Lo nuestro ha terminado

Al día siguiente, Graciela llegó puntual. Puso la cafetera, aseó su lugar de trabajo, para cuando llegaron todos incluyendo a la señora de la limpieza, ella ya estaba trabajando.

José Augusto saludó, y sonrió con beneplácito al ver a Graciela su hermoso rostro y su figura contrastaban con la figura de Katy, que llegó una hora tarde.

Katy, de figura un poco pasada de peso, puso cara de asombro cuando vio que Graciela hacía su trabajo sin ayuda de nadie.

¿Qué estás haciendo?, dijo, entrando a la oficina de Graciela, separada por una pequeña puerta del despacho de José Augusto.

¿Qué parece que estoy haciendo?, trabajando.

¿Por qué no me esperaste?, dijo Katy exagerando sus facciones que ya de por sí se veía un poco exagerada de la cara.

Graciela sintió ganas de reír al verle la cara, pero se contuvo. Luego, checó su reloj, llegaste una hora tarde, no voy a esperar a ver a que hora te da la gana venir. Además, como asistente del CEO, estoy capacitada para regresarte a tu casa. Así que andando. Tienes dos días de descanso. El viernes llegas puntual o te regreso otros dos días más, ah, y será sin goce de sueldo.

Katy abrió mucho los ojos, jamás imaginó que una mujer que tenía solo dos días de ingresada le hablara de esa manera, y menos que la regresara a su casa.

¿Acaso te has vuelto loca?, tú no eres nadie para hablarme así. No puedes disponer de mi tiempo como si fueras la dueña, dijo Katy, quien echaba lumbre por los ojos.

Soy la asistente del CEO, ¿no es suficiente?, dijo Graciela sin inmutarse. De verdad que estaba disfrutando de ese momento.

José Augusto salió de su despacho al escuchar la discusión entre ambas mujeres.

¿Qué está pasando aquí?, dijo con la mayor calma posible.

Esta mujer que se toma atribuciones que no le corresponden, dijo Katy, quien ya estaba un poco alterada.

¿Cuáles atribuciones?, preguntó Augusto.

Ella me ha suspendido dos días.

Ah, y, ¿por qué lo hiciste, Graciela?, dijo Augusto tan tranquilo que exasperaba al más santo.

Ella llegó una hora tarde, creí que por ser su asistente tendría ciertas obligaciones, dijo Graciela firme en su postura.

CEO, llevo varios años trabajando aquí, y esta acaba de entrar, no es justo que me quiera mandar, Katy estaba segura que Augusto le daría la razón.

Mi nombre es Graciela por si te olvidaste.

Bueno, vamos a calmarnos, Graciela cometiste un error al suspender a Katy dos días.

Al oír eso, Katy sonrió, pero casi de inmediato se le borró la sonrisa al escuchar al CEO.

Tómate lo que resta de la semana, sin goce de sueldo, desde luego. Graciela tiene el poder de suspender, checar, mandar, etc. Para eso es mi asistente. Así que, ¿qué esperas para irte?

Usted dijo que seguiría ocupando mi sitio, dijo Katy casi llorando.

Pues sí, pero mi padre ya no está, y ahora soy yo el que decide lo que se va a hacer o no. Regresa el lunes y, por favor, sé puntual, dijo regresando a su oficina.

Katy echó una última mirada a Graciela, fulminándola.

Te juro que te arrepentirás de esto.

Graciela solo se encogió de hombros.

Heliodoro se acercó a Katy que echaba lumbre por los ojos, las lágrimas estaban a punto de hacer acto de presencia.

¿Qué pasó?, ¿el tigre pasó a ser un simple gatito?, ¿vas a permitir que esa escuincla sosa te eche de tu propio trabajo?, en todo este tiempo no has podido conquistar a mi tío. Y ahora viene esta mujer a derrotarte. Porque déjame decirte que entró muy fuerte.

¡Cállate!, no necesito tus burlas, Katy salió de ahí rumiando su coraje.

"Buscaré la manera de vengarme de esta mujer, lo juro", dijo para sus adentros.

En los próximos días, Graciela se desempeñaba bastante bien, todos llegaban puntuales, hasta la señora que hacía la limpieza.

Para cuando llegaba Graciela a su oficina, la señora ya había limpiado y puesto la cafetera. Graciela había llegado a poner orden en ese lugar. Ahora todos obedecían y hacían su trabajo lo mejor posible para beneplácito de Augusto.

Graciela no era déspota, trataba amablemente a todos, pero sí era firme y autoritaria, no dejaba que nadie se le trepara.

Augusto la llevaba todos los días a su casa. Ese día, Erick la estaba esperando. Al verla llegar en el auto de Augusto la encaró.

¿Otra vez vienes en el auto de tu jefe?, dijo sin ocultar su enojo.

Sí, ¿qué tiene de malo?

Bueno, nos vemos mañana, que descanses. Augusto se alejó, llevaba una sonrisa en sus labios.

A Graciela ya le estaba cansando la actitud de Erick.

Amor, ¿qué te está pasando?, tú no eres así.

Es que no me gusta que ese tipo te traiga, por más jefe que sea tuyo.

Pues ya sabes lo que tienes que hacer para que yo deje de trabajar.

Ya te dije que no tengo dinero. Debemos esperar un tiempo.

Mm, mira, Erick, en este tiempo me he dado cuenta que lo que sentía por ti no es amor. Será mejor que dejemos las cosas por la paz. Sigue tu camino y yo seguiré el mío.

¿Qué dices?, no puedo permitirlo. Tú eres mi novia y seguirás siéndolo mientras a mí me dé la gana.

Graciela abrió mucho los ojos. No te permito que me hables así. Lo nuestro ha terminado. Y sin hacer caso de él se fue directo a su casa.

Erick se quedó ahí con el coraje, la decepción, celos, una mezcla de sentimientos que no podía guardar porque le hacía mucho daño.

Él conoció a Graciela el día que llegó con sus padres a la colonia. Desde ese momento se prendó de su belleza.

Lo mejor de todo, ella le correspondió, llevaban dos años de novios, pero ella se quería casar y él le daba largas diciendo que no tenía dinero, pero en el fondo tenía miedo de una responsabilidad así.

Y ahora ella había terminado la relación.

Pero Erick no estaba dispuesto a perder al amor de su vida.

Lucharía por ella. Estaría dispuesto a casarse si con eso lograba recuperarla.

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Comments

Petra Melo

Petra Melo

ése tipo es un mantenido 😡🤬

2025-08-16

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