Declaración en París

La larga noche no terminaba aún, aunque ella ya se había dormido todo seguía dando vueltas en mi cabeza, mamá, papá y todo lo que ha sucedido. El frío empieza a consumir el vagón en el que estamos y por más que intento dormir mis ojos no de mantienen totalmente cerrados veo la hora y son las 3:05 A.M el cielo parece estar totalmente despejado así que dudo que vaya a llover, y parece que por fin podré dormir un poco.

-Antoine, despierta ya llegamos

- ¿Dónde estamos?

-En París, ¿Dormiste bien? Porque realmente viéndote parece que no te encuentras de la mejor forma

-Si, dormí muy bien ¿y qué hacemos ahora?

-Primero que nada, tendremos que buscar un hotel en el cual quedarnos y seguir nuestro recorrido

-Entiendo, entonces pongamos todo en marcha.

Caminando por París noté un ambiente tan distinto al cual estaba acostumbrado, todos estaban totalmente animados y felices y ver las parejas que son totalmente felices alegran un poco creo que este cambio de ambiente era algo un poco necesario para mí y me siento muy bien al estar acá

-Aurora ¿Tus padres están acá?

-No, ellos están en otro lugar

- ¿Dónde están?

-No quiero hablar de ellos por el momento, así que por favor no hablemos sobre eso.

Lo mejor que podía hacer en ese instante era quedarme en silencio y no volver a tocar el tema sobre sus padres, quizás últimamente está teniendo problemas con ellos

-Mira, por allá hay una librería ¿Te gustaría ir a leer un poco?

-Si, no veo ningún problema.

Es una librería totalmente enorme, no me imagino la cantidad de escritores que estarán reflejados en sus obras en este lugar, de tantos que hay no sé por dónde empezar aunque desde la distancia miré un libro que destaca por encima del resto y si, no estaba confundido, es el libro de Jean el cual nos leyó tantas veces a Eric y a mí, lo tenía en mis manos totalmente pulido y con sus mejores destellos de aquel chico que no solo tenía el amor a la literatura, también contaba con un talento sublime, creo que aún debe recordar los buenos momentos que pasábamos juntos, aquellas tazas de Té y noches en vela escribiendo, porque por más que yo trato de olvidarlas, no lo he logrado, me alegro demasiado de lo que mi amigo pudo alcanzar y solamente espero que ese Don que tiene jamás lo pierda porque no lo imaginaria en la misma depresión en la que estuve.

- ¿Te gusta el libro Antoine?

-Me parece llamativo, creo que lo llevaré y leeré en un lugar más tranquilo ya vengo, voy a pagar por el.

-Te espero.

Después de salir de allá fuimos al hotel, comimos en una hermosa cafetería que tenía a vista a la torre Eiffel, y la tarde había llegado.

-Antoine, iré a mi compromiso así que estaré más tarde contigo.

-Suerte.

-Gracias, creo que la necesitaré.

Han pasado dos horas y ya anocheció totalmente así que saldré a caminar un poco y disfrutar del paisaje. Caminar por estas calles me hace sentir demasiado bien todo es totalmente diferente a lo que estoy acostumbrado, disfrutar de aquel paisaje, aunque me encuentro solo me siento muy bien, sentarme y solamente olvidarme de todo es lo mejor que puedo hacer ahora y es el momento para leer el libro de Jean.

Llevo unas cuantas horas viendo su portada simplemente no fui capaz de leer ni una sola hoja, realmente soy un ser patético que no puede ver un simple libro sin sentir un dolor en el pecho y unas ganas de vomitar al solo pensar todo lo que hizo mal, ¿qué debo hacer para recuperar ese tiempo? Siento como si todo hubiera sido en vano, conocer a mis únicos amigos que he tenido yo mismo los alejé, no pude soportar un fracaso, ya no me siento capaz de levantar la mirada y verlos a la cara creo que todos esperaban grandes cosas de mí, mis amigos, papá… Mamá ¿por qué? ¿por qué aún me duele si se supone que ya había superado todo esto? Se supone que tendría que avanzar, sigo siendo un cobarde y no puedo negarlo ahora soy todo un perdedor, simplemente infeliz a esta edad debería estar disfrutando y viviendo de mis sueños y fantasías si soy ahora como soy ¿qué será de mi el día que esté viejo? Quizás esté viviendo en mi soledad, esperando a ser salvado… Ya me salvaron una vez, dudo que Dios se comparezca conmigo dos veces, cuando empecé a salir con Aurora me hizo sentir distinto, siento que aquella soledad que me rodeaba se alejó aunque comprendo que todo esto terminará, ella conocerá a alguien, será feliz y yo… sinceramente no sé que será de mi de aquí en unos años, no sé donde estaré y realmente no siento alegría por saber que seré en el futuro, siento que mi destino no tiene sentido alguno pero ya qué, quedarme sentado lamentándose no es propio de mí, fue mi error el entregar toda mi vida a algo sin tener un plan de emergencia, ahora debo cargar el peso de mis estupideces en la juventud, ¿Qué pensaría mamá de mí? Creo que sentiría lástima y compasión porque soy su hijo, me apoyaría y me diría que siga adelante, pero no sé cómo, no sé qué hacer.

