Jake se queda en silencio con su cara ya descubierta y su cabello ondulado cayendo hermosamente a los costados de su mentón mientras Efraín lo lleva hasta la escalera más cercana de la zona VIP, él le dice algo en la oreja al sujeto de seguridad y le pasa una bolsita con algo que Jake no ve muy bien, ya que el ambiente es tan obscuro, esas luces de colores y flotantes en el techo apenas iluminan.
Efraín jala de la mano a Jake y lo lleva a la escalera, ambos suben rápidamente dejando el lado frenético y lleno del club nocturno, el ambiente en la escalera es cada vez menos ruidoso a medida que suben a la planta mucho más tranquila, pero obscura, Jake aprieta la mano de Efraín al tener un escalofrío y una sensación de miedo, pero el mayor le tranquiliza dándole un leve golpe en la cabeza.
—¿Qué vas a hacer con ese tipo?— Pregunta Jake con los ojos llenos de curiosidad.
Efraín saca su móvil para a asegurarse de su cabello esté acomodado, que su maquillaje aún luzca bien y que todo él aún se vea despampanante con ese vestido negro de cuero que moldea toda su delgada y alta silueta, es un joven bastante hermoso.
— Charlar y después me invitará una copa con la excusa de que me quede a hablar un rato más.— Dice Efraín guardando su móvil en el interior de su pequeño bolso que cuelga de su hombro y suelta el agarre de Jake que se queda lleno de titubeos e inseguridad.— Sé que dije que disfrutes de la noche, pero ya que pagué mucho para subirte aquí de verdad aprovecha que estás aquí y busca a alguien para ti, me debes una.
Efraín se marcha dejando a Jake en ese ambiente nuevo e incierto para él, en ese momento todas las palabras de Emory y Efraín golpean su cabeza, y él aprieta los ojos con fuerzas, luego en aquel piso obscuro y más tranquilo comienza a caminar sin rumbo, ve a jóvenes bien vestidos conversar sentados en sus piernas de hombres muchos mayores que ellos. Él frunce el ceño estando tan agobiado y se aleja, camina hacia donde ha visto a Efraín irse, pero el piso es mucho más grande de lo que parecía desde abajo, a los pocos minutos se da cuenta de que ya lo ha perdido por completo de su vista.
En ese piso los asientos de cuero negro están distanciados de la barra donde hay varios hombres tomando mientras algunos conversan entre ellos, otros hablan con llamativos jóvenes que visten conjuntos brillantes y provocativos. Jake se pone demasiado nervioso como un principiante y él marcha hacia la barra tras ver de vuelta ese traje azul marino, no puede olvidarlo porque trae unas mancuernillas de diamantes con iniciales Z.M. con letra cursiva.
Jake se acerca más, pero se da cuenta de que Efraín no está ahí con él, no está con el hombre desconocido de la barra de traje azul marino que está ahora conversando con una mujer de larga cabellera negra y hermoso vestido rojo vino que moldea perfectamente su cuerpo femenino de bustos grandes y caderas anchas, es demasiado hermosa también. Quizás sea por el brillo hipnótico del diamante que Jake marcha hacia la barra contorneando su cadera, moviendo esas altas zapatillas negras y se mete en el espacio libre entre el hombre desconocido de traje azul marino y un viejo canoso de traje negro que está coqueteando con un joven polaco de cabello negro de ojos verdes y pecas que luce muy incómodo cuando sonríe muy falso.
Jake se queda muy nervioso dándose cuenta la diferencia entre estafar, seducir y robarle a un hombre, oye lo que el joven polaco y la mujer pelinegra hacen con esos hombres; él coloca las manos en la barra y toma asiento en el taburete, en lo único que puede fijarse él es las mancuernillas de diamantes que luces costosas y caras, con eso podría pagar la deuda de su madre con el señor Gutiérrez y le sobraría para comprarse una hamburguesa de tres dólares, de tan solo pensarlo se le hace agua la boca, y ante la necesidad de tener tanta hambre se impulsa a ser descaradamente atrevido.
— ¡Oye! No estás viendo que le aburres, querida, hasta a mí me das sueño y eso que acabo de llegar, imagínate como estará él.— Dice Jake con un tono despectivo haciendo un gesto con la cabeza para señalar al hombre desconocido de traje azul marino y le lanza una sonrisa taimada a la mujer pelinegra que de repente deja de hablar tanto y se calla mandándole una mirada disimuladamente resentida.— ¿Por qué no mejor charlamos tú y yo? Te aseguro que será mucho más interesante que perder tu tiempo con ella.
