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Habían pasado unos días y no había rastro alguno de personas buscando aquella bufanda, la verdad era que a YoonGi le gustaban esas prendas, y esa en especial era muy bonita, sin embargo tampoco se sentía cómodo con sólo llevarla a su casa y ya, esperaría unos dias mas.
Su caminata fue la misma, solo que ahora agregó unos audífonos y una buena colección de música.Pasos tranquilos, el frio hacia que pocas personas visitaran el lugar asi que era de sus dias preferidos.El panorama era simple y tranquilamente acompañado por algunos perros corriendo junto con sus dueños responsables que siempre, siempre, salían a correr para su salud, o algunos ancianos sentados simplemente contemplado más tiempo aquella vida que ya se pudo saber de memoria, aquellos días que cualquiera ignoraría pero para ellos era simplemente especial, cada hoja parecía ser analizada por sus ojos arrugados.
Se sentó por un instante, contemplando el día nublado, añorando las nubes esponjosas y llenas de agua que estaban amenazando con rocía toda la ciudad, cosa que a YoonGi no le molestaría, si había algo que le gustaba de igual manera que los lugares solitarios, era el sonido del agua o el pasto mojado.
A los pocos minutos se levantó, sabía que el recorrido sería inútil en ese día, prácticamente no habían adolescentes tirando basura, o pequeños mocosos perdidos o lastimados, no habían señores cuyas mascotas dejaran sus olorosos agradecimiento en el pasto... pero de cualquier no se quejó y si guió su camino.
Hasta que un objeto azul llamó su atención, la tela parecía estar agitándose implorando ayuda, gritando por llamar la atención, pidiendo ser rescatada.
Otra bufanda.
Suspiró, esto ya era raro, parecían absurdos intentos de suicidio que de tan patéticos que eran ni siquiera de habían molestado en llevarse la bufanda Molesto, caminó hasta la prenda y rozó sus dedos contra la tela, haciendo el intento por bajarla pero...
¡No!—Resonó una voz detrás de él.
Giró el rostro tan rápido que pudo haber mareado, pero sólo encontró un adolescente, con ojos redondos, labios horribles y levemente rojizos, con el cabello castaño adornado por pequeños restos de hojas secas, además de estar cubierto por una manta grande, azul en las orillas y blanca en el centro , parecían tener frío, pues sus mejillas —que contrastaban bien contra sus ojos pequeños— y su nariz estaban rojas.
— ¿Es tuya?—Se animó a preguntar YoonGi después de un instante.
No escuchó respuesta, sólo le vio correr hacia él sosteniendo con fuerza la manta, procurando que no cayera, sus pasos cortos pero rápidos resonaron gracias a las hojas, y sólo fue consciente de todo cuando vio la mano de aquel chico alcanzar la punta de la bufanda, pero no la bajó, sino que de un brinco la subió aún más.
— ¿Qué haces?—Habló más que enojado, intrigado.
—Frio...
— ¿Disculpa?
— Los árboles... siento frío.
YoonGi frunció el ceño y miró los alrededores buscando una cámara oculta...
¿Qué tipo de broma era ésta?
"espero les gusta mucho esta historia, definitivamente a mi me encanta y espero le den su apoyo"
recuerden tomar agua y si les gusta dejar algun comentario y tambien por si tengo algun error ortografico, bye bye
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