Capitulo 4

^^^Los lugares simples siempre serán los correctos.^^^

Finalmente el reloj marco las 12:00pm dando por iniciada la hora del almuerzo, sentía la adrenalina correr por todo mi organismo aunque solo era un simple encuentro.

Tomé mi bolso con rapidez y respiré hondo antes de salir de la oficina.

¡Solo es un almuerzo! Él mismo admitió que sería una tregua de paz. No significaba nada por amor a Dios.

Intentando recobrar la compostura salí de mi oficina a paso firme. Y justo a unos pocos pasos de mi estaba él, con vista hacia mi. le dedique una sonrisa y me acerque nerviosa.

– ¿A dónde te gustaría ir? – Le pregunté para disimular mi emoción.

– Ya eso lo tengo planeado, dijo señalandome la salida. — mi corazón salto desbocado y lo seguí hasta la entrada un poco dudosa.

– ¿No almorzaremos dónde siempre? – pregunté luego de doblar la esquina.

– No, tengo algo mejor en mente – Dijo una vez que llegamos a una motocicleta. – Vamos.

– ¿Qué? – balbuceé sorprendida.

El se subió con tanto estilo y comodidad, yo por otro lado pensaba como hacer con la falda de oficina que tenía puesta en el momento. Él pareció leer mis pensamientos porque miró de arriba abajo para luego esbocar una sonrisa, marcando el holluelo en su mejilla, haciendo que mis piernas flaquearan levemente, no sé si por la emoción o por los nervios.

– Puedes ir de lado Alaia – murmuró.

– Si quieres pago el taxi – le dije ocultando lo que en realidad sucedía.

– ¿No confías en mí? – pregunto un poco preocupado.

Respiré hondo armandome de valentía.

– ¿Tienes...casco? – cuestiones subiendo ligeramente mi falda para sentarme con comodidad.

– ¡Ey! no lo necesitas, estás conmigo, nada malo pasará – sentí su tono tan protector que me tranquilice y me senté de lado abrazándome fuertemente a su pecho, cerré mis ojos mientras él encendía la motocicleta y el motor rugía justo abajo de mi.

– ¡Por favor maneja despacio! – exclamé una vez que la motocicleta empezó su curso a quien sabe dónde.

....

Varios mi minutos después y con todo mi cabello sobre el rostro, por fin sentí cuando nos detuvimos, sin embargo no me moví, me quedé ahí tranquila, abrazada a él en silencio, sintiendo su aroma entrar por mis fosas nasales y causando cosquillas en mi estómago.

– Podríamos quedarnos así si tú lo quieres – murmuró con voz seductora.

Volví a la realidad y lo solté bruscamente, levantándome de la motocicleta y tambaleandome un poco en el intento.

– Perdona, es que soy un poco nerviosa – admití.

Él no contestó, se limito a sonreírme con ternura y luego bajar de la motocicleta para entrar al lugar que estaba justo frente a nosotros.

Una cabaña playera, eso parecía. en el interior estaba todo decorado con cuadros del mar, caracoles blancos y tablas de surf, las pocas personas que estaban en el lugar se encontraban con sandalias, shorts cortos y lentes oscuros, lo cual me sorprendió,ya que nos encontrábamos aún muy lejos del mar, jamás había venido a este sitio, pero ya empezaba agradarme, tomamos asiento en una mesa alejada de todos y mis nervios se dispersaron, sentí que por alguna razón estaba en el lugar correcto cuando lo ví frente a mi con una cálida sonrisa.

Estar con él será todo un reto.

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