La Melanie sería asustaba como la muerte a Florence.
Ella se encontraba todo negocios en el piso de la cocina, aunque no se veía muy profesional mordiendo la gran hamburgesa a su lado. Tenia papeles alrededor de ella y la laptop encendida escribiendo lo que ella llamaba "El mejor discurso de la historia"
Aunque algo dentro de Florence dudaba en hacer un comunicado, la seriedad de Melanie la hizo estar segura.
Necesitaba que Albert estuviera libre para hacer lo que le gustaba.
—¡Listo! Ponte pantaletas nuevas porque te vas a orinar cuando lo leas.
—Eso es asqueroso,Mel. —La chica arrugó la nariz, no creía que eso pasara jamás.
—Bueno, ya lee mientras voy por otra hamburgesa.
Florence la miró extrañada, era su tercera hamburgesa, pero agradeció la privacidad. Pero sin pensarlo, Albert entró en la gran sala mostrando un rostro cansado, su ropa se había cambiado por un traje sastre color vino y la corbata era color negra.
El nerviosismo se notó cuando el hombre puso los ojos en ella, la hoja la había escondido detrás de su espalda y en un intento de parecer normal, sonrió.
—¿Que pasa Florence?
—Nada... ¿Como estas tu? Te noto cansado.
El solo asintió. La curiosidad lleno su rostro, sabia que tramaba algo y eso algo dentro de él le decía que no era bueno. Pero su cansancio era muchísimo más, estuvo debatiendo horas con el alcalde que se negaba a aceptar otra opinión, el quería que Florence se echara toda la culpa.
Ahí fue su ira aumento y luchó con todas su fuerzas el no arruinar la vida del amor de su vida. Pero el Alcalde no entendía razones y amenazó con quitarle el puesto en un santiamén.
El se sorprendió cuando sin dudarlo aceptó.
Pero ese no era el objetivo del Alcalde, Albert era el mejor de su área y si se iba por un escándalo que tenía solución, iba a costarle al pueblo unos cuantos dólares. Y ni hablar del trabajo que llevaba conseguir a alguien.
—¿Que tal tu día, cariño? ¿Los niños?
—Después de jugar con Súper Melanie, comieron unas deliciosas hamburguesas y ya están dormidos.
—Lo siento tanto, te deje a cargo esta vez.
La chica se encogió de hombros, no era tan pesado como creía, con Melanie todo fluía como el agua. Eran unos niños preciosos y eran su futuro con Albert.
—No hay problema, pensaba que los niños se podían mudar conmigo y con Melanie, si no te importa— Albert arrugó el entrecejo impresionado —La Gran Casa es fría y vacía, ni siquiera me di cuenta que había niños en esa casa. Aquí pueden correr y tener clases en casa.
—¿No crees que es demasiado trabajo? Son dos.
Ella sonrió. Era su próxima vida y aquellos niños eran preciosos, estaban acostumbrados a no hacer ruido, eran tranquilos y lindos que sentía que eran la compañía que completaba a su familia entera.
—Por supuesto que no, dejando la universidad, tu llenando mi barriga y mi corazón, todo está totalmente bien. Es lo mínimo que puedo hacer para ayudarte.
—No quiero que lo hagas por obligación, Florence. Quiero que estés conmigo como mi complemento no como mi niñera.
—Eso a quedado claro, pero me siento una inútil aquí, así que voy a cuidar a los niños por ti.
—Y por supuesto, Melanie Pot está lista y dispuesta para ser la sexy tía.— Se habían olvidado por completo de la chica, que le entregaba una hamburgesa con queso.— ¿O que? ¿Nadie piensa en mi? Yo también puedo ser su tía favorita.
—Puedes ser su tía, Melanie. También puedes ser tía cuando pones tus cosas en tu habitacion—Le hizo señas y ella no entendia.
Esto no fue ajeno para Albert que miraba con humor tenían una pelea de miradas, al ca:bo de un rato, la rubia entendió y le tomó el pedazo de papel de su mano.
—Bueno, eh, creo que es hora de que me vaya a la cama. Albert, sé bueno– La rubia lo señalo— 10:30 esta perfecto para mi.
—Son las once.
—Bueno, aloquense, tengan sexo como conejos y no olviden que quiero verte vestida de blanco.
—Ya estuvo vestida de blanco.
—Creo que mejor te acuestas, creo que estás en tu momento de estupidez.—Interrumpió Florence, su amiga tenía aquellos momentos solo cuando tenía demasiada azúcar en su sistema, la corredora de su habitación era buena idea después de todo.
—Ella es un...caso—Dijo Albert cuando desapareció en las escaleras de granito que llevaban a la segunda planta.
—Creo que me atrajo eso de ella, es tan espontanea, todo lo contrario de mi—Encogió los hombros— Me gusta ella.
—A mi también, creo que sería muy buena idea que este cerca de los niños. Nesesitan solo ser... niños.
Y si, los niños siempre fueron callados, encerrados, incluso tranquilizados después que llegaron del hospital, el dolor de perder a la madre de sus hijos, afecto directamente a ellos. luego el trabajo quitó toda posibilidad de acercamiento. Agradecía que Florence le ofreciera a sus hijos una vida normal, una que Margarita hubiera hecho para ellos en medio del caos de ser esposa de un ministro.
—Verás que si. Vamos a la cama, nesesitas un buen baño.
—Solo si tu me acompañas.
—Trato hecho.
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Updated 36 Episodes
Comments
Yolidia Castillo
noooooo.
porque Florence no le dijoa Albert lo que planea hacer
2021-12-04
0
Elizabeth Martinez
Haa no entiendo por no se cuenta sus problema y son novios y se están dando una oportunidad
2021-06-29
4
Maribel Euan
hay como m molesta que no se de cuenta de las intenciones de karla
2021-06-19
1