!Soy!

Ava Becker 💖

El corazón me late con fuerza cuando escucho las palabras de Aurora.

—¿De verdad… lo crees? —pregunto con un hilo de voz, casi temiendo la respuesta.

Ella asiente con firmeza, con esa seguridad que la hace imponente y fascinante.

—Absolutamente. No más mírate —me toma de los hombros y me coloca frente a un espejo de cuerpo entero que cubre media pared de su oficina. Sus manos son firmes, pero suaves al mismo tiempo. Me hace girar lentamente—. Tu figura es exactamente lo que he estado buscando. Eres una mujer real, con curvas y una belleza natural que es perfecta para mi marca.

Cedric sonríe detrás de mí y coloca una mano cálida sobre mi hombro.

—Te lo dije, Ava, eres hermosa. No dejes que lo que piensen los demás te afecte.

Aurora complementa con esa voz elegante y segura que logra que cualquiera le crea:

—Así es, eres preciosa. Pero la primera que debe creerlo eres tú. Cada mujer es perfecta a su manera. La diversidad le da equilibrio al mundo. No eres menos bella que una mujer delgada y estilizada. Con todo lo que tú tienes, eres perfecta.

Siento que mis ojos se humedecen. No estoy acostumbrada a escucharlo de forma tan clara, tan contundente. Sonrío apenas, tímida, y Aurora parece notar que necesito más que palabras.

—Saldré un momento a ocuparme de unas cosas. Las dejo para que hablen —dice Cedric, besándome en la frente como cuando era niña y luego a Aurora en la mejilla antes de salir.

Me quedo con ella, con esa mujer que es todo lo que una diseñadora de renombre internacional debe ser: elegante, segura, magnética. Me sonríe y abre un portafolio lleno de diseños.

—Ven, Ava. Quiero mostrarte algo.

Me acerco despacio, como si temiera arruinar aquellos bocetos con solo mirarlos. Mis dedos acarician las páginas llenas de trazos precisos.

—Son absolutamente hermosos… —susurro.

—Los creé pensando en ti —me confiesa, y mi respiración se corta. Me mira con intensidad—. Te vi hace aproximadamente tres meses en Francia. Me encantó todo de ti. Tu belleza, tu personalidad… todo. Pero desapareciste como un espejismo. No supe quién eras ni cómo encontrarte.

—¿En serio? —me sale casi incrédula.

—Sí, y soy testigo de eso —responde Camille, quien ha estado en silencio hasta ahora.

La sorpresa me hace reír suavemente, como si aquello fuera un mal chiste del destino.

—Y ahora resulta que soy la hermana de Cedric y Bastian… —comento, y ella sonríe.

Aurora asiente.

—Hubiera sido todo más fácil si lo hubiese sabido antes.

No puedo evitar soltar una risita nerviosa. Ella me observa con esa atención que incomoda pero al mismo tiempo reconforta.

—Ava, siempre has querido ser modelo, ¿verdad?

Asiento, con una sombra de dolor en mis ojos.

—Sí, pero muchas personas me han señalado por mi peso, por mi figura… —me muerdo el labio inferior. Cuántos rechazos, cuántos “no eres suficiente”, cuántos “muy bonita de cara, pero no cumples con el estándar”.

Aurora frunce el ceño como si aquellos fantasmas le molestaran.

—Tontos —murmura. Luego toma mi mano con fuerza—. Yo te digo que eres hermosa, Ava. Única y especial. Tu figura es perfecta para mi marca. No importa lo que los demás piensen. Lo que importa es que tú lo creas. ¿Quieres hacer parte de esta aventura?

Mi corazón responde antes que mi mente.

—Sí.

—Muy bien. Trabajaremos en tu autoconfianza. Tienes el porte que necesito y, sobre todo, las ganas de triunfar. Tenemos un mes para tener todo listo.

Respiro hondo, temblando por dentro.

—Estoy lista.

—Perfecto. Ve y párate frente al espejo. Dite a ti misma que eres hermosa, que eres perfecta.

Obedezco, aunque al principio lo hago en voz baja.

—Soy Ava Becker… soy hermosa… soy perfecta.

—Más fuerte, Ava —insiste Aurora.

