Un sentimiento cálido...

La arrogancia es una sentencia de muerte cuando tu vida está en juego, y justo ahora, ese será el destino del arrogante sujeto que está frente a mí, sin importar lo que pasé, debo saber quién es la persona que lo envió.

Slash

—    Habla, mujer, dime donde están los aposentos de la emperatriz.

—    ¿la emperatriz…? —murmuré con sorpresa—. Pff! ¡jajaja! ¿y quien se supone que esta frente a ti?

—    Una… ¿concubina?

—    Mm, así que así me ves—dije con una sonrisa mientras daba un paso atrás, y mientras la luz de la luna me iluminaba, solté mi cabello—. ¿Acaso no reconoces este cabello?

—    Eres…

—    Sí, soy la malvada emperatriz que buscas—dije con una sonrisa—. Arrogante muchacho, ¿estas preparado para aceptar la muerte?

—    ¡no digas tonterías! —exclamó con ira mientras apuntaba su espada hacia mi garganta—. Hoy morirás.

—    Ya veremos eso—dije mientras un fuerte viento sacudía las cortinas—.

Basta con apuñalarlo una vez con esta horquilla, no importa si es superficial, eso será suficiente para ganar tiempo hasta que los guardias se den cuenta de la presencia de este intruso.

—    ¡Muere! —exclamó a punto de cortar mi cabeza—.

—    ¡No fastidies! —exclamé después de esquivar su ataque a duras penas—.

Crack

El sonido de ese jarrón roto debe ser mas que suficiente para que los guardias vengan, pero por si acaso, debo hacer el intento de apuñalarlo, puede que tarden mas de lo que creo… entonces, empezaré el primer paso…

Slash

—    ¡N-no! —exclamé después de notar que había cortado mi mejilla—. ¡aléjate! ¡guardias!

—    No tiene sentido que grites, nadie vendrá.

—    ¿Qué…?

—    ¿Acaso crees que vine sin un plan? —preguntó con una siniestra sonrisa—. Ya me encargué de los guardias.

Mm, ya veo, creo que eso esta relacionado en porque no me encontré con ningún guardia en mi camino hacia los aposentos de William, bueno, da igual, no es como si su presencia sirviera de algo, de hecho es maravilloso, ahora puedo fingir miedo.

—    No… por favor… ¡perdona mi vida! —exclamé entre sollozos mientras me arrodillaba en el piso—. ¡por favor! Si me dejas ir… yo… ¡te daré dinero!

—    Oh, vaya, ¿A dónde se fue tu arrogancia de antes? —preguntó con burlas—. Bueno, está bien, podría pensar en dejarte ir si antes lames mi zapato.

—    Yo…

—    ¿Qué pasa? ¿acaso no dijiste que querías vivir? Esa es mi condición.

—    Lo… hare…—murmuré con miedo mientras me acercaba a su pierna—.

—    Date prisa—dijo con una sonrisa arrogante—.

—    Pff, eso fue demasiado fácil—dije después de hacerlo tropezar jalándolo de su pierna—.

—    ¡…!

—    Mm, ¿Qué era eso que dijiste antes? —dije con una gran sonrisa, mientras lo apuñalaba cerca del corazón—.

—    ¡Cogh! ¡¿Qué hiciste?!—exclamó mientras empezaba a sentir los efectos del veneno en mi horquilla—.

La arrogancia es un pecado si quiero sobrevivir, por eso no me importa tener que actuar como una mujer patética si de esa manera puedo hacer que mis enemigos bajen la guardia, así mismo… no me importa que método rastrero deba usar para sobrevivir…

—    Vamos, dime quien te envió—dije mientras revisaba si tenia alguna otra arma oculta—. Solo tiene que decirlo y te dejaré ir.

—    ¡¿Por qué rayos te lo diría?!

—    Ya veo—dije con una sonrisa—. Si tanto quieres morir, con gusto te ayudaré.

