Ava Becker 💖
Las cenas familiares siempre me dejan un sabor extraño en el pecho. Por un lado, me reconforta ver a mamá sonreír, aunque su cuerpo permanezca aprisionado en esa silla de ruedas que se volvió parte de ella desde hace cinco años. Por otro, me cuesta respirar entre tanto silencio contenido, entre las miradas cargadas de cosas no dichas, entre la sombra de mi padre que parece sentarse con nosotros cada día.
Helmut Becker.
El hombre que me enseñó a soñar alto, que me dijo que yo podía ser modelo aun cuando era la única niña de su colegio que no encajaba en la ropa diminuta de las tiendas. Desde que murió en ese accidente, siento que una parte de mí también se apagó. Y mamá… mamá nunca volvió a ser la misma. La depresión la devoró poco a poco, y aunque intenta mostrar fortaleza, la noto quebrarse cada vez que cree que no la miro.
Yo tenía quince años cuando todo ocurrió. Demasiado joven para cargar con una tragedia así, demasiado mayor para ignorarla. Perdí a mi padre, mi madre perdió sus piernas, y mi hermano mayor, Bastian, perdió a la mujer que amaba y al hijo que esperaba de ella. Esa noche no se llevó a una sola persona: se llevó pedazos de todos nosotros.
Respiro hondo y enderezo la espalda en la silla. La mesa está cubierta con demasiada comida, como si Bastian intentara demostrar que aún con la tristeza podemos aparentar abundancia. Hay copas brillantes, candelabros encendidos, carnes y ensaladas que huelen delicioso… y aun así siento que cada bocado pesa más de lo que debería.
—Ya estás pensando en qué harás después de la cena, ¿verdad? —pregunta mamá a Bastian, sonriendo de esa forma dulce que tanto me enternece.
Él asiente distraído, como siempre. Nunca descansa, nunca suelta el control. Y yo me pregunto si alguna vez volverá a reír como lo hacía antes.
—¿Cómo estuvo tu día, hijo? —insiste mamá, acomodando la servilleta sobre sus piernas inmóviles.
—Estuvo bien, madre. Muy productivo —responde él, sirviéndose un poco de carne.
Sus palabras siempre son medidas, calculadas. Bastian no da más de lo necesario.
El sonido de la puerta interrumpe el momento, y sé que todos pensamos lo mismo: Cedric.
Mi otro hermano mayor, entra con esa calma tan suya, la que siempre me provoca un poco de envidia. Parece cargar menos peso en los hombros, aunque sé que no es cierto. Se inclina para besar la mejilla de mamá y luego me roza la frente con sus labios. Ese gesto me hace sonreír de inmediato. Conmigo siempre ha sido más cariñoso, más protector de una manera diferente a la de Bastian.
—Lo siento, llegué tarde —dice con naturalidad, saludando a Leonel y a Bastian con un gesto de cabeza.
Mamá lo observa con interés.
—¿Dónde estuviste hoy, Cedric? No te vi en todo el día.
—Ha sido una semana ocupada, madre. Hoy estuve en Italia —responde él, como si viajar a otro país fuera tan común como dar un paseo.
Suspiro en silencio. Esa es nuestra vida. Entre negocios turbios, acuerdos y alianzas con otras mafias, mis hermanos rara vez están quietos. Yo, en cambio, he intentado mantenerme lejos de ese mundo. Quiero ser modelo, no mafiosa. Aunque pertenecer a esta familia significa que nunca puedo desligarme del todo.
La cena continúa en un silencio incómodo, hasta que Cedric lo rompe.
—Esta mañana me reuní con Aurora Lobo.
Mi tenedor queda suspendido en el aire. Aurora Lobo. El nombre es conocido, un eco lejano en cada revista de moda que he devorado. La diseñadora italiana más influyente de los últimos años, la mujer que convirtió a muchas chicas en estrellas.
—¿Qué hacías reunido con Aurora? —pregunta Bastian, con un tono que me hace tragar saliva. Siempre protector, siempre alerta, como si todo pudiera ser una amenaza.
