Capítulo 5

*Alicia* como Will escuchó llamar a la mujer, estaba demorando, él se puso de pie, camino observando cada objeto es un cuarto adecuado para una sesión para un activo y un pasivo, después de acariciar muchos de los juguetes de los allí exhibidos, Will tomó asiento en el cómodo mueble a esperar la entrada de la bailarina.

En ese instante Alicia entró a dar su número sin saber quién era su espectador, una transparente tela los separaba, empezó a dar su peculiar baile seductor, contaba con un pequeño traje de colegiala de cuadros rojos, era poco lo de ella que lograba quedar cubierto.

Movía sus caderas al compás de la suave melodía que se esparcía en el lugar, suavemente alzaba su redondo trasero para darle una mejor vista al espectador, que se encontraba del otro lado.

Agarró, una esposas del exhibidor, junto a una fusta, la cual pasaba desde sus labios dejando que bajara lentamente por su cuerpo. Al otro lado de la cortina se encontraba un desesperado Will que parecía un depredador que no poseía control de sus instintos más oscuros.

Ella fue acercándose lentamente moviendo sus caderas al ritmo de la suave melodía que se esparcía en el lugar.

Al llegar a la tela que los separaba subió su pie para alzar un poco. Alzó una de sus piernas y posicionó uno de sus pies en el mueble, quedando específicamente en la entrepierna del hombre.

Will al ver su movimiento atrevido rodó la cortina dando vista a quien era.

Ella al verlo se paralizó en la posición tomada anteriormente.

—No te gustan los juegos de diablita, el día de hoy te has portado muy mal.

Dijo Will mostrando su manilla, y mirando a Alicia como presa en frente de un hambriento león.

—¡Tu!

Exclamó Alicia tratando de poner límites entre los dos.

—¿No lo esperabas?.

Preguntó Will sosteniendo en sus manos las esposas anteriormente tenidas por ella.

La sostuvo de sus muñecas y quitó la manilla que ella tenía puesta en el lado izquierdo, colocándola en su mano derecha en símbolo de que acababa de convertirse en sumisa.

Alicia lo miró. Bajo su mirada y vio bien la manilla que él traía puesta.

—No haré nada que no desees.

Dijo Will acercándose peligrosamente, esposando las manos de Alicia.

—¿Qué piensas hacer?

Preguntó ella retrocediendo, ¡es el mismo loco del club!, ¿cómo podía tener esa manilla?

Retrocedió lo más que pudo tropezando con el mueble acorde a una silueta, cayendo en el acostada. En la cabecera y en los pie ceros de la misma se encontraban unos tubos donde poder atar las esposa acción que él realizó al instante.

No te he dado mi consentimiento.

Dijo Alicia viendo los movimientos de él.

Will no dijo ninguna palabra, camino a uno de los lugares que observo antes que ella llegara y tomó un collar de sumisa con una mordaza de bola color rojo.

—Cumpliré las reglas del establecimiento, soy responsable no obligo a nadie.

Dijo sosteniendo el collar y una venda con la cual pensaba tapar los ojos de Alicia.

Alicia miró su forma de caminar, la seguridad que tenía al tocar los objetos, su aura autoritaria.

Will llegó a ella y .otro el collar buscando su aprobación.

Alicia se intrigó por el loco que llegó a su vida y ¿qué más podía perder?.

—Usaré el collar, no usaré la venda quiero conocerte.

Dijo Alicia con voz suave, aceptó la sumisión, pero él debía respetar su aceptación.

Will no dijo palabra alguna solo abrió su mano y dejó caer la venda.

Se acercó a ella y con las yemas de sus dedos roso la piel suave de Alicia colocando el collar.

—¿Quieres verlo todo?

Preguntó Will intrigado a él rol de ella en la práctica.

Alicia hizo silencio.

Will se acercó a su cuello muy cerca de su oído, tan cerca que el aliento de él parecía seda acariciando su piel.

—No escuche que dijeras, ¡no quiero!, así que eso para mí es ¡un sí! Tienes prohibido cerrar los ojos.

