En Tus Brazos, Llega La Calma...
02: ¿Destino a casualidad?
Michio
Deja de decir estupideces y hazlo rápido, o subo el precio.
¿Cómo fue que llegamos a esto?
Yasu
¿Acaso, tan poco te importa tú propio cuerpo?
Yasu
Hace un rato estabas a punto de desmayarte.
Michio
¿Por qué prestas tanta atención a eso?
Michio
No estamos aquí para una charla.
Habían llevado a Yori a un cuarto, lejos de mí.
Frank me llevó a la sección de bar y me dijo que hoy debería atender a dos clientes.
Dijo que eran hombres importantes y que más me valía hacer un buen trabajo o ya se las pagaría.
Estaban sentados en uno de los sofás cerca del escenario. Se veían elegantes, con trajes formales y el cabello perfectamente peinado.
Tenían buen rostro, buen cuerpo.
Se veían casi completamente iguales a excepción de algunos rasgos diferentes en sus rostros y gestos.
El primero estaba vestido con una camisa de botones qué se veía bastante costosa, o al menos más que mi salario.
La camisa estaba medio abierta dejando ver solo un poco de su pecho, su cara pálida y cincelada como si fuera una escultura de porcelana.
Mantenía una expresión divertida mientras tomaba whiskey de un vaso de vidrio, parecía completamente cómodo viendo a todos los chicos a su alrededor.
En cambio, el otro hombre...
Mantenía una expresión estoica mientras fumaba. Su rostro en perfecta simetría con la marca de su mandíbula acentuando lo atractivo que era.
Tenía el cabello igualmente peinado hacia atrás, con un par de mechones rebeldes qué insistían en irse adelante. Un reloj adornaba su mano izquierda, con la que sostenía el cigarro.
Vestía un traje color beige perfectamente almidonado, la corbata ajustada a si cuello y la camisa camisa blanca sin una sola arruga pegada a su pecho.
Tenía una pierna cruzada sobre su rodilla y zapatos de charol color marrón claro.
Se veía joven pero se vestía como viejo.
O tal vez pensaba así por mí propia vestimenta.
Una ombliguera, shorts de tiro bajo bastante cortos, medias de red en mis piernas y botas de tacón alto que lastimaban los pies.
Frank me jaló del brazo, dirigiéndose a la mesa donde estaban aquellos dos hombres.
Frank
Es un placer tenerlos aquí, ¿puedo ofrecerles algo más de bebe?
Frank
¿O gustarían probar algo más?
Frank me señaló y jaló mi cintura para atraerme hacia él.
Odiaba su toque, sus manos tan ásperas como una pared rugosa.
Frank
Este chico es una de nuestras mejores mercancías.
Miré a ambos hombres he hice una pequeña reverencia en señal de respeto, no sabía si la merecían, pero había aprendido que era mejor no cuestionar y solo hacerlo.
Uno de ellos se levantó, caminó hacía mi y me tomó del mentón.
Jun
¿Cuál es tu nombre, dulzura?
Él sonrió, acarició mis labios con su pulgar y miró al otro hombre.
Yori
¡Me estás lastimando!
El hombre tomó su cinturón del suelo y me cubrió la boca con él para que dejara de gritar.
¿Cuándo caí tan bajo como para tener que hacer esto con tal de ganar un poco de dinero?
Tengo 3 trabajos además de éste.
Una madre en el hospital.
Unos abuelos indiferentes a la situación.
Y una niñera con una tarifa por cobrar.
A pesar de todo... sé que hay personas que la tienen peor que yo.
Como Michio, él no merece todo lo que ha pasado en su vida.
Hago el intento de protegerlo lo mejor que puedo, sin embargo, parece que mis intentos siempre terminan siendo en vano.
Y yo acabo siempre en la misma situación.
Mi cuerpo cayó rendido en la cama mientras un fajo de billetes me golpeaba la cara.
Yori
Es menos de lo acordado.
—
No te mereces ese dinero.
Yori
¿¡De qué m***** estás hablando!?