Cedric sonríe con esa calma irritante.
—Es una mujer muy interesante… y tiene una propuesta para Ava.
Mis ojos se abren como platos. Mamá deja escapar un pequeño jadeo emocionado y Bastian me mira, aunque no sé si con desconfianza o sorpresa.
—¿Qué tipo de propuesta? —pregunta mamá, inclinándose hacia adelante.
Cedric se vuelve hacia mí.
—Mañana te llevaré a Italia para reunirte con Aurora. Está interesada en ti como modelo para su nueva colección.
Mi corazón late tan fuerte que siento que todos lo escuchan. ¿Aurora Lobo… interesada en mí? ¿En mí, la que tantas veces escuchó que estaba “muy gorda para la pasarela”? ¿La que veía cómo las demás chicas conseguían contratos mientras yo acumulaba rechazos?
Mamá sonríe con lágrimas en los ojos.
—¡Eso es maravilloso, Ava! ¡Felicidades!
Me sonrojo al instante, pero las palabras salen solas, temblorosas.
—¿Y… y si no me acepta así? ¿Si me mira como lo hicieron otros? ¿Si piensa que soy demasiado gorda?
Cedric niega con la cabeza, sereno.
—Aurora está buscando modelos curvys, Ava. Ella quiere una mujer como tú. Estás perfecta para lo que ella busca.
Perfecta. Esa palabra me aprieta el pecho. No estoy acostumbrada a escucharla.
Mamá asiente con orgullo.
—Claro que sí, cariño. Eres hermosa tal como eres. No dudes de tu talento ni de tu belleza. Tu padre estaría orgulloso de ti.
Cierro los ojos un segundo. Mi padre… ¿qué pensaría? Quizás me diría que dejara de dudar, que la vida es demasiado corta para esconderse detrás del miedo.
Cuando abro los ojos, Bastian me observa en silencio. Hay algo duro en su mirada, algo que me recuerda que no le gusta soltar el control de nada. Finalmente, susurra:
—La decisión es tuya, Ava. Si quieres ser modelo, te apoyo. Si quieres trabajar con Aurora Lobo… también te apoyo.
Su voz es firme, pero no me engaña. Sé que no le gusta la idea. No le gusta nada que no pueda vigilar.
—A mí… me encantaría —respondo en voz baja, aunque en mi interior el corazón grita.
—No se diga más —dice Cedric con seguridad—. Mañana saldremos a primera hora para Italia.
Y así, entre los restos de la cena, con mamá sonriendo emocionada, Cedric satisfecho y Bastian silencioso, siento que mi vida está a punto de cambiar. Tengo miedo. Miedo a fracasar, a no ser suficiente, a que todas esas miradas de desprecio regresen a recordarme lo que soy.
Pero también tengo esperanza. Por primera vez en mucho tiempo, la esperanza se asoma entre las sombras de mi inseguridad. Quizás Aurora Lobo vea en mí lo que yo nunca logré ver del todo.
Quizás sea el inicio de mi verdadera historia.
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Comments
Betty Saavedra Alvarado
Ava tu misma te estás poniendo barreras y obstáculos si Aurora pensó en ti es porque ese potencial para salir adelante tu familia te apoya tu madre está feliz las personas son mala con sus palabras nos quieren minimizar humillarnos cada uno es único en el mundo Ava Massimo será el amor de tu vida
2025-09-24
12
🍀Móni🍀
Ayyy mujer con lo bella que eres no sé xq lo dudas tanto... Se que el mundo es cruel con las mujeres curvys, cómo si ellas no tuvieran derecho a disfrutar lo que las demás si, pero estoy segura que tu lograrás todo lo que te propongas Ava
2025-09-24
8
morenita
Que tristeza 🥺, el mayor apoyo su ancla, su padre,y lo perdió y no sólo eso su madre y su hermano, también perdieron, parte de la familia se perdió allí y junto a eso sus ilusiones, parte de sus corazones 🥺🥹
2025-10-06
3