Capítulo 4

Cassandra

Subí al cuarto y, aunque ellos hubieran seguido hablando, no los oí, porque estaba inmersa en un odio tan profundo que no conseguí escuchar ni una sola palabra. Mi respiración era pesada, mi cuerpo temblaba, y aún no podía creer todo lo que les dije, pero no me arrepiento de una sola palabra, al contrario, creo que podría haber dicho mucho más, merecían que hubiera hablado todo lo que está atascado desde hace años, pero para una primera afrenta estoy satisfecha conmigo misma.

Arreglé rápidamente una maleta mediana con algunas ropas y artículos de higiene personal. Decidí salir de esta casa, aun sabiendo que es una actitud irreflexiva ya que no tengo a dónde ir, aun así, sé que estoy haciendo lo correcto. No puedo seguir aquí, no puedo.

Si al menos hubiera conseguido guardar algo de mi salario, pero la sinvergüenza de mi madre robó mi tarjeta y gastó todo mi dinero que juntaba ya desde hace algún tiempo, centavo por centavo ella usufructuó de mi dinero y cuando vi ya era demasiado tarde.

Aun así, sin dinero alguno, no me quedo en esta casa ni un minuto más. Porque sé que ella va a llamar a Renan para que venga aquí y va a querer obligarme a disculparme y eso no lo haré jamás.

Puede que no tenga nada en esta vida, pero mi orgullo pretendo mantenerlo, aunque no sea mucho después de todo lo que pasé, pero no voy a humillarme por algo en lo que no estoy equivocada, eso nunca.

Pasé la maleta por la espalda usando la correa transversal y salté por la ventana, y con la ayuda de un árbol que había cerca de ella conseguí llegar con seguridad al suelo.

Salí andando sin rumbo, sin saber a dónde ir. Todo a lo que me dediqué toda la vida fue a esos dos sanguijuelas y a mi paicito que no tuvo tiempo de vivir una buena vida, así como yo no tendría si continuara en aquella casa. Mi padre fue solo absorbido por aquellos dos y yo estaba en el mismo camino que él, morir en una cama sin haber realizado ningún sueño.

Yo sé que mi padre tiene culpa en el registro y no es ningún santo, él me contó la historia, pero es aquello, ¿sabes?, todo se explica pero nada se justifica. Lo que él hizo no justifica la forma en que soy tratada, pero explica un poco, yo creo, aunque muchas mujeres pasan por eso y no actúan de tal manera.

Mis padres se casaron a la fuerza, él tuvo un rollo con ella y ella quedó embarazada y con eso mi padre fue obligado por mis dos abuelos a casarse con Elisabeth, aun no sintiendo nada por ella.

Ellos eran jóvenes y no que eso justifique la canallada de mi padre, porque eso dejé claro para él, que lo amaba pero no concuerdo con lo que él hizo y ni paso paño.

Mi padre engañó a mi madre aún embarazada y ella a su vez, en vez de terminar, o al menos desquitarse con mi padre, no, acabó por continuar con él y desquitarse conmigo toda la rabia y frustración, aún más cuando veía toda demostración de afecto que él tenía conmigo y no para con ella. Solo que yo no tuve culpa de lo que sucedió, mi padre fue un canalla con ella y no yo, y al final yo fui la única que sufrió con los celos enfermizos de ella, que no me quería ni cerca de mi padre.

Aun sabiendo de la burrada que él hizo, yo jamás dejé de amarlo, no pude, él fue el único que estuvo a mi lado toda la vida, cuidó de mí, me protegió y me dio amor y cariño incondicional.

Había andado por cerca de media hora y solo ahí paré en una parada de autobús ya a varias y varias manzanas de casa, coloqué mi maleta en el banco y me acosté usándola de almohada y allí acabé durmiendo, aun con el frío que hacía yo estaba bien abrigada y no tendría una hipotermia, al menos espero que no.

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En la mañana siguiente desperté extremadamente temprano, con el ruido de los coches que ya comenzaban a movimentar la calle que hacía poco estaba calma y silenciosa.

Me levanté, y tomé el próximo autobús que vi que seguiría rumbo a mi trabajo.

Llegando a la empresa, una pequeña empresa en el ramo de coches que pertenecía al padre de Renan, de la cual él comandaba, fui directo para el vestuario, tomé un baño, me cepillé los dientes y arreglé mi cabello, intentando fingir que no pasé la noche en un banco de parada de autobús duro y helado, pero no que no estuviera acostumbrada, a veces cuando menor mi madre me colocaba de castigo, especialmente cuando mi padre necesitaba viajar a trabajo. Ella aprovechaba y me colocaba para dormir en el patio y yo dormía en el suelo de la casita de muñecas que papá construyó para mí, al menos yo tenía un techo en las noches en que llovía mucho. Gracias a situaciones así cogí pánico de oscuro y tengo mucho miedo de quedar sola en la oscuridad, sé que nada va a suceder pero aun así, tengo miedo. Ya que a veces mi madre se aprovechó de eso para agredirme en medio de la noche en medio a la oscuridad, generalmente ella me golpeaba en locales menos visibles, pero no que eso fuera regla, algunas veces hasta desmayé de tanto apalear. Pero al día siguiente ella trataba de cuidar de las heridas antes que papá volviera, y cuando él volvía y alguna herida era perceptible ella me obligaba a decir que caí de la escalera o cosa del tipo. Mi brazo fue quebrado dos veces y pasé días hasta recibir atención. En la primera vez el médico fue obligado a quebrar nuevamente mi brazo pues ya estaba cicatrizando en el local errado, fue uno de los peores dolores que sentí en la vida.

Después de lista subí para el escritorio de Renan, ya que aún trabajaba para él.

Generalmente Renan llegaba tarde, lo que me daba tiempo de prepararme para encontrarme con él, cosa que no estaba ni un poco a fin.

Yo iba a pedir mi dimisión hoy, estaba dispuesta a salir aún sin tener otro empleo, no quería ni mirar la cara de él, pero con esa salida de casa no puedo salir de aquí sin antes arreglar otro empleo sería como dar un tiro en el propio pie, al final, no tengo un solo centavo. Siendo así tendré que aguantar aquel insufrible a cualquier costo.

Llegando allá arriba di de cara con Renan sentado en su mesa con la puerta abierta. Y él a su vez así que me vio pidió que entrara y cerrara la puerta.

Quedé con cierto miedo de lo que estaba por venir pero lo hice sin pestañear. Era extremadamente extraño verlo allí a esa hora, lo que me hacía creer que las cosas eran peores de lo que yo imaginaba que serían.

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