Dijo tomando la bola que guinda del collar lo metió a la boca de ella y ató la correa que lo ajustaba.

Se levantó a observar la adquisición que había obtenido esta noche, camino al mostrador donde ella tomó las esposa anteriormente, recordó los movimientos de ella, así que miro al suelo cerca del mueble y vio la fusta que ella había tomado anteriormente para seducirlo.

Camino con pasos suaves tomó la fusta y volvió a ella.

Dejó la fusta a un lado, se quitó la chaqueta y la camisa, lo acomodó en el sofá, se sentó quitó sus zapatos y medias, quedando solo en el mero pantalón, se quitó la correa y la guindo de su cuello.

Alicia no bajó la mirada estaba atenta a todos los movimientos de él.

—Voy a hacer una pregunta, responderás con movimientos de cabeza.

Alicia movió su cabeza aceptando la condición del amo.

—¿Has llegado a todos los límites?

Alicia negó con la cabeza.

—Bien.

Will empezó a pasear la fusta desde el rostro de ella, bajando a sus apetecibles y abultados senos, acariciando cada uno de ellos con la misma, el cuerpo de ella se estremeció al instante, haciendo crear en él, pensamientos obscenos de tenerla en las posiciones menos imaginadas.

—Eres hermosa, he tenido cientos de mujeres, pero tú tienes algo que me atrae como un imán, tu mirada es algo que me hace querer de ti.

Dijo pasando la fusta por alrededor de los ojos de Alicia.

Tu firmeza, tu indiferencia, eres algo nuevo para mi.

Dijo Will pasando la fusta por el centro del abdomen de Alicia llegando a su ombligo.

Will se colocó de pie mirando nuevamente todo lo exhibido en el lugar. Tomó una barra separadora colocándola en los tobillos de la chica, Alicia al ver el objeto elegido, movió sus piernas en pos de picardía y aceptación, ocasionando que la barra se abriera.

—Estas jugando con juego, ¿sabes cual es el limite precisó?.

Ella asintió, al escuchar la pregunta y movió sus piernas dos veces consecutiva. Al instante sus piernas se abrieron aún más, dejándola más expuesta que hace un momento atrás, creando una perfecta *Y* con su cuerpo.

—La labor a la que te dedicas es peligrosa, por el hecho de que hay muchos sádicos en el mundo, pero tu tranquilidad me lleva a pensar que no cualquier persona es acreedora de un servicio contigo.

Alicia lo miró, había escuchado mucho de los clientes que pueden usar las manillas que él tiene en su muñeca y quería experimentar una escena con uno, y si el loco aparecido tenía una, ella no dejaría pasar esa oportunidad.

Solo podía decir que cada palabra dicha por él, sacudía su piel causando que se erizara de una manera nunca experimentada, no imponía miedo, su voz imponía seguridad, su destreza causaba interés, las perfectas faciones de su rostro y cuerpo completo hablaban de una disciplina que se obtenía con experiencia.

Alicia miró a Will que tomó las llaves de la esposa y se acercó a su oído.

Espero estés preparada.

Susurró.

Abrió las esposa de sus manos abrió las dos y puso las esposa en las muñecas de Alicia si atarla a la cama.

La cargó en sus brazos dejándola en la cama acostada boca abajo tomó correa, que la traía puesta en el cuello la pasó por medio de las esposas y luego sobre la barra separadora jalándola, amarrando los dos objetos juntos. Ocasionando que el cuerpo de Alicia quedara arqueado, de tal manera que sus pies podían tocar si cabeza.

Alicia nunca había sido amordazada de esa manera.

La sensación fue espléndida, no sabía que la hacía sentir tal reacción, lo único que podía saber es que su cuerpo empezó arder y se convirtió en esclavo de él, sentía un placer, esa postura podía lograr ser incómoda; sin embargo, en ese momento era la posición más difícil que haya experimentado y su cuerpo sería completamente vulnerable a la acción de su amo.

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