Selfie Antes Del Desastre
Capítulo 4 – Nuevos rostros, viejas sombras
Se despertó con el sonido del viento helado golpeando los cristales de la ventana. Se vistió apresurada, bajó las escaleras y salió del departamento rumbo a los buzones de correo. El edificio estaba en silencio, apenas interrumpido por el eco lejano de pasos en los pasillos.
Cuando abrió la pequeña puerta metálica de su buzón y sacó algunas cartas, notó un grupo de chicas que pasaba por allí. Eran cinco, todas con ropa deportiva y las mochilas de la escuela al hombro. Clara se quedó mirándolas un instante, sorprendida.
Clara Hoffmann
—¿Chicas nuevas?
—murmuró para sí, creyendo que no las había visto antes.
Las jóvenes, al notarla, se detuvieron y sonrieron con amabilidad.
Hannah Krüger dio un paso adelante.
Hannah Krüger
—Hola, tú eres Clara, ¿verdad? He escuchado tu nombre en clases.
Clara se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja, un poco avergonzada.
Clara Hoffmann
—Sí, soy Clara Hoffmann… encantada.
Julia Neumann sonrió, extendiéndole la mano.
Julia Neumann
—Yo soy Julia, del equipo de natación.
Emilia Weber
—Yo soy Emilia… también de natación.
Katharina Schilling
Katharina. Encantada.
Amelie Fuchs
Y yo soy Amelie. ¡Por fin te conocemos en persona!
Clara parpadeó sorprendida.
Clara Hoffmann
—¿Equipo de natación? Vaya, pensé que eran nuevas… nunca habíamos hablado antes.
Hannah Krüger
—No, llevamos tiempo en la escuela. Es solo que… nunca coincidimos demasiado contigo.
Clara asintió, sintiendo una extraña mezcla de nervios y alegría.
Clara Hoffmann
—Bueno, es un gusto… de verdad. Espero que podamos hablar más seguido.
Las chicas asintieron, mostrando cortesía y una amabilidad sincera. Clara estaba a punto de continuar la charla cuando, de pronto, escuchó unas risas que se acercaban desde el fondo del pasillo.
Eran Greta Baumann y Wendy Schubert, las inseparables amigas de Mara Klein. Como siempre, caminaban con aires de superioridad, con los labios pintados y las miradas llenas de desdén.
Wendy Petersen
Miren lo que tenemos aquí
—comentó Wendy, con una sonrisa venenosa.
Greta Baumann
—Clara Hoffmann rodeada de deportistas. ¡Qué sorpresa!
Las chicas de natación se miraron entre sí, incómodas. Clara respiró hondo y trató de mantener la calma.
Clara Hoffmann
—Buenos días, Greta… Wendy.
Wendy Petersen
—Oh, qué educada. ¿Ya estás practicando tus modales para la fiesta?
Greta Baumann
—Aunque dudo que te dejen entrar… ¿o piensas colarte como siempre?
Clara apretó los puños con fuerza, pero decidió no responder a la provocación. Julia Neumann dio un paso al frente, cruzándose de brazos con gesto firme.
Julia Neumann
—Ya basta. Nadie te pidió opinión, Greta.
Greta Baumann
—Oh, mira, la nadadora defiende a la pobrecita. Qué tierno.
Hannah se acercó a Clara y la tomó del brazo con suavidad.
Hannah Krüger
—Vamos, no tienes que escuchar esto.
Clara asintió. No valía la pena discutir con ellas.
Clara Hoffmann
Chicas… me tengo que ir. Gracias por presentarse, espero verlas pronto.
Amelie Fuchs
—Claro, Clara. Nos vemos en la escuela.
Clara se despidió del grupo con una leve sonrisa y regresó al interior de su departamento. Mientras subía las escaleras, su mente no dejaba de darle vueltas a lo ocurrido. Las nuevas amistades podían significar apoyo… pero la sombra de Mara y sus secuaces siempre estaba allí, dispuesta a arruinarlo todo.
Dentro de su cuarto, dejó las cartas sobre el escritorio y se dejó caer en la cama. Cerró los ojos un instante, imaginando cómo sería la fiesta del viernes. Un hormigueo de emoción y miedo la recorrió.
"¿Y si me equivoco y todo sale mal?" —pensó.
Lo que Clara no sabía era que, más allá de los insultos de Mara, algo mucho más oscuro estaba a punto de acechar a todos los estudiantes del internado.
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