En "Amor Ardiente," Valeria, una talentosa fotógrafa con un pasado complicado, y Daniel, un exitoso empresario con un oscuro secreto, se encuentran en una gala benéfica y sienten una intensa atracción inmediata. Desde su primer encuentro, sus vidas se ven envueltas en una espiral de pasión, drama y secretos.
A medida que su relación se desarrolla, se enfrentan a innumerables obstáculos: exnovios celosos, rivales sin escrúpulos y secretos familiares devastadores. Valeria, con su determinación y fuerza, y Daniel, con su inquebrantable amor y apoyo, deben luchar no solo por su amor sino también por su paz y felicidad.
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#Capítulo 23: La Sorpresa
Después de la visita de Daniel a Londres, Valeria y él se comprometieron a mantenerse en contacto constante y a planear visitas frecuentes. A pesar de la distancia, su amor seguía creciendo, y cada reencuentro era una celebración de su relación.
Valeria se sumergió en su trabajo, organizando una exposición que estaba destinada a ser el evento del año. La preparación era intensa, pero cada desafío la hacía sentir más realizada. Las noches se llenaban de llamadas y mensajes con Daniel, quienes se aseguraban de mantenerse conectados a pesar de la distancia.
Un día, mientras Valeria estaba en una reunión con su equipo, recibió un mensaje de Daniel: "Tengo una sorpresa para ti. ¿Puedes venir a la entrada de la galería?" Intrigada y emocionada, Valeria dejó la reunión y se dirigió a la entrada.
Cuando abrió la puerta, se encontró con Daniel, sosteniendo un ramo de flores y sonriendo ampliamente.
—Daniel, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Valeria, con una mezcla de sorpresa y alegría.
—No podía esperar más para verte. Te extraño y quería sorprenderte. Además, quiero estar aquí para apoyarte en tu exposición —respondió Daniel, abrazándola con fuerza.
Valeria sintió una oleada de felicidad al ver a Daniel. Su presencia era el impulso que necesitaba para superar cualquier obstáculo.
—Estoy tan feliz de verte, Daniel. Esta es la mejor sorpresa que podrías haberme dado —dijo Valeria, besándolo con ternura.
Durante los días siguientes, Daniel acompañó a Valeria en su trabajo, ayudándola a organizar la exposición y apoyándola en cada detalle. Juntos, ajustaron la iluminación, dispusieron las obras de arte y revisaron las listas de invitados. La presencia de Daniel no solo era un apoyo emocional, sino también una muestra tangible de su compromiso con la relación.
La noche de la inauguración, la galería estaba llena de invitados, desde críticos de arte hasta artistas y coleccionistas. Valeria, nerviosa pero emocionada, se movía entre los asistentes, asegurándose de que todo estuviera en su lugar. Daniel, orgulloso de ella, la seguía de cerca, presentándola y hablándole a todos sobre su increíble talento y dedicación.
Cuando llegó el momento de los discursos, Valeria subió al podio, con Daniel a su lado. Tomó el micrófono y, con una sonrisa radiante, comenzó a hablar.
—Quiero agradecer a todos por estar aquí esta noche. Esta exposición es el resultado de mucho trabajo y dedicación, y no podría haberlo hecho sin el apoyo de muchas personas. Pero hay una persona en particular a la que quiero agradecer especialmente: Daniel. Su amor y apoyo han sido fundamentales para mí, no solo en este proyecto, sino en cada aspecto de mi vida. Daniel, gracias por estar siempre a mi lado —dijo Valeria, con los ojos brillantes de emoción.
El público aplaudió, y Daniel, emocionado, subió al escenario para abrazarla. La noche fue un éxito rotundo, y la exposición recibió elogios unánimes de todos los presentes. Valeria y Daniel, felices y aliviados, celebraron con sus amigos y colegas hasta altas horas de la noche.
Al día siguiente, después de una jornada agotadora pero gratificante, Daniel y Valeria se tomaron un tiempo para relajarse en el apartamento de Valeria. Sentados en el sofá, compartieron una copa de vino y reflexionaron sobre la noche anterior.
—Estoy tan orgulloso de ti, Valeria. La exposición fue increíble, y todos quedaron impresionados con tu talento. Sabía que podrías hacerlo, pero verlo en persona fue algo más —dijo Daniel, mirándola con admiración.
—Gracias, Daniel. No podría haberlo hecho sin ti. Tu sorpresa fue perfecta, y tu apoyo significó todo para mí. Me hiciste sentir que podía lograr cualquier cosa —respondió Valeria, con una sonrisa agradecida.
Pasaron los días siguientes disfrutando de la compañía del otro y explorando Londres juntos. Cada momento que pasaban juntos fortalecía su relación y les recordaba lo mucho que se amaban. Valeria le mostró a Daniel sus lugares favoritos de la ciudad, desde pequeños cafés escondidos hasta majestuosos parques y museos.
Una tarde, mientras caminaban por el Támesis, Valeria se detuvo y miró a Daniel con seriedad.
—Daniel, he estado pensando mucho sobre nuestra situación. Sé que esto no es fácil, pero quiero que sepas que estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para que funcione. Te amo y no quiero perderte —dijo Valeria, con determinación.
Daniel la tomó de la mano y la miró a los ojos.
—Valeria, yo también he estado pensando. Esta distancia es dura, pero cada vez que estamos juntos me doy cuenta de que vale la pena. Vamos a hacer esto funcionar, lo prometo. No importa cuán difícil sea, siempre encontraré la manera de estar contigo —respondió Daniel, con convicción.
Su tiempo en Londres llegó a su fin, y Daniel tuvo que regresar a casa. La despedida fue dolorosa, pero ambos sabían que su amor era fuerte y que podían superar cualquier obstáculo juntos. Se prometieron mantenerse en contacto constante y planear la próxima visita lo antes posible.
Mientras Daniel abordaba el avión de regreso, Valeria se quedó en el aeropuerto, observando cómo su vuelo despegaba. Sentía una mezcla de tristeza y esperanza. Sabía que su amor por Daniel era real y profundo, y estaba decidida a luchar por él, sin importar la distancia.
De vuelta en su apartamento, Valeria se sumergió en su trabajo, encontrando consuelo en la pasión que sentía por el arte. Cada día era un paso más hacia su objetivo de construir una carrera exitosa y un futuro brillante con Daniel.
En casa, Daniel también se enfocaba en su trabajo, pero nunca dejaba de pensar en Valeria. Sus conversaciones diarias eran un ancla que los mantenía conectados, y cada palabra compartida era una reafirmación de su compromiso mutuo.
Ambos sabían que la distancia no era un obstáculo insuperable, sino una prueba de su amor y dedicación. Y mientras cada día pasaba, su confianza y amor por el otro crecían, preparándolos para los desafíos futuros y recordándoles que, sin importar la distancia, siempre encontrarían el camino de regreso el uno al otro.
voy a dormir mejor.