Camino al hotel donde me estoy quedando, me encuentro frente a la torre Eiffel me gustaría detenerme y verla por un rato, pero creo que Aurora debe estar preocupa así que mejor…

-Te estuve buscando y me imaginé que estarías acá

-Disculpa Aurora si te hice preocupar, solamente quería salir un rato y ver el paisaje ¿Qué tal te fue en lo tuyo?

-Todo estuvo muy bien y lo disfruté bastante, estoy muy feliz, aunque parece que tú no puedes decir lo mismo ¿estuviste llorando?

- ¿Qué? ¿por qué me preguntas eso?

-Se nota tu rostro, aún quedan un poco de lágrimas déjame sacarte un poco.

-Creo que me cayó algo en el ojo, así que eso fue lo que sucedió porque no estuve llorando.

-Te creo, sabes de camino acá simplemente estuve viendo los lugares y tomé algunas fotografías, me siento feliz de haber venido… de estar contigo. Háblame sobre tus padres ¿si?

- ¿Por qué de repente?

-Quiero saberlo así que cuéntame sobre ellos.

-Entiendo, que puedo decir, mi padre es una persona increíble siempre se preocupa por mí y en su trabajo profesional es un increíble doctor, como padre siempre está y lucha por verme feliz, lo admiro de todos los sentidos, fue un increíble esposo y aún lo sigue siendo a pesar de que mi madre no esté cerca.

-Se parece mucho a ti.

-Gracias.

Sabía que venía en la siguiente pregunta y ya sentía un dolor en la garganta y algo de lágrimas que no creo que pueda contener, pero tendría que confrontar todo.

-Y dime, ¿Cómo era tu madre?

-Era… una mujer maravillosa, atenta, cariñosa siempre me apoyó en mi sueño de querer ser escritor como ella, en las noches que no podía dormir, ella iba a mi cama y me acariciaba la cabeza como tratando de decirme “Estoy aquí y no te dejaré” y lo hacía hasta que me quedaba dormido.

- ¿La extrañas?

-Bastante… Háblame sobre tus padres.

-Por dónde empiezo, ellos…

De repente suena mi celular, no podría creer lo inoportuno que esto fue.

-Dame un segundo contexto la llama.

Después de cinco minutos hablando con papá sobre el viaje por fin pude convencerlo de que durmiera un poco.

- ¿en qué quedamos? … ¿Aurora?

Su mirada estaba totalmente fija al cielo, sus ojos estaban un poco lleno de lágrimas, no sabía que había sucedido.

-Oye, quiero que nunca olvides que cuentas conmigo, no soy tu mamá, pero estoy dispuesta a acariciarte para hacerte saber que acá estoy…

-Aurora ¿qué dic…?

-¡No me interrumpas! … ¿Crees que no me daría cuenta? Se que eres una persona solitaria que se guarda todo lo que le duele o lo lástima, me gustas, y quiero estar contigo, quiero que confíes en mí, háblame sobre lo que te lástima, sobre lo que te hace daño y solamente háblame, no importa si es a tardes horas de la noche solamente quiero que te abras conmigo… Solo quiero… te quiero.

—Estaba de rodillas con lágrimas, en este momento no sabía que hacer ni mucho menos que decirle, estaba impactado por las palabras que me había dicho, así que lo mejor que podría hacer ahora era levantarla del frío suelo—

-Dame la mano… de ahora en adelante te contaré todo lo que suceda conmigo, pero quiero que tú también acudas a mi cuando las cosas no vayan bien, también me gustas y también te quiero, en este momento no puedo ofrecer mucho, solamente soy un chico solitario, sin aspiraciones y sin sueños… Pero te ofrezco mi vida, aunque sea tan poco, haré lo posible por hacerte feliz, así eso implique volver a escribir, te daré mi futuro y lo que me pidas, quédate conmigo… Te daré todo.

En ese momento aquellos chicos estaban frente a frente abriendo sus corazones con la torre Eiffel atrás de ellos, ya no había más palabras, no había lágrimas solo quedaba algo por hacer y eso era… Darnos un beso y así sucedió, tomé la iniciativa casi temblando, pero fue un beso que jamás olvidaré, jamás saldrá de mi cabeza aquel beso, aquellas lágrimas y aquella declaración en París.

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