Cierro los ojos, aprieto los puños y lo grito con todo mi pecho:

—¡Soy Ava Becker, soy hermosa, soy perfecta!

Camille y Aurora aplauden y luego me abrazan. Por primera vez vuelvo a sentir que quizá sí puedo hacerlo.

La primera sesión de prueba llega al día siguiente en el gran salón de fotografía de Casa di Moda Aurora. El lugar es un universo de luces, telas, espejos y música suave. El aire huele a café recién hecho y a perfumes caros.

Aurora me acompaña junto a Camille, quien organiza todo con eficacia. El fotógrafo, Davide, un hombre de barba recortada y sonrisa amable, me da la bienvenida con un apretón de manos cálido.

—Encantado de trabajar contigo, Ava. Tienes una luz única, estoy seguro de que las fotos quedarán increíbles.

Me sonrojo, apenas logrando murmurar un “gracias”.

Pero no todos los ojos son amables. Un miembro del equipo técnico, un tal Marco, me observa con una intensidad incómoda, casi como si me desnudara con la mirada. Evito sostenerle la vista, un escalofrío me recorre la espalda. No digo nada, no quiero parecer paranoica, pero su forma de mirarme no es profesional.

Entre los modelos que ya trabajan con ella hay de todo: rubias altas, morenas estilizadas, cuerpos que parecen esculpidos en mármol, Pero también hay chicas curvys como yo. Una de ellas, llamada Serena, se acerca con una sonrisa fingida.

—Qué valiente eres, Ava —dice, con tono meloso pero venenoso—. No todas se atreven a entrar en este mundo con… bueno, ya sabes, curvas tan… auténticas.

Me quedo helada. Mis inseguridades rugen, listas para devorarme. Pero antes de que pueda responder, Aurora gira la cabeza y la fulmina con la mirada.

—Basta, Serena. No toleraré ese tipo de comentarios aquí. Ava no solo es bienvenida, es irremplazable. Ella es la imagen de mi próxima colección, y ay que todas son importantes ninguna de ustedes puede compararse a lo que ella aporta. ¿Ha quedado claro?

El silencio en el salón es absoluto. Serena palidece y asiente. Aurora se acerca a mí y me toma de la mano, fuerte, casi como si me declarara bajo su protección.

—No escuches a nadie, Ava. Aquí, la única voz que importa es la tuya y la mía, y yo digo que eres perfecta.

Respiro hondo y asiento. Mis piernas tiemblan, pero algo dentro de mí se enciende.

La sesión comienza. Davide me guía con paciencia, explicándome poses, cómo mirar a la cámara, cómo mover mis manos. Camille corrige detalles de mi postura, Aurora ajusta el vestido de seda color borgoña que cae sobre mis curvas como un río brillante.

—Eso es, Ava, mira hacia la luz, confía en ti —dice Davide.

Me siento torpe, insegura, pero poco a poco la energía del lugar me envuelve. Aurora me sonríe cada vez que lo hago bien, y eso me da fuerzas.

Entre flashes, risas y comentarios de ánimo, me descubro disfrutando el momento. Tal vez por primera vez en años me siento vista… y aceptada.

Aunque al fondo, los ojos hambrientos de Marco me siguen inquietando, como una sombra que amenaza con romper este frágil nuevo comienzo.

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Comments

Nancy Parraga

Nancy Parraga

Que el tal Marcos no te haga tambalear dale una mirada asesina y que vea que no eres débil que eres fuerte y que tienes unos hermanos que le romperían los huesos si se atreve a tocarte

2025-09-24

11

mariela

mariela

Nunca falta una envidiosa ponsoñoza que quiera echar veneno esa Serena hay que tenerle cuidado porque ya le pusieron las cartas sobre la mesa y no le gustó.
Ese Marco debe ser un sádico lacsivo así que no le prestes atención ni lo veas.
Ava creé en ti que tú puedes con eso y más que los estándares y prototipos te importan un bledo.

2025-09-26

3

morenita

morenita

No dejes que nadie, nadie, te dañe, ni te baje la autoestima, no le des el Poder de que sus palabras te hagan sentir menos, tu eres la que controla qué cosas y que no aportan en tu vida y las que no desechalas

2025-10-07

2

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