerta tras de mí, mientras el eco de mis pasos me hacía temblar.
Swoosh
— Rosary —extendió su mano hacia mí.
— Su majestad, buenas noches —incliné la cabeza, ignorando su mano—. ¿Cuánto cree que debemos esperar para poder entrar?
Ah, me pregunto por qué estoy actuando de esta manera, se supone que solo debía actuar como esa tonta Rosary que desbordaba su amor por William… y sin embargo, ahora no puedo siquiera mirarlo sin querer darle una bofetada.
— Yo… ¿acaso hice algo que te enfadó? —levantó mi mentón hacia él.
¡sus majestades, el emperador y la emperatriz van a entrar! —exclamó el vocero mientras las puertas se abrían—.
Bullicio
— Mm… William, si no es mucha molestia, ¿podrías soltarme? —desvié la mirada hacia la puerta—. Ya debemos entrar.
— Es cierto —tomó mi mano jalando hacia él—. Pero esta charla no ha terminado.
— Sí, su majestad, podemos continuar esto adentro.
Tampoco es que tenga mucha prisa por entrar, después de todo aquí no soy bienvenida. Miren, tal y como esperaba, todos los nobles que están aquí reunidos me miran como si fuese alguien inferior, alguien que no merece estar aquí.
— Espero que todos estén pasando una noche agradable—miré a la protagonista.
— Sí, coman, beban, que hoy es un día para festejar —sonrió William, estirando su mano hacia mí—. Emperatriz, ¿me permites una pieza?
William… ¿acaso golpeaste tu cabeza antes de venir? —dije sin dudar.
— ¿Qué acabas de decir…? —frunció el ceño con sorpresa, tomándome por la cintura—. ¿desde cuando hablas de esa manera?
— ¿Quién sabe? —dije tratando de escapar de su agarre, sin resultados.
— Pff, debo admitir que no es una mala sensación —sonrió levantando mi mano con la suya, mientras me obligaba a bailar con él.
Ah, me pregunto cuanto tiempo estuve soñando porque esto pasara, porque yo pudiese bailar una sola pieza con él, pero ahora que finalmente lo he logrado… ¿Por qué no puedo sentirme feliz? Pff, ¿tal vez sea porque este hombre arruinó mi vida y acabó con la de mi bebé?
— En fin, ¿podemos continuar con la charla de antes?
— ¿Qué charla? —fruncí el ceño.
— Hace un momento, dime porque esquivaste mi mano.
— ¿Esquivé su mano…? Pff! ¡jajaja! Así que era por eso —sonreí mientras seguíamos bailando al son de la música.
— Es… la primera vez…
— ¿es la primera vez de qué?
— Olvídalo —dijo esbozando una sonrisa, mientras la música llegaba a su fin—. Rosary, fue un agradable baile.
— Sí… ya veo, es bueno escuchar eso.
¿Qué le pasa esta noche? ¿desde cuándo le presta tanta atención a algo que haya hecho yo? Normalmente no notaria ni siquiera mi presencia, pero ahora, ¿le preocupó mi actitud?
— El emperador… ¿Acaba de bailar con la emperatriz? —murmuró alguien a lo lejos—. ¿Acaso el mundo se va a acabar?
Bullicio
— William, ¿los escuchaste? —sonreí pensando que William no podía escucharme.
— Sí.
— Err… ¿de verdad?
— Sí —sonrió.
— William… —extendí mi mano hacia su mejilla, deteniéndome antes de tocarlo.
Este era mi sueño… poder estar junto a estar persona y hacerlo reír, sin importar que tuviese que sacrificar, y ahora esta tan cerca, pero no me atrevo a tocarlo, a este sueño imposible que me llevó a la ruina… debo enterrarlo por completo…
— Su majestad el emperador —aparté mi mano—. ¿se siente cansado?
— ¿a qué viene esa pregunta?
— No se preocupe, puede ir al jardín a despejarse un poco, yo me quedaré aquí.
— Ya veo, gracias —se marchó—.
— Disfruten… —susurré con una sonrisa cansada.
Murmullos
En fin, no hay mas que decir, soy consciente de cual es mi lugar, ¿o acaso quería cambiar algo? No, ya no busco el amor de ese patético hombre, ni tampoco tengo la ambición de adueñarme de este imperio a través de mi bebé… ahora lo sé… lo que realmente quiero hacer es…
— ¿Me concedería el honor de bailar una pieza junto a usted? —extendió su mano hacia mí, un extraño enmascarado.