—    Oye… ¿segura de que puedes perder el tiempo aquí?

—    ¿que?

—    Mi compañero dijo que te había encontrado… pero si tu estas aquí…—dijo con una sonrisa burlona—. ¿Quién es la persona que está en tu habitación?

—    Esta cosa en tu oído… ¿es un dispositivo de comunicación? —pregunté mientras se lo quitaba del oído—. Mm, ya veo, entonces solo debo asesinar a uno más.

—    ¡…!

Crack

—    Cogh! —exclamó con dolor antes de morir—.

Si tengo que elegir entre perder tiempo interrogándolo o asesinarlo para asegurarme de que no volverá a atentar contra mi vida, por supuesto que no pienso arriesgarme en tener a un enemigo suelto.

—    Ahora iré a por ti—dije a través del dispositivo de comunicación, antes de pisarlo para romperlo.

Eso debe ser suficiente para que no lastime a Isabel pensando que soy yo… aun así, no puedo estar segura, es por lo que corro con todas mis fuerzas hacia mi habitación, porque no puedo dejar que ella muera por mi culpa, pase lo que pase, debes estar bien.

Portazo

—    ¡Isabel! —exclamé mientras me apresuraba a la cama—. ¿Dónde… estas…?

—    Mff!

—    ¿Isabel…?

—    ¡Su majestad! —exclamó después de quitarse la mordaza en la boca—. ¡Atrás!

—    ¡…!

Slash

—    ¡¿Dónde está él?!—exclamó con ira después de tumbarme contra el piso—. ¡¿Qué fue lo que le hiciste?!

—    ¡Él… pff! Ya veo—dije con una gran sonrisa burlona—. ¿Era tu amigo? No, viendo como reaccionas, ¿acaso era tu hermano?

—    ¡Maldita! ¡responde!

—    ¿acaso no lo sabes ya? —dije con frialdad—. Si yo estoy aquí, eso significa que él ya…

—    ¡cállate! Debes estar mintiendo.

Esto es malo, la horquilla se me escapo de entre mas manos cuando este sujeto me derribó, lo único que puedo hacer es seguir provocándolo para que no le baste con solo matarme, pero… ¿acaso no es este un callejón sin salida? No puedo contar con Isabel, ella sigue muy debilitada por ese veneno.

—    Sabes… al final, pensó que iba a sobrevivir, ¿no es eso muy gracioso?

—    ¡Cállate! —exclamó mientras tiraba su espada a un lado para empezar a estrangularme con sus propias manos—.

Esto es malo… pierdo la conciencia, a este paso acabaré desmayándome sin poder siquiera liberar a Isabel, no… eso es algo que no puedo hacer, no puedo arrastrar a Isabel conmigo…

—    ¡Suelta a su majestad! —exclamó Isabel con sus últimas fuerzas mientras lo empujaba a un lado, permitiéndome respirar—.

—    Cof! Cof! —tosí mientras trataba de volverme a parar—.

—    Su majestad… ¿está bien…?

Slash

—    Isabel…—dije con la voz quebrada—.

—    Ahora es tu turno.

—    ¡No me fastidies! —corrí hacia él con todas mis fuerzas.

—    Ah, perdiste la cabeza, ¿no es así? —sacudió su espada, salpicando las cortinas con gotas de sangre.

—    ¡Sí! —forcejeamos hasta que atravesamos la ventana, rasgando mi piel con los vidrios, finalmente cayendo contra los árboles.

Crack

Me alegro, tuve la suficiente fuerza para empujarlo por la ventana, ahora… lo único que puedo decir es que no me arrepiento de nada, porque solo debo darte un nombre para que puedas continuar.

—    Bebé…—mascullé con dolor, mientras me desangraba—. Tu nombre… ya sé cual es tu nombre…

Pasos

—    ¡¿Quién está ahí?!—exclamó una familiar voz—.

—    ¿William…?

