Rival en estudios

Se estaba acercando la graduación de sexto año.

La maestra había olvidado el incidente. Empezó a ensayar a los niños el vals para la ceremonia.

Las niñas corrieron a buscar su pareja. Odette no alcanzó pareja.

Pero lejos de ponerse triste, se dijo a sí misma que más valía sola que mal acompañada.

El día de la graduación, la maestra acomodó a todos los niños con sus parejas.

Y vio a Odette sola. ¿Dónde está tu pareja, Odette?, le preguntó.

No tengo, contestó ella.

Bueno, no te preocupes, Gonzalo y Uriel no tienen pareja, bailarás con los dos.

Y así, la sala se engalanó con los niños bailando el vals, pero hubo algo que les llamó la atención, Odette pasó bailando el vals con un niño de cada lado.

Odette se veía muy feliz. Ella lloró, pero no de tristeza, lloró de alegría por salir de la escuela que le trajo tantos sinsabores.

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En otra escuela también se estaba celebrando otra graduación.

Aurora bailaba el vals con un niño muy guapo. Ella, por el contrario de Odette, sí había hecho nuevas amigas. Se veía muy feliz.

Los padres de ella le habían preparado una merienda con sus amigas para celebrar que terminaba un ciclo escolar y empezaría otro. Aurora sacó de promedio 9.6.

En el fondo de su alma recordó a Odette, ella siempre había sido su amiga a pesar de lo mal que se portó con ella.

Era muy chica para andar por la calle como si nada.

Por eso no la había vuelto a ver desde aquel día que se despidieran.

Igual tampoco había visto a Dafne.

Y, hablando de ella, Dafne bailaba el vals con un chico de su escuela.

Se había graduado de sexto año. Los padres de Dafne también le habían preparado una fiesta.

Así las cosas, las tres mosqueteras vivían su vida cada una en sus respectivas ciudades.

Dafne se iba a ir con sus padres a San Luis Potosí, allá estudiaría la secundaria.

Aurora se iría con sus padres a Jalisco y Odette se quedaría en Monterrey.

Ese día que Odette recibió su certificado de primaria, la maestra Amparo le dijo: espero que sigas adelante, de todos modos el concurso se canceló porque la directora enfermó y no pudo asistir. Además, me dijeron que tú eras la más viable a ganar el concurso. Así que, todo queda en el olvido. Éxito en tu vida.

Entonces, la maestra Amparo le dio un abrazo de despedida.

Odette le dio las gracias y se fue con sus padres y hermano.

Se reconfortó al escuchar las palabras de la maestra.

El primer día de clases en la secundaria Odette iba feliz. A ella le gustaba mucho la escuela. Siempre sacaba las mejores calificaciones.

Varios días después, Odette se enamoró en silencio de un chico llamado José Juan, él tenía muy buena actitud, siempre sonriendo. Odette lo admiraba, pero él nunca volteaba a verla.

Cada que lo veía, su corazón palpitaba aceleradamente. Se conformaba con verlo, como era muy tímida no se atrevía a iniciar una plática.

Odette tenía una prima en esa escuela que era bien chismosa.

Ella se dio cuenta de cómo miraba a José Juan y la encaró. Prima, ¿estás enamorada de ese chico?, si tu papá se llegara a enterar no iba a gustarle nada.

No te metas, Jocelyn. Vive tu vida y a mí déjame vivir la mía.

Acuérdate que tu papá te dijo que nada de novios.

José Juan no es mi novio, ni siquiera llegamos a amigos.

Odette sintió tristeza porque José Juan no la tomaba en cuenta para nada.

Es mejor así, no quisiera contarle a mi tío Luis sobre esto.

Metiche, dijo Odette y entró a si salón.

José Juan también estaba en el mismo grupo que ella.

Se sentaba a un lado de ella en otro pupitre.

Aunque no se hablaban, ella lo sentía respirar a su lado.

Suspiraba enamorada.

Lo malo de esto es que José Juan jamás se fijó en ella.

Odette se guardó su amor en el fondo de su corazón.

Ya llevaba dos "amores", Raúl y José Juan.

La vida siguió su curso. A mediados de clases entró un chico nuevo llamado José Ramón.

Este muchacho venía de otra secundaria, lo habían cambiado porque sus padres cambiaron de domicilio.

Él era muy inteligente, siempre sacaba las mejores calificaciones y los primeros lugares. Y no estaba dispuesto a dejarse ganar por nadie.

Cuando supo que Odette era la más inteligente se acercó a ella.

Hola, soy José Ramón, ¿te parece si comemos juntos en el descanso?

Está bien.

Cuando sonó el timbre del recreo José Ramón esperó a Odette y juntos se fueron a sentar a una de las bancas que había en la escuela.

Me han dicho que tú sacas las mejores calificaciones.

¿Quién te dijo eso?

José Juan, él me dijo que eras la más inteligente del salón.

Al oír el nombre de José Juan se le iluminaron sus ojos; José Juan sí reparaba en ella.

Bueno, hasta ahora he sacado 10 en todos los exámenes, hasta me han dejado exenta en varios (antes 10 era la más alta calificación).

Pues quiero que sepas que yo también he sacado 10 en todos los exámenes, y así pienso seguir.

Me parece bien. ¿Quieres un sándwich?, traje dos.

Sí, gracias.

A José Ramón le cayó bien Odette, la vio muy tranquila y seria.

Quiero que seamos amigos, y que los dos luchemos por conseguir el primer lugar, y que gane el mejor, ¿aceptas?

Odette lo observó unos instantes y luego dijo: acepto, pero que no haya rivalidad entre tú y yo.

Está bien, chócala, dijo él sonriendo.

Así, los dos compañeros de clase se esmeraban por sacar las mejores calificaciones.

Al final del año, ambos empataron en el primer lugar.

¡Felicidades, Odette!, eres una gran amiga.

Felicidades a ti, eres un gran amigo.

Esas amistades solo eran de escuela porque al finalizar la secundaria ya no se verían más.

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