— Pff, que yo recuerde, este banquete no era un baile de mascaras —dije con sarcasmo, mientras extendía mi mano hacia el extraño enmascarado.
Algo como esto… nunca pasó en la novela original, ningún extraño enmascarado apareció en este banquete, o al menos así debería ser, pero he cambiado muchas cosas, empezando porque ahora no fui envenenada por William.
Murmullos
— Mm, veo que le gusta ser el centro de atención —sonreí mientras era guiada por él hacia el centro de la pista de baile—. ¿Acaso no teme arruinar su reputación por bailar con una terrible villana como yo?
— ¿Villana? ¿Acaso se refiere a esos personajes malvados de las novelas?
— Sí, justo eso —acerque mi rostro al suyo—. En fin, dudo que usted viniese a hablar de novelas.
— Es cierto, su majestad, lo que busco es-
Crack
— ¡Kyaaa! —palideció una dama a lo lejos al ver bandidos entrar en el salón.
Slash
— Caballero, ¿puedo suponer que esos sujetos vienen con usted? —pisé con fuerza su pie para separarme de él.
— Puede ser así —sonrió mientras desenvainaba su espada.
— Ah, esto es perfecto —retrocedí dos pasos, haciendo una reverencia—. Quería probar esto.
Pero antes, debo encontrar una distracción, ya que de ninguna manera pienso permitir que estos desagradables nobles mueran, no sin antes hundirlos por completo, empezando por el encantador perro de mi marido.
— ¡Su majestad! —gritó Isabel, corriendo hacia mí, preparándose para blandir sus dagas.
Slash
— Bien hecho —sonreí después de que Isabel rasgara por completo la falda de mi vestido—. Ahora puedo moverme libremente.
— Mm, creo que es hora de asustarme, ¿no es así?
— Supongo que sí —dije con una sonrisa antes de jalar el gatillo, seguido de un estruendo que dejo en silencio todo el salón—.
— ¿Qué acabas de hacer…? —palpó su mejilla que sangraba por el rozón de la bala—. Por favor dime que fallaste a propósito.
Y pensar que todo lo que me faltaba para dejar mis miedos era esto, ¡es maravilloso! No, quien es verdaderamente maravilloso es el herrero que logró crear estas maravillas solo siguiendo los planos que le mostré, pero tengo curiosidad por lo que hace el segundo gatillo, debería preguntarle después.
— “Llamas, abrásenla” —enunció en una lengua desconocida—. Lo siento, tenia un poco de curiosidad, pero eres muy peligrosa, muere.
— Esto… ¿no se supone que estas llamas debían consumirme? —lo miré desconcertada, notando como hasta la última llama entraba en la pistola—. ¡Isabel! Llama a los guardias.
Slash
— A sus órdenes, su majestad —dijo después de apuñalar al enmascarado por la espalda, seguido de un gemido de dolor de él—, ¿Por qué estás aquí? Ella no te ordenó que…
— Sería una sirvienta patética si no puedo descifrar lo que mi ama realmente quiere.
— Ya veo, pero te equivocaste en algo —sonrió mientras sujetaba con fuerza la daga incrustada en su espalda, enunciando más palabras extrañas—. “Funde el acero”
— ¿Qué estas…? —fijó su mirada en la daga que empezaba a tomar un color naranja.
Es imposible, lo que está pasando debería ser imposible, pues esta persona no es William, y sin embargo, él esta usando magia de fuego, algo que solo debería estar destinado a la familia imperial.
— ¡Isabel, suelta eso! —jale el gatillo apuntando directamente a la cabeza de ese sujeto, seguido de un grito de dolor proveniente de Isabel.
— ¡Lo siento mucho! —exclamó Isabel dando un paso atrás, con su mano temblando por el dolor de la gran quemadura que había deformado su piel—. Pero no volveré a fallar.
— ¡Isabel! ¡detente!
— ¿Su majestad? —me miró confundida, sin saber porque la detuve.
— Esa persona no es nuestra prioridad ahora —dije interponiéndome entre ese sujeto e Isabel—. Tampoco es que tengamos oportunidad contra él.
— Lo siento mucho —apretó el puño con frustración, recién notando el grave estado de su mano.
— Venda tu mano con esto, yo me encargaré del resto.
Gracias a Isabel pude confirmar muchas cosas, empezando porque este sujeto no trata de asesinar a Isabel, o al menos no cuenta con el tiempo suficiente para hacerlo, y eso basta para tomar el control de esta situación.
