Mi dulce abuelita materna solía decir que el mundo es un pañuelo, más temprano que tarde te terminas cruzando con la persona que menos esperas en el lugar menos pensado; exactamente lo que me estaba sucediendo a mi.
Okey okey okey, cabía la posibilidad de que en realidad no sea la misma persona y solo sea una coincidencia del destino algo rebuscada y cómica. Una alegoría sinistra del universo, que mostraba mi homosexualidad latente, que trataba de ocultar del mundo, personificada en la primer mujer que bese en mi existencia.
Emmm quizás debo de dejar de tomar energizantes….
No podía creer lo rápido que esa piba me había movido el piso. Estaba en crisis; Verla ahí , tan despreocupada, tan linda-más linda de lo que la recordaba-,con esa mirada intensa…No era capaz de pensar en otra cosa. Era lo único que tenía en mi mente; ella y en qué debería hacer ahora que el universo nos había cruzado. Mi cabeza era un puto desorden.
-¿Entonces qué pensas?- la voz de mi pequeña hermana me puso los pies en la tierra de nuevo.
-eh, ¿qué ?
-De la nueva camiseta, ¿que color te gusta más?
-Las dos me parecen muy copadas- tire para safar pensando que no se daría cuenta que no escuche nada de lo que me dijo.
-¡No me estás escuchando o que te pasa!
Mierda. Ambar enojada era peor que el mismísimo diablo.
-Tiempo, tiempo- le grite a mi hermanita parando en medio de la plaza.
-no jodas migue, apenas vamos 20 minutos.
-Queres que te preste atención, que corra, que mas queres, nena? Tu hermana es vieja.
Todos los miércoles y jueves acompañaba a BamBam a entrenar en una plaza muy lejos de casa. Ella estaba dentro de un equipo de fútbol femenino y siempre buscaba estar en forma para dar lo mejor de ella. Sin embargo entrenar no era lo mío y casi siempre terminaba muerta antes de que ella siquiera necesitará agua.
-Cecilia, tenes 20 como puede ser que te falte el aire tan rápido -Ambar rodó los ojos mientras ponía los brazos en jarra.
-Problema mío nena, respeta a tus mayores.
-Quizás deberías dejar de fumar.
-¿Quién te dijo a vos que yo fumo? deja de escuchar cuentos, nena- chasquee la lengua tratando de que dejara de molestarme.
-Marta me dijo que te vio fumando la otra vez que pasaste por Daniela- aseguró y luego levantó una mano y la agitó en el aire-, hablando de roma, ahí están ellas.
Ámbar salió corriendo hacia las recién nombradas y yo sentí como comenzaba a ponerme colorada.
Ahí estaba ella, la chica por la cual había dejado ya hace varios meses de comprar rubor.
-¡Lia!-grito luego de saludar a mi hermana y se acercó hacía mí trotando.
Su cabellera rubia estaba peinada en una coleta alta, con ropa deportiva color rosa chicle que le quedaba encantador con su color de piel durazno.
Si bien no era amante de la ropa deportiva, no podía negar que a Daniela le quedaba genial, al punto de que si la grababa en este mismo momento podría usar el vídeo tranquilamente para promocionar la marca.
- Que pasa perdida, tanto tiempo.
Me reí algo nerviosa pensando en su comentario.
-La facu, que te digo-menti.
-Ya veo, señorita responsable- ambas empezamos a caminar nuevamente siguiendo el paso de nuestras hermanas- haces que me de un cagazo terminar la secundaria.
-No es tan malo, es peor- comente recibiendo un golpe en el hombro como respuesta.
-Gracias por el aliento, sos pésima dando consejos, sabes?
-Para lo que gustes.
Así seguimos caminando y charlando un rato mientras nuestras hermanas entrenaban. Hablamos de todo un poco ;La última película, cuál es la canción que más suena en la radio, el boliche que está de moda y cosas por el estilo. Me parecía una locura a veces todas las cosas que teníamos en común, nuestra manera de pensar y puntos de vista simplemente encajaban.
-Su último álbum es lo más, no se como es posible que tengan tan poco reconocimiento.
-Si, esta generación es una mierda, no sabe de buena música-comente cerrando la botella de agua de la cual acababa de beber
-DANI, LIA!- gritaron nuestras hermanas desde la pequeña cancha de fútbol que había en medio del parque-, está libre, vengan!!
-Odio esto-dije sin ánimo y con ganas de volver a casa-, por que no se interesó por karate o boxeo?
-jajaja que amargada.Dale, no seas ortiva Lia-agarro mi mano y comenzó a arrastrarme hasta la cancha.
-Porfa, tranquilamente pueden jugar ustedes tres solas, saben que soy un queso.
-Que tiene que ver, lo hacemos por diversión-comenzó a decir caminando para atrás sin mirar donde pisaba- no por otra..
-DANI EL ESCALÓN!-gritaron las nenas al unísono, pero demasiado tarde.
Daniela trastabilló para atrás luego de pisar mal el escalón. Rápidamente la agarré de la cintura para evitar que caiga, pero no pude mantener el equilibrio, así que termine en el suelo con Dani sobre mi, mientras las nenas se doblaban de la risa.
Dani se incorporó un poco y me observó como asegurándose de que este bien, pero cuando nuestros ojos se encontraron un silencio incomodo se apoderó de nosotras, o quizás era solo yo que me había quedado en blanco al darme cuenta de la cercanía de nuestros rostros.
-Perdon, estas bien?- pregunto ella pero tardé unos segundos en responder, o mejor dicho en asentir torpemente con la cabeza- por que me miras tanto? Tengo labial de frutilla, si queres probar.
Había días en los cuales me preguntaba qué era lo que me había enamorado de Daniela, y por más que lo pensaba aún no había llegado a dar con la respuesta. Sin embargo, si sabía una cosa; su absoluta existencia bastaba para poner mi mundo de cabeza.
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