Jake aparta la vista de la mujer, gira el taburete y se queda de frente hacia el hombre de traje azul marino, veloz,
atrevido e impulsivo, pone una mano en su cabeza y la otra en su brazo, después es cuando tiene la dignidad de ver a quien va a robar esa noche, al hombre de cabellera negra lacia y profundos ojos grises, piel blanca con minúsculas pecas a lo largo del puente de su nariz y sus mejillas, también tiene un lunar cerca del labio superior que es delgado y naturalmente rosado pálido.
Es tan atractivo, así que Jake suelta un sutil y bajo suspiro como un adolescente, sus mejillas se ruborizan y se pone demasiado nervioso porque es un hombre adulto, serio y de imponente firmeza, pero el brillo de la mancuernilla de diamante le inspira a mantener esa sonrisa coqueta que derroche seguridad además le gusta lo
que toca su mano derecha, puede sentir bajo la tela de ese traje azul marino ese músculo, parece que ese cuerpo está también muy bien trabajado.
— ¿Y tú quién eres?— Pregunta el hombre pelinegro de traje azul marino que toma de su vaso de whisky y entrecierra levemente aquellos ojos grises que repasan muy rápidamente de cabeza a los pies a Jake antes de colocar una expresión de suma seriedad.
— Soy Jake y puedo ser lo que tú quieras, hasta el amor de tu vida.— Dice Jake con una sonrisa divertida y coqueta guiñándole el ojo, pero se apresura a bajar su mano derecha del brazo del hombre hasta dejarla sobre su antebrazo mientras ve que él se aleja y echa su cabeza para atrás quitándole la mano izquierda de encima.— Solo pídemelo.
— No creo que alguien como tú debería estar haciendo esto.— Regaña el varón de cabello negro y lacio a Jake que frunce el ceño levemente estando ofendido porque se indigna, pero desliza más rápidamente su mano hacia abajo sin apartar la mirada de aquellos ojos grises que lo juzgan.— Este no es tu lugar, no perteneces aquí.
— Iba a dejar que me invitaras una copa, pero ahora ya no pienso perder mi tiempo con un imbécil clasista. Gruñe Jake estando molesto y le pega un jalón a su brazo, cuando aparta su mano, él zafa la mancuernilla que cae en su otra mano y él sentado en el taburete hace ese giro indignado, lleno de dramatismo que hace mover su cabello en el aire con gracia, al acercarse demasiado para alcanzar a susurrarle al oído le da un golpe en la cara con el mechón de su cabello.— ¡Grazie davvero e a rivederci presto!
Jake se levanta del taburete y se aleja a toda velocidad, él pasa caminando desde el extremo de la barra hasta la escalera tan rápido como sus zapatillas le dan y solo empieza a correr cuando sale de la vista del sujeto al bajar velozmente los escalones, el guardia de seguridad lo mira extrañado, pero él aprieta con fuerzas su mano izquierda cuando se pierde en el piso inferior entre la multitud de personas que bailan, y sin perder el tiempo haciendo su
mayor logro de robo en la historia sale del club nocturno.
Afuera se quita los tacones, los carga en una mano y corre dos cuadras más abajo hasta perderse en un callejón maloliente con el corazón latiéndole tan rápido y desembocado, se deja caer contra la pared llena de moho y oye que el vestido cruje cuando se rompe cuando se desliza para sentarse en el piso a recuperar el aliento, pero a Jake no le importa, él suelta una carcajada ante la emoción y la adrenalina de robar algo tan costoso y coquetear a solas por primera vez con alguien, todo en una misma noche.
Él está seguro que fue un pésimo seductor, pero sin duda cuando levanta su mano izquierda para ver directamente a la altura de sus ojos esa mancuernilla de diamante siente que ha valido la pena, y él la aprieta con fuerzas contra su pecho, esas iniciales, acaricia con las puntas de sus dedos la Z y después deja las yemas de sus dedos en los pequeños diamantes que también conforma la M, suelta una gran sonrisa de oreja a oreja con la mirada fija en luna menguante sintiéndose feliz por primera vez en mucho tiempo.
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