— Tú realmente no vienes con esos sujetos —pasé por su costado después de ver su expresión de sorpresa.
— ¿Cómo lo descubriste…?
— Mi cuello… olvídalo —apunté mi arma hacia los bandidos—. Espero no volverte a ver, o pagarás por lo que le hiciste a Isabel.
— Comprendo, su majestad —inclinó la cabeza antes de dar media vuelta y marcharse.
Al final, fue duro, pero logré eliminar a la mayoría de los bandidos, a excepción de un par que decidió escapar mientras estaba distraída eliminando a cualquiera que se atreviera a usar a mis invitados como rehenes.
— Phew! Estoy agotada —dije tumbándome en un asiento—. ¿Hay alguien herido?
Murmullos
— Mm, no me digan que ahora les parezco más aterradora —sonreí con la sangre de los bandidos aun deslizándose por mi mejilla.
— Su majestad… —se acercó a mi una joven dama con la cabeza agachada—. ¡Muchas gracias!
— ¿Gracias…?
— Si no fuese por su ayuda, nosotros ahora estaríamos muertos.
— Pff, es la primera vez que oigo a un noble darme las gracias, supongo que no fue tan malo ayudarlos —suspiré con una sonrisa cansada—. En fin, los guardias deberían de estar por llegar, cuenten todo lo sucedido sin omitir nada, tampoco me gustaría que ellos los tratasen a ustedes como sospechosos.
— ¡Entendido! —exclamó haciendo una gran reverencia a mi espalda.
Ahora que las cosas se han calmado, tengo que ir a ver a Isabel, debo revisar esa herida, ya que acabo de notar que mi torpe sirvienta es incapaz de cuidarse a si misma, como prueba de ello esta que no soltó su daga incluso cuando estaba quemando tanto como para quemar su mano.
— ¡Isabel! —abrí de un portazo la puerta de su habitación.
— Su majestad —se arrodilló en el piso mientras ocultaba su mano detrás de su espalda—. Me disculpo por no haber sido capaz de ayudarla, de hecho, fui un estorbo.
— Isabel, no es tu culpa, porque a diferencia mía, tu estilo de pelea es cercano, además, te agradezco haberme cuidado de los bandidos que trataban de atacarme por la espalda.
Incluso con esa terrible herida, ella no se apartó de mi hasta que las cosas se calmaron, por eso pienso que es una imprudente, aunque eso también va para mí, ya que no me detuve a pensar en cómo podría afectarme si les mostraba a los demás una versión diferente a la de una inútil, pero ahora ya no tiene sentido pensar en eso.
— Isabel, muéstrame tu mano.
— Pero esto es inapropiado —dijo agachando la cabeza—. Mostrarle algo tan desagradable, no puedo.
— ¿Acaso dices que es desagradable haber salvado mi vida?
— ¡¿Cómo podría?!
— Estas heridas pasaron porque quisiste protegerme, incluso si esas no eran tus órdenes.
— Lo siento mucho —finalmente extendió su mano hacia mí.
— Traeré agua, ¿Dónde está el pozo más cercano?
— No hace falta que haga algo como eso por mí, su majestad.
— Solo calla y toma eso para calmar el dolor, adormecerá tu brazo —dije con un suspiro antes de ir a toda prisa hacia el pozo.
Splash
— Ahora que lo pienso, ¿le habrá ido bien a esos tortolitos? —miré hacia el cielo, perdida en mis pensamientos.
— ¿De quienes hablas?
— ¿William…? —abrí los ojos con sorpresa al ver ese cabello rojo—. No, él nunca cortaría ese cabello, ¿Quién se supone que eres?
— Esa no es la reacción que esperaba su majestad —dijo el extraño enmascarado, bajo la luz de la luna.
— Me da igual, solo desaparece, debo tratar la herida de Isabel —dije dándome media vuelta con frustración.
Pero el daño hecho en su mano es irremediable. Aunque vendé su mano con un paño limpio, no le di un tratamiento adecuado a tiempo, por eso es muy probable que pierda la sensibilidad en su mano… y ni siquiera quiero imaginar el dolor que siente ahora.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 102 Episodes
Comments
Tina Ixchiel Puthod
no entiendo un pito mejor la dejo.
2025-05-30
0
Ivon Caraballo
al parecer la historia ha ido cambiando
2024-02-28
1
Ana Fernandez
me parece que William fue sobrestimado para villano
2023-05-20
0