Es de mañana mi alarma no para de sonar, no quiero ir al colegio, no quiero ver a mis compañeros, sinceramente me arto de escuchar lo qué me tienen qué decir.
Sarahi haz esto, Sarahi ocupo lo otro, no importa siempre va a ser así mi vida.
Trato de recordar lo sucedido el día anterior, todo es confuso, miró a mí alfrente, y ¡maldición! no terminé las tareas, me levanto de un jalón y mi espalda duele, aparte de los moretones mi columna estaba en una mala posición por dormir en mi escritorio y me duele.
Me voy a dar un baño, abro la regadera, y cada gota que cae sobre mi cuerpo es una gota de frialdad qué cae con dolor sobre mi.
Salgo del baño y me veo en el espejo, mi espalda tiene unos rayones morados, esa vara de mi mamá no fue suave en absoluto.
Se qué ella me castigaría peor si me reveló, una vez le dije qué no y me golpeó con una vara pero mojada, ¡mojada!.
Alguien está tocando mi puerta, escucho su voz y es mi abuela.
—Sarahi hija ¿puedo pasar?— me dice desde el otro lado de la puerta, Dios su voz en tan dulce y tranquila.
Sin duda alguna le abro la puerta aún tengo puesta la toalla pero escuchar su voz me hace reconfortarme.
—Sarahi te traje esto— es un ungüento, parece qué anoche escuchó lo ocurrido con mi madre.
—Gracias abuela—
—Cuando cumplas la mayoría de edad te puedes ir— me acaricia la mejilla con una sonrisa.
—¿Y a donde iría?—le pregunto tratando de ocultar las lágrimas qué quieren salir de mis ojos.
—Busca a tu padre— me dice con esperanza, yo sé qué no es posible se qué él en el momento en qué supo qué vendría al mundo se fue.—mejor me hechare el ungüento gracias...—
Saqué a mi abuela de la forma más amable posible.
Me aplicó la medicina con mucho cuidado, me visto y aún sigo pensando en cómo le haré para explicarle a Sofía sobre lo ocurrido, no pude hacerle la tarea.
Me voy de mi casa sin siquiera desayunar, no quiero ver a mi mamá y tampoco creo que ella me querría ver a mi.
En camino al colegio no me puse ni una sudadera encima, la que normalmente me pongo, desapareció.
Llegó al colegio, me quiero ir directo al aula de clases y mucha gente me está viendo, me observan, me juzgan, pero no, no me miran a mi, ellos están viendo mi cuerpo.
—Hola hermosa— dice un patán
—No pensé que eras tan guapa, siempre andas con sudaderas—
—Cuando me darás tu número—
Muchos chicos me están acosando, me ven y empiezan a decir barbaridades, desde cuándo mi cuerpo le gusta a los chicos me pregunto.
Pero mi cuerpo ahora es diferente, no puedo simplemente ponerme la ropa qué quiero.
Me voy directo al baño a buscar lo más importante, mi sudadera, esa sudadera ha sido un escudo para mí todo este tiempo.
Llegó y empiezo a rebuscar por todos lados la mendiga sudadera pero carajo, no la encuentro y el tiempo está corriendo, el timbre sonará pronto, no puedo llegar tarde a clases.
Cuando ya me he rendido, escucho risas que se dirigen hacia aquí, reconozco a la pandilla de chavas y son las qué siempre me causan problemas.
Me encierro en uno de los baños con rapidez, me tapo la boca y no respiro con fuerza aunque no controle mi respiración agitada.
Las escucho hablar, gracias a Dios solo se están maquillando, se qué solo hablan de chicos, fiestas, relaciones sexuales y demás.
Parece ser qué ya se van, ya no me preocupó, solo veo por una abertura qué se retiran.
—Me salvé— susurró con mucha ingenuidad.
—Sarahi ya sabemos que estás ahí— dice Rosa con malicia y burla.
Me escucharon, no lo creo, solo fingian no haberme encontrado, desde qué entré al colegio ya me habían visto.
—Solo vamos a charlar— dice Lizzy.
—¡Danos lo qué prometiste!— Sofía tira de una patada la puerta del baño en el qué me encuentro.
Yo sé que Sofía es una mala persona pero también sé qué ella tiene experiencia en pelea, ella tiene un hermano qué aprende Karate.
—¿Y la tarea?— me pregunta con enojo Melani mientras me ve con desprecio igual qué las demás chicas.
—Yo-yo...solo hice esto...— con temblor en mi voz y mis manos le entregó los. cuadernos.
Los revisan y sus expresiones son extremadamente insatisfactorias.
—¡Solo esto!— Dice Sofía mientras tira todo mi esfuerzo.
—Es-es qué no tu-tuve tiempo—
—¡Mentirosa, sólo quieres qué no pasemos las materias!— Rosa me hala del cabello y me pega una cachetada.
—!Es-es verdad!— le digo suplicando no me hagan nada.
—¡Pensaste qué no me enteraría, eres una zorra!— dice Sofía con una cara lasciva.
De qué me habla, por qué me dijo zorra me pregunto.
—Sarahi deberías aceptar tu equivocación y aléjarte de él— a quien se refiere, yo no tengo relación alguna con ningún chico.
—¡Te mereces lo peor!— Dulce me pega una patada.
—¡Aaah!— grito de dolor, me golpeó con mucha fuerza la barriga.
—Ayer te vio Sarahi, mentirosa, maldita, le coqueteabas a él, en el tienda, no pensé qué fueses así, te daré una lección— dice Sofía y me arrastra hacia el inodoro.
Ahora sé a quién se refieren, es el chico qué me asustó el día anterior, el qué pensé qué era un ladrón.
—¡¡Perra!! ¡¡Es mío!!—me sumerge abruptamente una y otra y otra vez en el Sucio y apestoso inodoro, el agua se mete por toda mi boca, mi nariz, orejas y ojos.—¡para!— le digo con lágrimas.
—No, Sofía solo es un cliente de ahí no lo conozco— aún mojada y con súplicas sigo insistiendo en qué no es lo qué parece.
Me mira con más furia y me sumerge nuevamente, no puedo respirar, el agua no me deja dar ni un respiro, Sofía es muy fuerte, Melani y Rosa me sugetan las piernas y brazos.
Lizzy solo está vigilan a qué nadie llegué.
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Comments
Rosa Gonzales
HP. VIDA NO HABER QUIEN DEFIENDA ESTA TONTA..ME DA UNA RABIA QUE SEA TAN MARICA...😡😡😡
2024-03-29
1
Anonymous
Moco das malvadas nesesitas una leccion
2024-02-13
3
Ines Albarracin
ya es demasiado el maltrato hoy en día no es tan así
2024-02-07
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