—    ¡¿Rosary?!—corrió hacia mí, confundida—. Dime, ¿Quién te hizo esto?

—    Que alivio… no fuiste tú…—esbocé una sonrisa distorsionada por el dolor—. Escucha bien… el nombre de… su nombre es…

—    ¡Rápido! ¡llamen a un médico!

No… debes escucharlo, su nombre debe ser escuchado o de lo contrario volverá a desaparecer, mi bebé tendrá mí mismo destino, ¡ni hablar!, al menos debo darle la oportunidad de tener otra vida, incluso si yo no estoy.

—    Willi…am…—mascullé antes de acabar cerrando los ojos.

Ya veo, así que es así como esta vida acaba, que estupidez, no puedo creer que muriera incluso antes de que la historia principal diese inicio, ¿acaso es una broma? ¿o tal vez el administrador decidió que no era lo suficientemente interesante…? Bueno, supongo que ya no tiene sentido saberlo…

—    Su majestad…—sollozó una triste voz mientras sostenía mi mano—. Lo siento tanto, todo esto pasó por mi culpa…

—    Detente, esto es algo que no podías controlar—sujeto su hombro—. Esto es algo que ella misma se buscó.

—    ¡¿Cómo se atreve a decir algo como eso?!—dijo parándose de golpe para darle una bofetada—. Sino fuese por su majestad, yo no estaría viva.

—    Cambiando de tema—sujetó su mano para aplicar ungüento—. Ya tengo noticias de la persona que me mandaron a buscar.

—    ¿Eh? ¿habla en serio? Caballero Lambert…

Ellos… ¿son Isabel y Gilbert? Pff, ¿desde cuándo estos dos son tan cercanos? Más importante, ¿esto era a lo que Nix se refería cuando dijo que no podía reencarnar? Supongo que no es tan malo, puedo seguir presente, escuchando todo lo que pasa, incluso si todo lo que me rodea es oscuridad.

—    Su majestad… ¿acaba de sonreír?

—    Eso es imposible —se acercó a mirar mi cara con más detalle, picando mi mejilla—. Ella no se está moviendo, ¿ves?

—    ¡deja en paz a su majestad! ¡ella definitivamente despertará!

Swoosh

—    A… achis!

—    ¿eh? Su majestad acaba de… ¿estornudar?

—    Mm… alguien cierre la ventana…

—    ¡Su majestad! —sujetó mi mano con fuerza, llorando de felicidad—. Me alegro, realmente me alegro…

—    Esto… ¿no era un sueño? Isabel…

—    Sí, ese es mi nombre…—sollozando me dio un fuerte abrazo.

¿Qué significa esto? ¿Por qué sigo viva? No tiene sentido, ninguna persona sobreviviría después de esas heridas, es imposible… no puedo aceptarlo, pero tampoco puedo negar la calidez de estas lágrimas.

—    Isabel —dije enterrando mi cara en su pecho para que no viesen mis lagrimas—. Por favor saca a tu amigo de aquí.

—    ¿mi amigo…? No, en lo absoluto tengo una relación amistosa con este sujeto.

—    No necesitas presumir de tu amor aquí —levanté la mirada para ver al caballero Lambert—. Usted, ¿tiene algo que decir?

Click

—    Tengo la información que usted pidió —dijo después de cerrar con seguro la puerta—. Sera difícil sacarla de ahí.

—    Solo tengo que comprarla, solo dime donde será la subasta.

—    Antes de eso, ¿puede decirme que planea hacer con ella?

—    Tranquilo, no le haré nada malo —esbocé una sonrisa—. Gilbert, tengo una nueva tarea para ti, aunque claro, si no lo deseas, no te obligaré.

—    Por favor no piense que haré todo lo que usted desea, incluso si es la emperatriz.

Slash

—    ¡Insolente! —apuntó Isabel su daga hacia la garganta de Gilbert.

