Fue difícil despedirme de mamá sobre todo porque yo no me quería ir. Lo único que ella dijo fue que esto era por mi bien. Obviamente no le creí. Una amable azafata me acompañó todo el camino.
Cuando el vuelo aterrizó había un hombre vestido con uniforme militar sosteniendo un cartel con mi nombre. Ella me dejó con él. Era un supervisor dela escuela que me llevó a la escuela, y en el camino me explicó las reglas:
- Los teléfonos solo se usan una vez al mes para llamar a nuestros padres y solo podíamos usarlos durante media hora.
- No podía faltar a clase ni podía llegar tarde, si rompía esta regla, tendría que limpiar los baños con un cepillo de dientes.
- Todos debíamos mantener el orden y la limpieza.
- No peleas.
- No estar fuera de la cama cuando las luces se apagaban.
Al llegar me llevó a mi habitación la cual, me explicó que compartía con otro chico.
– Carter, este será tu nuevo compañero de habitación. Enséñale todo lo que necesita saber. – el instructor habló seriamente.
– Si señor – dijo el chico que estaba acostado.
Cuando el supervisor salió Alex se sentó en su cama.
– Hola, soy Alex. ¿Y tú, cómo te llamas y cuál es la razón por la que terminaste aquí?
– Mi nombre es Mark Robbins. Estoy aquí porque mis padres no confían en mí.
– A eso me refiero... ¿Qué hiciste para terminar aquí? – dijo de manera burlona.
– Espiaba al hijo mayor de mis vecinos por la ventana. – estaba avergonzado en este momento.
– Eso no es tan malo. – minimizó mi infracción.
– Pero todos creyeron que espiaba a Stephany, la hija menor. Ella estaba en la ventana de al lado a la que yo veía. – expliqué para que comprendiera.
– ¿Lo que dices es que te gustan los chicos? – expuso su duda.
– Eso es algo complicado. Ni siquiera sé si de verdad me gustan, solo es una curiosidad.
– ¿Te atrae tu vecino? ¿Por eso lo miras?
– Algo así. – ni siquiera estaba seguro de mis palabras.
– No te preocupes, eso aquí es más normal de lo que piensas. Ahora, toma asiento y escucha atentamente. Ahora estas en una escuela que por fuera y a la vista de todos es solo una academia militar, pero los que estamos aquí vemos de manera diferente. Los alumnos se dividen en tres grupos:
-Grupo escolar, estos son los que entran desde preescolar hasta los once años.
-Grupo superior, estos son los de doce a dieciocho años.
– ¿Y el tercer grupo?
– El tercer grupo, es el más pequeño, así como también el más renombrado de todos. Los Olvidados, somos todos aquellos que, no les importamos a nuestras familias. Estamos aquí todo el año, solo recibimos dinero de parte de nuestros padres, y si somos bien portados nos dejaran salir tres días durante las vacaciones.
– ¿O sea que pertenezco al tercer grupo?
– Tú, mi amigo aún no perteneces a ningún grupo. Para pertenecer a un grupo debes estar aquí al menos seis meses. Pero en vista de que tus padres te enviaron aquí en vacaciones, tal vez no regreses allí hasta la graduación.
– ¿Tú cuánto llevas aquí?
– Estoy aquí desde preescolar. Pero ya estoy acostumbrado, esta es mi casa.
– ¿Tienes algún consejo para mí?
– Si, uno. Debes tener cuidado de la novatada. Este año los encargados son el trío gigante.
– ¿Qué es el trío gigante? – me parece gracioso el nombre.
– El trío está conformado por los gemelos Mitchell y Tom. Tres chicos que aman pelear con quien se les ponga en frente, debes tener cuidado de no meterte con ellos. Puedo estar seguro de que esta novatada será peor que la del año pasado. Todos suelen ser malos con los nuevos porque no pertenecen a ningún grupo, pero estarás a salvo mientras estemos en vacaciones... Como eres el nuevo hay un regalo para ti – me dio un cepillo de dientes, lo que me confundió – Es para limpiar los baños.
– ¿Tengo que limpiar solo con esto? – asintió.
– Seremos compañeros solo por vacaciones. Mi último compañero se graduó hace poco. Arregla tus cosas, las luces se apagarán en veinte minutos. – fue entonces que me di cuenta de que seguía parado al lado de la puerta.
Me di una ducha y me metí a la cama. Llevaba un rato tratando de conciliar el sueño cuando oí algo raro, creí que era mi imaginación, pero los sonidos no paraban así que bajé de la cama y los sonidos se detuvieron. Regresé a la cama y al cabo de un rato me dormí.
Me desperté temprano como de costumbre y me quedé unos minutos en la cama, sentí a alguien salir de la habitación. Salí de la cama para ver que era y ahí estaba Alex aun durmiendo. Es muy extraño.
Decidí darme una ducha antes que él se despertara.
Cuando se despertó empezó a prepararse para el entrenamiento de hoy.