Yori
¡Lo hicimos más tiempo de lo normal!
Yori
¡No puedes hacer esto!
Me golpeó de nuevo, partió mi labio.
—
Deberías agradecer lo que te estoy dando...
—
Después de todo hoy no dejaste de hacerte el difícil.
Me caí de la cama, mi mejilla magullada mientras ese hombre me jalaba del cabello.
—
¿Sabes qué? ¡No te mereces un centavo de mi dinero!
Yori
¡No puedes hacer eso!
Traté de levantarme mientras él recogía los billetes y los guardaba nuevamente en su saco.
No puede mantenerme erguido más de tres segundos.
Se giró para verme y me escupió en la cara antes de darme una patada en el estómago.
Se dio la vuelta dejándome tirado en el suelo, caminó hasta la puerta de la habitación y la abrió.
—
¡Educa bien a tu p**** Frank!
Frank lo vio salir y me miró con molestia.
Frank
¿Ahora que diablos hiciste?
Frank
Tienes cuotas atrasadas este mes.
Yori
¿¡Te parece que no lo sé!?
Yori
¡Estoy trabajando el doble de lo que me corresponde!
Frank caminó hasta mi, el sonido de sus zapatos resonando en el suelo de madera oxidado de la habitación.
Yori
Te lo pagaré, en serio...
Frank
Creo que ya te he dado bastante.
Se arrodilló frente a mí, expulsó el humo de su cigarro directamente en mi cara haciéndome toser.
Frank
¿Crees que esto es un juego?
Frank
¿Crees que puedes venir a hacer lo que quieras?
Frank
Cierra la boca. El sonido de tu voz me tiene harto...
Frank
¿Sabes? ¡Tal vez debería echarte de aquí de una buena vez!
Lo miré desde abajo con ojos suplicantes, aferrando mis manos al dobladillo de su pantalón.
No me alcanzaba para un quinto con los otros 3 trabajos que tenía. Todo se iba a las facturas del hospital.
Mi hermana también debía comer...
Además, si yo me iba... ¿Qué sucedería con Michio?
Se quedaría completamente solo en este maldito lugar...
No podía dejarlo solo aquí.
Yori
Frank... por favor...
Yori
Te lo pagaré todo esta noche... lo prometo.
Frank
¿Cómo puedes pensar siquiera en...
Paró de hablar abruptamente, una sonría torcida formándose en su cara.
Frank
Creo que sí hay un modo en el que puedes pagármelo.
Me encontraba sentado en medio de los dos hombres, uno de ellos con sus manos dentro de mi camiseta mientras el otro fumaba cigarro tras cigarro.
Jun
Wow... realmente eres lindo.
Jun
Tu cuerpo es bastante suave al tacto.
Él bajaba sus manos hasta mi cadera y mis piernas, apretando la piel de allí con rudeza.
Se acercó a mi oído mientras me pegaba a su pecho.
Jun
Tus reacciones también son muy lindas...
Jun
Puedo ver que lo estás disfrutando...
No podía evitar sonrojarme mientras él empezaba a meter su mano entre mis piernas.
Jun
Oye, Yasu. ¿No quieres probarlo?
Jun
Es de los que te gustan.
El hombre se giró, escaneando mi cuerpo y rostro con la mirada antes de girar la cabeza lejos.
Yasu
No me gustan las p***** baratas.
Mis ojos se abrieron de par en par.
¿Qué era lo que ese idiota había dicho?
¿De verdad está pensando que hago esto por gusto?
Ya verá... nunca dejaría que las cosas se queden así.
Jun
Hey, ¿A dónde crees que vas?
Me separé del hombre que sostenía y me incliné sobre el sofá, gateando hasta llegar al regazo de aquel hombre que me había insultado en la cara.
Michio
Podré ser una p****...
Dije mientras mis manos se aferraba a sus hombros y bajaba mi cadera para sentarme sobre él.
Michio
Pero jamás, una barata.
Tomé su rostro con las manos y uní mis labios con los suyos en un beso hambriento.
Sin dejarle ni siquiera un momento para responder.
Comments