Meses

Ruby despertó por la luz que se filtraba por las cortinas. El calor de la cama aún la envolvía, pero su tranquilidad desapareció al notar la mirada de Orlando.. salvaje, intensa, como un depredador acechando a su presa.. Sus ojos verdes la atravesaban, llenos de deseo y determinación, dejando claro que esta vez él tomaría el control..

Antes de que pudiera reaccionar, Orlando se inclinó hacia ella con firmeza, su presencia imponente y dominante llenando cada rincón de la cama.. Ruby sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, mezcla de anticipación y emoción..

No hubo palabras..solo gestos y miradas. Orlando la guió con fuerza, pero ella no se resistió. Todo lo contrario.. una parte de ella vibraba ante la intensidad, ante el poder que él ejercía sobre ella, Cada movimiento suyo era firme, decidido, dejando claro quién estaba al mando.. Ruby se dejó llevar, disfrutando de la intensidad de cada instante, de la fuerza y el deseo que él desplegaba. . . Aun con la rudeza de Orlando, Ruby encontró su propio ritmo, respondiendo con fuerza y pasión. Era un juego salvaje, donde ambos cedían y tomaban el control al mismo tiempo, una danza de poder y entrega que los unía más allá de cualquier venganza o plan.. cuando finalmente se calmaron, Jadeando, con respiraciones profundas y cuerpos aún entrelazados, Ruby pudo sentir el cambio definitivo entre ellos. No era solo pasión.. era respeto, deseo y complicidad. Ambos habían descubierto que podían jugar, dominar y entregarse sin que eso significara perderse el uno al otro.

Ruby, recostada sobre él, dejó escapar un suspiro satisfecho, su corazón latiendo con fuerza.

[Él tomó el control… y yo disfruté cada segundo.]

Toda esa semana estuvieron inmersos en la pasión y en la lujuria, casi no salieron de la habitación los sirvientes murmuraban pero ninguno se atrevía a interrumpir..

Los encuentros eran fuertes salvajes, intensos, cada roce se convertía en un incendio, cada beso en una batalla que ninguno quería perder.. Ruby descubrió que dentro de ella había un deseo escondido, uno que despertaba solo con la mirada de Orlando, con su fuerza con esa manera brusca de arrastrarla contra él..

Él por su parte no parecía cansarse nunca la tomaba con rudeza, con hambre, como si quisiera marcarla en cada rincón de su piel..Las noches se confundían con los días, el tiempo se volvía un enemigo lejano porque en esa habitación todo era gemidos, risas, suspiros, gritos ahogados contra la almohada.

Ruby se perdía en cada encuentro, en cada caricia áspera en cada palabra que él le murmuraba con voz ronca.. Orlando, aún con su odio hacia el padre de ella, empezaba a sentir algo extraño, porque en medio de aquella vorágine de deseo descubría que Ruby no era una víctima ni una muñeca frágil, ella respondía, lo retaba lo empujaba al límite una y otra vez..Al final de esa semana ninguno de los dos era el mismo, ambos se habían consumido en el fuego de la pasión y aunque afuera el mundo siguiera girando, dentro de esas paredes solo existían ellos dos.

A la mañana siguiente Ruby se recostó en la silla cerca de la ventana,.. mientras su mente repasaba los días intensos que habían pasado juntos.. Las emociones aún la sacudían, y sin embargo, algo la hizo detenerse.. el sabor del té que había tomado todas las mañanas. Era más amargo que el que por error había probado..

Mientras Orlando se bañaba, ella llamó a una de las sirvientas, la misma que siempre servía sus desayunos.

Ruby: Disculpa ¿Este té es siempre así?

Sirvienta: Es el té especial que ha ordenado el duque.para cuidarse de los embarazos, mi señora.

Ruby no sintió miedo ni enojo. Aún no se conocían lo suficiente como para pensar en un futuro familiar. La idea de un hijo estaba muy lejos de sus planes.. además, ella tenía otros objetivos en mente.. se permitió sonreír suavemente mientras dejaba que la taza siguiera enfriándose frente a ella.

[Entonces tendré que ser paciente,.. Y seguir jugando este juego… hasta que sea yo quien decida todo.]

El duque Miller no era un hombre que acostumbrara compartir el mando, ni mucho menos dejar que alguien interfiriera en la administración de su mansion Sin embargo, Ruby notó el cambio cuando, una mañana, Orlando le entregó un conjunto de llaves antiguas y un pequeño libro de cuentas..

Orlando:A partir de ahora.. quiero que supervises el trabajo de los sirvientes.. Quiero ver si puedes manejar la mansión con la misma seguridad con la que me enfrentas cada noche..

Ruby sonrió con delicadeza, inclinando la cabeza en una reverencia apenas burlona.

Ruby:Será un placer.. esposo

Aunque la probaba con deberes y autoridad, no dejaba de buscarla con la misma hambre de los días anteriores.. Apenas terminaban las cenas, la arrastraba con brusquedad a su habitación. Ruby aprendió que los pasillos oscuros y los muros de piedra eran testigos silenciosos de encuentros ardientes, de besos salvajess y abrazos tan intensos que a veces le faltaba el aliento... Él no se saciaba de ella, y ella no tenía intenciones de resistirse. Lo disfrutaba con pasión, dejándose consumir por el fuego que él encendía en cada roce, en cada palabra ronca murmurada contra su oído..

Seis meses habían pasado.. Medio año en el que la mansión Miller se convirtió en un mundo aparte, donde el tiempo parecía correr distinto.. lo que comenzó como noches salvajes, llenas de lujuria y de un deseo imposible de apagar, se transformó en algo más profundo.. Las miradas entre ellos eran cada vez más largas, más cómplices. Ruby ya no era solo la esposa que Orlando había tomado por conveniencia, ahora se había convertido en la dueña silenciosa de sus pensamientos.. Compartían la mesa, los deberes de la casa pero también las risas en momentos inesperados. Ruby aprendió a leer sus silencios, a calmar sus furias con un roce de la mano o un beso repentino. . . Y Orlando que siempre había sido un hombre duro encontraba en ella un refugio que jamás había buscado.

pero la pasión nunca disminuyó.. al contrario, cada encuentro parecía más intenso que el anterior.. Se buscaban en la madrugada, se encontraban a escondidas en cualquier rincón de la mansión,. Los sirvientes aprendieron a desviar la mirada, fingiendo no escuchar los ecos de su deseo.Entre caricias y juegos, entre responsabilidades y confesiones veladas, la pareja fue construyendo una cercanía que ninguno de los dos había previsto. Ruby lo miraba a veces con ternura, y él, aunque intentaba recordarse que todo era una venganza contra su padre, terminaba atrapado en el calor de sus labios, en el brillo decidido de sus ojos.la complicidad crecía día a día.

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Comments

morenita

morenita

Ambos están en un juego de dominio , esa pasión y entrega desmedida, los está llevando a reclamarse salvajemente, espero que de tanto acercarse a la candela no salgan quemándose o haciéndose más daño

2025-09-29

1

Nena

Nena

Ambos ya están enamorados, pero Orlando, aún conserva una pizca de su deseo de venganza

2025-09-27

2

Marlucha💋

Marlucha💋

Le dio te anticonceptivo? o la quiere envenenar?

2025-09-28

2

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