Corrimos cinco kilómetros, luego fuimos a desayunar y a clases, nos dijeron que por ser vacaciones tendríamos la tarde libre y que no debíamos ocasionar problemas. Me di cuenta de que solo habíamos unos doce chicos, así que nos reunimos en mi habitación para conversar y conocernos mejor.
Vi que uno de ellos no dejaba de mirarme.
– Sam... Ya basta. – dijo Alex a modo de advertencia mirándolo.
Sam era un chico de 1,70 m, cabello negro, piel blanca, ojos grises, unos lindos labios que llamaban mi atención y un rostro bastante atractivo.
Los chicos estaban hablando de cosas sin importancia, y se escucharon unos pasos afuera de nuestra puerta, los pasos se detuvieron y todos seguían hablando como si no pasara nada, luego los pasos volvieron a oírse hasta perderse por el pasillo. Fue entonces que todos se quedaron en silencio por un momento, y luego alguien preguntó
– ¿Quién tiene condones? – lo dijo como si fuera lo más natural del mundo.
– Yo tengo. – mi compañero de cuarto alzó su mano.
El chico se acercó y le dio un billete de cinco dólares a Alex y este fue y saco una caja de debajo de su cama, la abrió y estaba llena de condones de diferentes tamaños, sabores y texturas. Me sorprendí porque nunca había visto uno tan de cerca y aquí había muchos.
– Josua, mi amigo ¿Tamaño, sabor, textura?
– M, fresa, normal. – su voz sonaba tranquila a pesar de que su aspecto demostraba lo contrario.
– Esta vez terminaste muy rápido la caja que te conseguí. – lo miró con expresión de sorpresa.
– Ya sabes cómo es Mathew, no para. – se frotó la cara con las dos manos mientras hablaba.
– Pues esta vez les saldrá más caro.
– ¿Por qué?
– Porque si ustedes no paran un poco me quedaré sin nada en un mes y tendrán una semana de abstinencia.
– ¿Estás loco? Mathew me matará. – dijo en tono de preocupación.
– Saldré en tres meses, si no pueden aguantar hasta entonces solo reduzcan las sesiones.
– Eso es imposible y lo sabes. – se quejó.
Después de escuchar esa conversación quedé muy sorprendido por ver que hablaban de sexo como si fuera el clima.
Cuando llego la hora de que todos se fueran a sus habitaciones decidí despejar mis dudas con Alex. Hablé con él acerca de su reciente conversación con Josua.
– ¿Qué ha sido esa conversación de antes? – pregunté cuando nos quedamos solos.
– ¿Cuál? – dijo despreocupado.
– La que tuviste con Josua. De donde vengo la gente no habla de esos temas. – dije como si fuera obvio.
– Pues acostúmbrate porque aquí eso es muy normal. Si tienes alguna duda puedes preguntar a quién quieras. – se detuvo por un momento a mirarme antes de sentarse en la cama.
– Me da mucha vergüenza preguntar sobre eso. Después todos creerán que me gustan los chicos. – expresé con timidez bajando el rostro y la voz.
– Para dejar claro este asunto. No todos aquí somos gais. Algunos tomamos la decisión de tener sexo para poder liberar la tensión. Otros, si lo son y tienen relaciones estables, como Josua y Mathew, por ejemplo.
– Y tú de cual eres. – pregunté con cautela.
– Yo soy bisexual. – su respuesta me dejó bastante sorprendido. Por lo que me quedé en mi sitio sin moverme. Después de unos minutos asimilando lo que me acababa de revelar, me atreví a seguir preguntando.
– Tengo una pregunta para ti. – hablé despacio.
– Dila. – se acostó mientras me observaba.
– Anoche oí algunos sonidos extraños ¿Qué son?
– Mmm, eso. Jax viene a verme de vez en cuando para divertirnos. – su respuesta fue bastante impactante.
– ¿Jax? ¿Ese chico pelirrojo que estaba muy callado? – era ese chico que no dejó de mirar a Alex ni un solo segundo toda la tarde.
– Si, ese. No te imaginas lo caliente puede llegar a ser. Pero déjame darte un consejo. No importa lo que oigas durante la noche, no digas nada, solo sigue acostado como si durmieras. – eso sonó más como advertencia.
– Jamás lo hubiera imaginado. Tengo otra pregunta para ti.
– ¿Qué es esta vez? – dijo exasperándose con mis preguntas.
– Ese chico... Sam... No dejaba de mirarme, me estaba incomodando.
– Solo te diré una cosa sobre Sam, aléjate de él Mark, ese es mi consejo. Ahora ve a ducharte, en unos minutos apagarán las luces. – me dio la espalda y se cubrió con la manta.
Hice caso a lo que dijo Alex y después me acosté a dormir. Pero no logré conciliar el sueño.
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Comments
moon 1
uppsss/Awkward//Awkward//Awkward/
2025-01-28
2
Franshesca Acosta
debo de empezar a leer la biblia 🤣🤣
2024-10-30
2
Diosa de la Muerte ❄️💢😒
Hola, también soy bisexual jaja
2024-06-28
4