“NO SOMOS PAREJA… SOMOS UNA BOMBA A PUNTO DE ESTALLAR”
📚 Universidad de Moscú – Aula de Estrategias Internacionales
El aula tenía ventanales enormes que dejaban pasar la luz blanca de la mañana. El profesor Dimitri, un hombre estricto y con cicatrices de guerra en el rostro, caminaba entre los pupitres con una carpeta en mano. Los estudiantes lo observaban en silencio absoluto. En primera fila, Aleksei revisaba su cuaderno sin levantar la mirada. Sentado como si nada le importara.
Al otro lado del salón, Darcy tomaba apuntes con una elegancia rabiosa. Vestía un traje largo pegado color negro con sandalias, su cabello rubio cayendo como fuego sobre su espalda. Megan y Lina la acompañaban, cuchicheando bajito.
PROFESOR EMILIO (alzando la voz)
—Tendremos una actividad en parejas. Tema: Conflictos geopolíticos reales... y cómo solucionarlos. No elegirán ustedes. Yo los asigno.
Se escucharon gemidos y protestas entre los estudiantes.
PROFESOR EMILIO (serio)
—Silencio. Esto es para probar cómo trabajan con lo opuesto. Si logran sobrevivir al reto… tal vez también sobrevivan al mundo real.
Sacó una hoja con los nombres. Empezó a leer sin expresión:
—Darcy Knight… con Aleksei Kulkov.
El aula se congeló. Literalmente.
Sophie Guzmán
—¿QUÉEEE? ¡Nooo! Esto tiene que ser una broma.
Darcy Knight
(levantando una ceja, cruzada de brazos)
—¿Perdón? ¿Con él? Profesor, creo que eso va contra los derechos humanos.
Aleksei Kulkov
(sin siquiera voltear)
—También va contra mis principios que me pongan con una rubia gritona.
PROFESOR EMILIO
—No es negociable. Yakov, con Lina. Akira, con Megan.
Las Parejas Formadas – Inicio de la Tarea
Los alumnos comenzaron a moverse. Yakov, alto y con un rostro sereno, se sentó al lado de Lina con una media sonrisa. Akira, japonés-ruso con tatuajes ocultos bajo su camisa, se dejó caer junto a Megan, que lo miraba de reojo como si no supiera si besarlo o golpearlo.
Pero lo peor… estaba ocurriendo en la última fila.
Darcy y Aleksei se sentaron uno frente al otro en una mesa larga.
Darcy Knight
(poniendo su bolso sobre la mesa con fuerza)
—Escucha bien, Vladimir de segunda… yo no quiero hacer esto, y si por mí fuera, ya te habría denunciado por mirarme feo.
Aleksei Kulkov
(calmo, pero con veneno en los ojos)
—Y yo ya te habría enterrado bajo la nieve. Pero por alguna razón, el destino nos quiere obligar a convivir.
Darcy Knight
(apretando los dientes)
—No me hables como si tu acento sexy fuera suficiente para ganarme. No me interesas. Punto.
Aleksei Kulkov
(inclinándose hacia ella con su mirada afilada)
—¿De verdad? Porque me miraste como si fueras a devorarme antes de entrar al salón.
Darcy Knight
(furiosa)
—Fue para evaluar cuán feo podías ser por dentro. Y ganaste el premio.
Aleksei Kulkov
(sonríe por primera vez, pero sin alegría)
—Perfecto. Entonces deja de hablar y empieza a escribir, muñeca del desierto.
Darcy lo miró como si fuera a golpearlo con la laptop. La tensión era tan espesa que la profesora de otro curso se asomó por la puerta a ver si todo estaba bien.
Mientras tanto, los amigos miran…
Yakov Belinsky
(a Lina, bajito)
—¿Crees que uno de ellos va a morir hoy?
Lina Jackson
(sin dejar de observar a Darcy)
—No… pero alguien va a sangrar emocionalmente. Estoy segura.
Sophie Guzmán
(a Akira)
—¿Él es así siempre?
Akira Lebedev
(encogiéndose de hombros)
—Él no habla con nadie. Pero si ella logra sacarle más de tres palabras… es peligrosa.
Discusión Explota
Darcy Knight
(parándose de golpe)
—Sabes qué, haz la maldita tarea tú solo. Yo no tengo tiempo para idioteces soviéticas con complejo de superioridad.
Se da la vuelta para irse.
Aleksei Kulkov
(sin subir la voz)
—Y ahí está… la prueba perfecta de que no tienes carácter para aguantar ni media guerra.
Darcy se detiene en seco. Lentamente, gira para mirarlo.
Darcy Knight
(furiosa)
—¿Perdón?
Aleksei Kulkov
(con frialdad)
—Te rendiste a los tres minutos. Te crees valiente, pero solo sabes gritar. No tienes paciencia, no tienes estrategia. Y eso te convierte en una perdedora en cualquier campo de batalla… incluso en el amor.
Ella lo miró con los ojos abiertos. Había tocado algo profundo. Algo que nadie debía tocar.
Darcy Knight
(respirando hondo, con rabia contenida)
—Está bien… hagamos la maldita tarea. Pero que te quede claro algo, príncipe de hielo: voy a destruirte… y no voy a pedir permiso para hacerlo.
Aleksei Kulkov
(mirándola de frente)
—Bien. Por primera vez… estás diciendo algo interesante.
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