Y pensar que llegaría el día en el que alguien alzaría armas solo para protegerme, he de admitir que no se siente nada mal, pero ahora no es el momento para eso, mientras hablamos es muy probable que la hermana de Isabel sea vendida.

—    Gilbert, mi tarea para ti es impedir que esa subasta se realice antes del banquete.

—    ¿Eso es todo…? —abrió los ojos con incredulidad.

—    ¿Acaso pensabas que te pediría asesinar al emperador?

—    No… por supuesto que no…

—    Pff! Me parece que no lo dice de corazón, en fin, eso es todo lo que necesitaba decirle —señale la puerta—. Ahora es mejor que vayas a tu puesto, antes de que esa molestia cruce la puerta.

—    ¿eh?

Toc toc

—    Pas—

—    Rosary, veo que es cierto que has despertado —dijo con frialdad, cruzando la puerta antes de recibir mi permiso—.

—    Su majestad el emperador, me disculpo por esta vergonzosa apariencia —forcé una sonrisa, levantándome de la cama—. Dicho eso, ¿Qué es lo que lo trae a mi habitación?

—    Vine a ver como estabas.

—    ¿Es eso cierto? No importa, supongo que diré gracias por su preocupación.

No hay manera de que eso sea cierto, más importante, debería preocuparme sobre como fue posible que viniese tan rápido, Isabel ni siquiera tuvo la oportunidad de llamar al doctor.

—    Oí que tardarías más días en despertar, veo que al final no era para tanto —ordenó a uno de sus sirvientes que me entregara una caja—. Es bueno, no tendré que cancelar el banquete.

—    Pero que esplendido vestido —esbocé una sonrisa sarcástica—. Supongo que fue realmente difícil conseguirlo.

—    Sí, supongo…

—    En fin —tiré el vestido sobre la cama—. Lamento no poder ofrecerle una taza de té, pero dudo que le moleste, ¿no es así?

—    Tienes razón —frunció el ceño—. De hecho, tengo asuntos que atender.

Sabía que diría eso, porque él siempre es así, basta con darle una pequeña excusa al alcance y él la tomará sin dudarlo ni por un segundo, debe ser por eso que ni siquiera ha notado que le hablo con sarcasmo, o tal vez le resulta mejor ignorarlo.

—    Oh, Gilbert Lambert, estabas aquí —dijo William—.

—    Saludos a su majestad el emperador —enuncio apoyado en una de sus rodillas.

—    Justo necesitaba pedirte algo.

Ah, por eso le dije que escapara mientras tuviese la oportunidad, sabía que este hombre usaría a cualquiera que se topara en su camino, tal vez quiere investigar a alguien, o simplemente necesita que alguien se encargue de lidiar con los nobles.

—    Entonces les deseo un buen viaje —me despedí con la mano—. Isabel, cierra la puerta.

—    Sí.

Es cierto que he logrado cambiar muchas cosas, pero también es cierto que de alguna manera todo ha vuelto a su rumbo original, empezando por este vestido dorado, cada cosa es igual… no, ahora es diferente, ahora nadie mas sabe que estoy embarazada… así que William no tratara de envenenarme por ahora…

—    Isabel, ¿no tienes algo para mí? —forcé una sonrisa.

—    Es cierto, lo había olvidado, fui a recoger lo que le encargó a ese herrero hace unos días.

—    Ya veo… ¿mm? Lo siento, creo que te escuché mal, ¿acaso dijiste días?

—    Es correcto su majestad, usted estuvo inconsciente por un par de días.

Un momento, si saco cuentas… ¿acaso no es mañana el banquete? Ese terrible banquete que iniciará su historia de amor, ese egoísta amor que me hará miserable… empezando por la pérdida de mi bebé…

—    Aquí esta —sacó una caja debajo de mi cama—. Lo oculte bien, ¿no es así?

—    Bien hecho, Isabel —esbocé una sonrisa al ver su interior—. Creo que ya estamos preparadas para el banquete.

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